ASIA SUDORIENTAL: Peligrosa tensión entre Birmania y Tailandia

Un sangriento combate entre tropas de Birmania y Tailandia extremó la tensión en la frontera, donde operan fuerzas rebeldes birmanas y se suceden las escaramuzas.

El incidente, el más grave de los últimos años, causó la muerte de seis civiles y de decenas de soldados birmanos, según la versión del ejército tailandés. Comenzó el 8 de este mes, cuando fuerzas birmanas ingresaron en Tailandia en persecución de rebeldes de la etnia shan.

"Las escaramuzas con el ejército birmano son frecuentes en la zona limítrofe y nada va a cambiar hasta que la cuestión sea abordada como un problema fronterizo específico, en lugar de discutirse la naturaleza de las relaciones con Birmania», advirtió un periodista tailandés.

Los soldados birmanos entraron en la norteña provincia de Chiang Rai, ocuparon el cuartel de Ban Pang Noon, en el distrito de Mae Fah Luang, y tomaron prisioneros a 19 militares tailandeses.

Pero los cautivos lograron escapar y el ejército tailandés reaccionó con dureza. La lucha se extendió, con fuego de artillería y de morteros, a las localidades fronterizas de Mae Sai, en Tailandia, situada en una de las principales rutas del comercio entre los dos países, y de Tachilek, en Birmania.

La junta militar de Birmania está empeñada en someter a las minorías étnicas que habitan la frontera con Tailandia.

La campaña militar ha sido exitosa frente a dos grupos, los mon y los karen, pero aún subsiste la resistencia del insurgente Ejército del Estado Shan, que lucha por la autonomía de esa etnia.

Las fuerzas birmanas y su aliado el Ejército Unido del Estado Wa (UWSA), una formación irregular de 20.000 efectivos, han invadido varias veces territorio tailandés para perseguir a los guerrilleros shan, que tienen allí su refugio.

El UWSA, considerado una importante amenaza por el ejército tailandés, es responsable de la producción y la venta ilegal en Tailandia de metamfetaminas. Mientras, el ejército tailandés apoya de modo encubierto a los rebeldes shan, que se declaran opuestos al tráfico de drogas en la frontera.

Se calcula que un millón de tailandeses son adictos a las metanfetaminas o «ya baa» o «droga loca», como se las conoce en el país.

El ministro de Relaciones Exteriores de Tailandia, Surakiart Sathirathai, se ha pronunciado por el diálogo con Birmania para acabar con la tensión, pero los jefes militares piensan de otro modo.

La consecuencia de la división de opiniones en el nuevo gobierno de Thaksin Shinawatra es la falta de una política coherente ante el país vecino. Algunos ministros proponen una actitud conciliadora ante el Consejo de Estado para la Paz y el Desarrollo, como se autodenomina la junta militar birmana.

El jefe del ejército, general Surayud Chulanont, y el comandante del tercer cuerpo de la misma fuerza, general Wattanachai Chaimuenwong, condenaron la incursión birmana del día 8 y aseguraron que no se produjo por error, sino que fue intencional.

«No podemos tener ninguna certeza acerca de Birmania. En mi opinión, los comandantes birmanos que causaron el conflicto deben ser llevados ante un pelotón de fusilamiento», dijo Wattanachai, citado por un periódico.

Pero el ministro de Defensa, Chavalit Yongchaiyudh, contradijo la versión de los jefes militares, al afirmar que la incursión de tropas birmanas no fue intencional y se debió a que los límires no están claramente demarcados.

"El problema es que Tailandia no tiene una política única ante Birmania. Cada ministro y cada director de departamento actúa por su cuenta, en función de intereses políticos y económicos», señaló un periodista birmano radicado en Tailandia.

El régimen militar birmano saca partido del desacuerdo entre las autoridades tailandesas, pero también está dividido y esa circunstancia aumenta la incertidumbre y la volatilidad de la situación de la frontera.

«Los últimos choques en territorio tailandés se debieron a la lucha de poder que se libra dentro de la junta militar de Birmania», aseguró en la norteña ciudad tailandesa de Chiang Mai un militante de la Unión Democrática Shan.

Hay diferencias de opinión en el régimen birmano. El jefe de inteligencia, general Khin Nyunt, y el general Maung Aye, vicepresidente del gobernante Consejo de Estado para la Paz y el Desarrollo y también jefe del ejército, están enemistados, según aseguran los opositores.

Las mismas fuentes consideran a Khin Nyunt más liberal y tendente al diálogo con los grupos étnicos insurrectos y con el principal partido de oposición, la Liga Nacional por la Democracia, de la premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi.

En cambio, Maung Aye no acepta ninguna negociación y pretende acabar con los disidentes, dice la oposición.

Los combates con tropas de Tailandia fueron resultado de esa lucha por el poder e instigados por Maung Aye para confirmar su autoridad ante sus adversarios en el gobierno y para respaldar su exigencia de fortalecimiento del ejército, afirmaron activistas y estudiantes opositores. (FIN/IPS/tra-en/tag/js/ff/ip/01

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