El gobierno de Colombia y las insurgentes FARC reanudaron hoy las negociaciones para un acuerdo de paz, después de tres meses de interrupción y con la propuesta de cese del fuego en el sangriento conflicto armado como asunto principal.
La nueva etapa de diálogo comenzó «con mucha esperanza e interés» y la intención es desarrollar los puntos del acuerdo alcanzado el viernes por el presidente Andrés Pastrana y el líder de las izquierdistas FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), Manuel Marulanda, dijo el alto comisionado presidencial para la paz, Camilo Gómez.
Tres asuntos básicos serán abordados por las partes en la reunión, que se realiza en Los Pozos, una localidad de la zona de distensión de 42.000 kilómetros cuadrados que las FARC controlan en el sudeste, y que probablemente continuará hasta el viernes.
Se trata de de «la agenda común (de 13 puntos acordada en 1999), el cese al fuego y hostilidades y el intercambio humanitario de prisioneros», informó Gómez, jefe de la delegación gubernamental.
Según el acuerdo firmado por Pastrana y Marulanda, también en Los Pozos, los negociadores designarán una comisión para resolver los problemas que afecten el diálogo y determinar un mecanismo para evaluar la situación en la zona de distensión.
La reanudación de las negociaciones fue convenida por Pastrana y Marulanda tras dos días de conversación directa.
Otro punto del acuerdo es la creación de una comisión para abordar el caso de los paramilitares de derecha, cuya actividad llevó en noviembre a las FARC a suspender el diálogo con el gobierno.
Así mismo, se convino la prórroga hasta octubre de la zona desmilitarizada de distensión, aceptada por el gobierno en noviembre de 1998 para las negociaciones con las FARC.
Camilo González, del movimiento Mandato por la Paz, que solicitó con 10 millones de firmas la solución negociada del conflicto armado, dijo a IPS que los contactos de esta nueva etapa seguramente se concentrarán en cuestiones de procedimiento y no cabe esperar «resultados inmediatos».
Los negociadores discutirán medios de prevención de obstáculos en el reanudado diálogo, indicó González. Luego «deben empezar a producirse en la mesa gestos de paz que devuelvan la confianza de la opinión pública hacia el proceso», agregó.
Entre los gestos que demanda la sociedad a las partes se cuenta el cese del fuego, que había comenzado a tratarse cuando las FARC decidieron congelar las negociaciones, observó González.
Las FARC y el gobierno intercambiaron en julio en sobres cerrados sus respectivas posiciones para la discusión del cese del fuego, y con el mismo propósito fue creada una comisión dependiente de la mesa de negociaciones, que debía rendir su primer informe en diciembre.
Se aguarda ahora la discusión franca de ese asunto clave, ya que cada parte tuvo la ocasión de considerarlo, pero algunos analistas advirtieron que lograr el pacto de cese del fuego será difícil.
Para el gobierno, se trata de algo más que el «silencio de los fusiles» propuesto por las FARC y debe comprender el fin de los secuestros que los guerrilleros perpetran para obtener parte de sus ingresos, y de los ataques a la población civil.
Las FARC han dicho que «no secuestran», sino que «retienen» personas con patrimonio superior a los dos millones de dólares, para financiar la guerra a la que han sido llevados por el Estado.
«El cese al fuego es la aspiración de todos y ojalá lleguemos a un acuerdo para evitar que más pueblos sean destruidos, que más personas sean secuestradas y que más niños mueran inocentemente en los ataques», dijo Gómez.
Los acuerdos logrados la semana pasada por Pastrana y Marulanda fortalecen la credibilidad del proceso de negociación, según 46 por ciento de las personas encuestadas por el diario El Tiempo.
Así mismo, 76 por ciento de los consultados aprobaron la decisión de las partes de conformar una comisión de personalidades para estudiar el caso de los paramilitares, a quienes las FARC responsabilizan de 80 por ciento de las masacres de civiles cometidas en 2000. (FIN/IPS/yf/ff/ip/01
