/Integración y Desarrollo/ DESARROLLO: Foro Social pretende impulsar globalización solidaria

No se puede esperar resultados concretos e inmediatos del primer Foro Social Mundial, cuyos impulsores se proponen del día 25 al 30 diseñar «otro mundo posible» en Porto Alegre, sur de Brasil.

La pretensión inicial es afirmarse como la antítesis del Foro Económico Mundial, que las grandes empresas transnacionales promueven en la ciudad suiza de Davos desde 1971.

«Tenemos que hacer en tres o cuatro años lo que Davos hizo en 30 años», destacó Cándido Grzybowski, director general del Instituto Brasileño de Análisis Socioeconómicos, una de las organizaciones no gubernamentales del comité organizador del Foro Social Mundial.

Pero el desafío no se limita a contraponerse a Davos, sino «tener la osadía de pensar, crear una onda afirmativa y otra globalización», determinada por las sociedades y el desarrollo humano sustentable, no por los conglomerados financieros y empresariales, precisó.

Aunque no habrá un documento final del encuentro, de allí deberá «emerger una agenda con legitimidad», con temas de consenso que representen los anhelos y preocupaciones comunes de los pueblos, añadió.

La organización del foro enfrenta dificultades, por el escaso tiempo, ya que la decisión de realizarlo se adoptó en junio, y por el interés despertado, muy superior a lo esperado.

Además, los recursos son escasos, pues no hay aportes de gobiernos ni de empresas y sólo se cuenta con el apoyo de la infraestructura de los anfitriones, el estado de Río Grande del Sur y la alcaldía de Porto Alegre, ambos gobernados por el izquierdista Partido de los Trabajadores.

Hasta el momento se registraron 3.500 inscripciones, un tercio por encima del máximo previsto, para participar en los debates de 16 paneles y 470 talleres que tendrán lugar en los auditorios de la Universidad Católica local, informó Grzybowski.

El Foro Social Mundial que se realizará anualmente, coincidiendo con la reunión empresarial de Davos, se define también como una «internacional rebelde» que busca oponer una «globalización solidaria» al «neoliberalismo» predominante en el mundo actual.

En la organización de ese primer encuentro se buscó un equilibrio entre los hemisferios Norte y Sur, entre países, regiones y sectores representados, explicó Sergio Haddad, presidente de la Asociación Brasileña de Organizaciones No Gubernamentales, otra coorganizadora del Foro.

La intención fue que sindicatos, grupos no gubernamentales, movimientos sociales y políticos tuvieran representantes en cantidades similares, cerca de un cuarto para cada sector.

Sin embargo, limitaciones financieras conspiran contra el deseo de equidad. La elección de Porto Alegre como sede del Foro se debió a las buenas experiencias de gestión participativa y social del PT en la alcaldía.

Pero su ubicación en el sur de Brasil perjudica la participación del norte y nordeste del país, exactamente las regiones más pobres, al encarecer el transporte de sus representantes, admitió Haddad. Lo mismo ocurre con países centroamericanos, andinos y de otras regiones pobres.

La concreción de esta reunión es «extremadamente positiva, una experiencia democrática de pluralismo», que permite agitar y fundir ideas, según Leilah Landim, vicepresidente de la no gubernamental Federación de Organos de Asistencia Social y Educacional (FASE), que actúa en varias partes de Brasil.

Es un proceso de «acumulación de fuerzas» de los movimientos y grupos que se oponen al «orden mundial excluyente», definió.

Landim entiende que el Foro puede dar forma global a muchas experiencias prácticas ya en marcha en muchas partes, además de su importancia simbólica.

El encuentro tiene un carácter izquierdista por sus propósitos y orígenes, pero es amplio y polifacético, observó Haddad, quien informó que empresarios con preocupaciones sociales también estarán representados.

En el comité de organización brasileño participa la Asociación Brasileña de Empresarios por la Ciudadanía, grupo que impulsa un movimiento en favor de la «responsabilidad social» de las empresas.

Algunos consensos tienden a afirmarse en Porto Alegre, sostuvo Haddad, que puso como ejemplo la lucha por imponer la Tasa Tobin sobre capitales especulativos, meta de la Acción por la Tributación de las Transacciones Financieras en Apoyo a los Ciudadanos, una organización internacional.

En los debates surgirán numerosas propuestas que tienen más importancia simbólica que factibles de ser llevadas a cabo.

Es el caso de la iniciativa para hacer de las semillas un patrimonio de la humanidad, eliminando derechos de patentes sobre ellas para que los campesinos puedan sembrar más libremente, como quiere el Movimiento de los Sin Tierra, de Brasil.

También es difícil de aplicar la propuesta de exigir que todos los funcionarios envíen a sus hijos a escuelas públicas, más allá de que con ello se denuncie una injusticia y la necesidad de mejorar la única enseñanza a que tienen acceso los pobres, señaló Haddad.

Los derechos económicos, sociales y culturales, la seguridad alimentaria, la definición de patrimonios comunes, como el agua, y «viejos temas» como la reforma agraria y ciudades sustentables, serán otras cuestiones que se destacarán como esenciales al «otro mundo posible», sostuvo Grzybowski. (FIN/IPS/mo/dv/01

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