Una nueva generación de jóvenes exitosos, modernos, solteros e independientes se destaca por su alto nivel de vida en Indonesia, mientras decenas de millones de personas luchan para llegar a fin de mes con sus magros ingresos.
La recuperación económica todavía es algo distante en este archipiélago del sudeste asiático de 200 millones de habitantes, uno de los más golpeados por la crisis financiera que estalló en la región en julio de 1997.
Las fluctuaciones monetarias han puesto los artículos de primera necesidad fuera del alcance de mucha gente, pero eso no impide que, en muchas ciudades, abunden los clientes en exclusivos clubes, hoteles y centros de esparcimiento, así como automóviles último modelo Mercedes Benz y BMW.
«Paso por esta calle todos los fines de semana, y no parece que hubiera crisis alguna», declaró Yaya Suryana, un profesor de la Universidad Estatal Islámica de Bandung, en referencia a una conocida zona de entretenimientos en esa ciudad.
Muy ambiciosos en lo referente a sus carreras, los «yummies» están convencidos de que se merecen lo que tienen, porque trabajan duro para lograrlo.
Estos jóvenes de 20 a 30 años con alto nivel educativo ocupan cargos de jerarquía en empresas o son dueños de sus propios negocios, con los que ganan entre 12.000 y 15.000 dólares al año, una pequeña fortuna en un país donde el ingreso anual promedio por habitante suma apenas 617 dólares.
Algunos críticos se irritan por la costumbre de los yummies de utilizar palabras inglesas y los consideran egoístas y desleales, dado que se niegan a tener una familia para no arriesgar sus carreras y también suelen abandonar sus codiciados empleos.
Otros, como la psicóloga Joyce Djaelani Gordon, los ven de manera diferente. «Esta generación considera la vida como un mar de oportunidades que debe aprovechar para no quedar atrás», dijo.
De hecho, el sentido de la aventura es algo que comparten todos los yummies, y eso los distingue de la generación de sus padres.
Algunos psicólogos señalan, por ejemplo, que los yummies tienden a practicar deportes muy desafiantes.
Bambang, uno de ellos, practica el aladeltismo. «Me siento más cerca de Dios cuando estoy en el ala delta. Además, me doy cuenta de lo insignificante y pequeño que soy en cuanto despego», expresó.
El hecho de que muchos yummies no lo piensen dos veces antes de abandonar un empleo muy bien remunerado para instalar sus propios negocios también prueba su tendencia a correr riesgos, destacan algunos sociólogos.
Bambang, por ejemplo, tiene su propia empresa de negocios agrícolas en Yogyakarta.
Rina Octaviani apenas tiene 25 años, pero ya es propietaria de una boutique en un barrio exclusivo de Bandung.
Luego de graduarse en una universidad de Australia, Octaviani regresó a Indonesia e inmediatamente consiguió un empleo en una firma de bienes raíces, pero pronto decidió iniciar su propio negocio.
Actualmente gana unos 1.200 dólares al mes, y gasta la mayor parte en sus descansos de fin de semana en un exclusivo centro turístico de Lembang, donde practica sus deportes favoritos.
«El dinero no es problema», dijo. Esos retiros «me divierten mucho y, más importante, recargan mis energías para poder trabajar más», agregó.
Adhi es otro joven dueño de su propia empresa. Luego de tres años de trabajar como diseñador en una firma consultora de Yakarta, Adhi estableció un estudio de arquitectos junto con unos amigos.
«En mi antiguo empleo, veía cómo arquitectos mayores trabajaban como simples diseñadores, y no quería terminar como ellos», dijo.
Vidya todavía no se independizó profesionalmente, pero igual es una yummy, porque gana unos 1.300 dólares al mes como gerente de mercadeo en una empresa automotriz.
La confianza en sí misma es otra característica que comparte con los otros yummies, aunque admitió que antes era «tímida» e incapaz de expresar sus pensamientos.
Pero Vidya, graduada en química en una universidad privada de Yakarta, se tomó tan en serio su primer trabajo como ejecutiva publicitaria que decidió tomar un curso de «relaciones interpersonales eficientes» para mejorar.
Luego de completar el curso, sin embargo, Vidya abandonó la empresa publicitaria y trabajó en varias compañías diferentes. (FIN/IPS/tra-en/ky/ccb/mu/mlm/cr/01
