El Banco Central de El Salvador advirtió que si se demora la ayuda internacional y se retrasan las obras de reconstrucción podrían revertirse los logros económicos y sociales alcanzados en este país en los últimos 12 años.
El presidente del Banco Central, Rafael Barraza, dijo a IPS que la reconstrucción de viviendas y de infraestructura pública debe iniciarse de inmediato para evitar que se pierdan las conquistas sociales y aumente considerablemente la pobreza.
«Con los terremotos muchas familias han perdido sus casas, que no solamente les servían como lugares de residencia, sino también como sedes de sus microempresas», indicó Barraza, uno de los funcionarios más cercanos al presidente Francisco Flores.
El funcionario salvadoreño considera que si no se logra un consenso en el país para tomar medidas rápidas y efectivas, podría presentarse una etapa de deterioro social similar a la vivida antes de la firma de la paz, hace 12 años.
La economía salvadoreña, considerada actualmente la más libre de América Latina, había alcanzado en los últimos años logros económicos destacados por economistas de la región.
Estos logros, entre los que figuran los buenos resultados macroeconómicos, el tipo de cambio fijo y el creciente ingreso de remesas, que este año superará los 1.600 millones de dólares, animaron al gobierno a emprender el 1 de enero un proceso de dolarización.
En momentos en que esperaba un año de despegue económico, el país sufrió el 13 de enero un terremoto de 7,6 grados en la escala de Richter y exactamente un mes después, otro temblor de 6,6 grados volvió a provocar el pánico colectivo.
La destrucción aumentó el sábado 17, cuando un nuevo terremoto de 5,3 grados destruyó viviendas y edificios públicos, afectando el ánimo de una población que aún no se reponía de los dos anteriores.
Los tres terremotos han dejado un saldo de 1.132 muertos, más de 300.000 viviendas dañadas, 1,3 millones de damnificados y pérdidas económicas que superan los 2.600 millones de dólares.
A pesar de esta situación, el gobierno mantiene las metas económicas que había fijado a principios de año: un crecimiento de producto interno bruto (PIB) de 3,5 por ciento y una inflación de tres por ciento anual.
Algunos críticos sostienen que la baja inflación se mantendrá debido a la sustancial disminición de la capacidad de compra de la población.
Barraza indicó que si bien ha caído el consumo tras los terremotos, en los próximos días se podría vivir un aumento temporal de la inflación debido a la escasez de algunos productos.
El Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (PMA) fue más allá y aseguró en un informe dado a conocer esta semana que El Salvador podría sufrir una hambruna debido a que se han agotado las reservas de comestibles, ya que fueron distribuidos entre 450.000 personas afectadas por los terremotos.
La calidad de vida de la población también enfrenta serios desafíos, pues según datos oficiales los sismos han dejado como herencia 45.000 nuevos desempleados en este país de seis millones de habitantes.
Por otra parte, las toneladas de escombros están atentando contra la salud pública, como lo evidencia que en los últimos días hayan aparecido 250.000 casos de enfermedades respiratorias.
Para evitar un mayor retroceso social Barraza considera indispensable que el Congreso ratifique tres préstamos contraídos con organismos financieros internacionales que permitirían la llegada al país de 181,7 millones de dólares.
Pero el principal partido de oposición, el izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), pone condiciones para votar esos créditos.
«Vamos a estar de acuerdo en ratificar esos préstamos siempre y cuando el gobierno nos garantice que los recursos se van a destinar a la reconstrucción y los damnificados», dijo a IPS el diputado Manuel Melgar, del FMLN, quien subrayó que su partido se niega a extenderle «un cheque en blanco» al gobierno. (FIN/IPS/nms/ag/dv if/01
