ECONOMIA-ARGENTINA: El síndrome turco

La vulnerable economía de Argentina, puesta en riesgo por la crisis financiera en Turquía, debe lidiar con la desconfianza de los inversores, estimulada por la caída del real en Brasil y por la expectativa de moderada reducción de intereses en Estados Unidos.

Argentina y Turquía comparten la experiencia de haber recibido en diciembre respaldo financiero del FMI y de otros organismos multilaterales para evitar un cese de pagos.

El gobierno argentino obtuvo 39.500 millones de dólares en crédito disponible en caso de necesidad, una operación similar a la que benefició a Turquía, que consiguió 11.000 millones. Por eso, la crisis de esta semana en Ankara sembró el pánico en Buenos Aires.

El mercado de valores de Argentina, como el de casi todas las economías emergentes, cayó en los primeros días de esta semana. Lo mismo ocurrió con los títulos públicos.

También aumentaron los intereses de los créditos para Argentina el martes, cuando licitó la colocación de letras del tesoro, y sólo el jueves se calmaron en parte los mercados.

Las causas de la crisis financiera desatada esta semana en Turquía también tienen puntos de coincidencias con lo ocurrido en Argentina.

La fuerte disputa entre el presidente turco Ahmed Necdet Sezer y su primer ministro Bulent Ecevit provocó la zozobra económica en un país altamente endeudado y con alta inflación.

En ese marco, Ecevit recibió este viernes el respaldo del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, quien le pidió que continúe con las reformas económicas impulsadas desde fines de 2000 en cooperación con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Mientras, la decisión adoptada el jueves por Ankara de liberar el tipo de cambio provocó la depreciación de 31 por ciento de la lira, la moneda turca, respecto del dólar, pero permitió recuperar en parte la confianza de los inversores.

La rápida reacción de las autoridades turcas para evitar una debacle aún mayor fue valorada en los mercados financieros mundiales.

En tanto, en Argentina, la cautela sigue reinando. El secretario de Finanzas, Daniel Marx, se esforzó por demostrar las diferencias entre Argentina y Turquía en materia de solidez bancaria.

La experiencia de la crisis mexicana de 1994 y su fuerte impacto en la economía argentina obligó a sanear el sistema financiero de este país.

No obstante, el ministro de Economía, José Luis Machinea, admitió el jueves una posible corrección a la baja de la meta de crecimiento de 2,5 por ciento para este año, y considera realizar una gira para explicar las diferencias entre Argentina y Turquía.

Machinea y Marx aseguran que la debilidad de los bancos turcos sólo es comparable con la situación argentina de 1995, cuando cerraron centenares de entidades, y no con la actual.

«Argentina no sufrirá el impacto de la crisis en Turquía», confió Machinea. La misma opinión tiene el director gerente del FMI, el alemán Horst Koehler,

En cambio, analistas privados y consultores internacionales creen que el peligro aún no pasó para Argentina.

Varios economistas de bancos de inversión estadounidenses temen que la crisis turca sólo empiece, y que a ella se sumen otros factores para perjudicar el ambiente de confianza que requieren los inversores a los países en desarrollo.

Entre los asuntos que más mencionan esos economistas se cuenta la creciente depreciación de la moneda brasileña y la expectativa de una reducción sólo moderada de intereses en Estados Unidos.

Respecto de la crisis en Turquía, los analistas se dividen entre quienes piensan que se superará rápidamente y los que creen que se prolongará hasta provocar más víctimas, y una de ellas puede ser Argentina. (FIN/IPS/mv/dm/if/01

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