SALUD-EUROPA: Crece temor al síndrome de los Balcanes

La posibilidad de que el uso de armas con uranio empobrecido por parte de la OTAN durante la guerra contra Kosovo haya incrementado los casos de cáncer en los Balcanes también causa revuelo en Montenegro, la república que junto a Serbia forma parte de Yugoslavia.

Por esta razón, Montenegro se prepara para realizar una limpieza profunda de una de sus penínsulas más pintorescas. El gobierno, que padece medidas de austeridad, no obstante destinó 250.000 dólares para limpiar durante tres meses unos 3.500 metros cuadrados en el minúsculo cabo Arza de la península Lustica.

Equipos especiales de descontaminación dedicados a la basura radiactiva se encargarán de la limpieza de la basura radiactiva que se extendió por el cabo Arza durante los bombardeos de la OTAN contra las instalaciones de la Armada yugoslava en Montenegro, en 1999.

Mientras, el ministro de Salud de la vecina Bosnia Herzegovina, Bozo Ljubic, anunció que «se debe realizar una profunda investigación respecto de los posibles efectos del uso de proyectiles de uranio empobrecido y sus riesgos para la salud».

Ljubic solicitó una reunión sobre el problema con representantes de las fuerzas internacionales estacionadas en Bosnia y de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El oncólogo bosnio Adnan Cardzic confirmó el aumento de los casos de enfermedades malignas registradas en el país desde fines de la guerra, aunque no opinó sobre las posibles causas.

«No podemos confirmar ni negar los informes que atribuyen el incremento al uso de municiones de uranio degradado porque no hemos investigado las causas», explicó.

Sin embargo, reconoció que el incremento en el número de tumores malignos podría, en teoría, ser una consecuencia del uso de proyectiles de uranio degradado.

A pesar de la aparente falta de pruebas, unos 30 limpiadores de minas de la unidad Mungos del ejército en la vecina Croacia serán sometidos a exámenes médicos el día 17 para aplacar el temor por lo que se ha dado en llamar el «síndrome de los Balcanes».

La unidad Mungos participó en la remoción de minas realizada en Kosovo entre julio y octubre de 1999.

Soldados croatas fueron expuestos a las municiones de uranio empobrecido y se teme que la práctica de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) de arrojar los proyectiles sobrantes de los bombardeos sobre Yugoslavia en el mar Adriático constituya un riesgo para la salud humana a través de la pesca.

La subsecretaria de relaciones exteriores de Croacia, Josko Paro, informó que su país solicitará a la OTAN que revele si los proyectiles arrojados al Adriático contienen uranio degradado.

Los aviones de guerra de la OTAN arrojaron bombas en nueve zonas que abarcan 1040 millas náuticas en aguas internacionales del mar Adriático durante los bombardeos a Kosovo.

«No creo que la radiación sea mayor (a la normal), ni creo que los peces no sean aptos para el consumo humano, pero de todas maneras realizaremos nuestra investigación para disipar los temores del público», anunció Nenad Smodlak, un representante del Centro de Investigación Marina.

Incluso si proyectiles con uranio empobrecido fueron arrojados al Adriático, estos no representan una amenaza inmediata ya que no habrían sido activados, explicó.

El centro de investigación analizará la calidad del agua marina de la costa croata durante un mes para evaluar el nivel de radiación.

Pero no todas las reacciones surgidas en Croacia son tan pacíficas. El líder opositor del ultraderechista partido HSP, Dobroslav Paraga, acusó a Estados Unidos de violar el derecho internacional que prohíbe el uso y la proliferación de armas atómicas.

Paraga aseguró que un coronel retirado del ejército estadounidense y profesor del Departamento de Medicina Nuclear de la Universidad de Georgetown, Asaf Durakovic, visitó Croacia en 1997 y advirtió que en la guerra de Bosnia Herzegovina se estaban usando armas radiactivas.

«Aunque las conclusiones del experto fueron planteadas al entonces embajador de Estados Unidos en Croacia, Peter Galbraith, el asunto fue encubierto», aseguró el líder del HSP.

Incluso el gobierno de Macedonia celebró una sesión especial el día 9 dedicada a disipar el temor del público por el llamado síndrome de los Balcanes. La capital del país, Skopje, está a sólo 20 kilómetros de la frontera con Kosovo.

«La cantidad de radiactividad en Macedonia es normal y no se ha detectado ningún tipo de contaminación radiactiva», sostuvo el ministro de Ecología, Marjan Dodovski.

No obstante, el gobierno de Macedonia prohibió todas las importaciones de alimentos procedentes de las vecinas Kosovo y Serbia. (FIN/IPS/tra-en/vp/sm/aq/he/01

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