DESARROLLO: Globalización para todos o para nadie, dice Annan

El secretario general de la ONU, Kofi Annan, advirtió a los líderes políticos y empresariales reunidos en la ciudad suiza de Davos que la globalización descontrolada puede provocar un desastre mundial.

«La idea es muy simple: si no podemos hacer que la globalización funcione para todos, al final no funcionará para nadie», previno al Foro Económico Mundial.

El foro de Davos reúne anualmente a gobernantes de países del Norte industrial y el Sur en desarrollo junto a los más altos ejecutivos de las mayores empresas multinacionales del mundo.

La desigual distribución de los ingresos y el desequilibrio en las políticas mundiales que caracterizan actualmente a la globalización inevitablemente producirán como reacción un renovado proteccionismo, advirtió Annan el domingo.

«Y eso, a su vez, amenaza con debilitar y revertir la economía mundial abierta que con tantas dificultades se construyó en el último medio siglo», agregó.

«Imaginen qué puede significar la globalización para la mitad de la humanidad que nunca hizo ni recibió un llamado telefónico, o para los habitantes de Africa subsahariana, cuyo acceso a Internet es inferior al del distrito de Manhattan, en Nueva York», exhortó el secretario general.

Los usuarios de Internet de Africa y Medio Oriente representan en conjunto apenas uno por ciento del total mundial, mientras 90 por ciento de todos los usuarios residen en países ricos, señaló la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en su último informe anual, publicado el pasado miércoles.

«La creación y pérdida de empleos, el contenido y la calidad del trabajo… todo es afectado por esta era emergente de la globalización digital», señaló el director general de la OIT, Juan Somavía.

«Debemos promover políticas e instituciones que beneficien a todos, y esto no ocurrirá por sí mismo», urgió Somavía.

Annan señaló al foro de Davos que es difícil convencerse de los beneficios de la globalización cuando «la mitad de la humanidad lucha por sobrevivir con menos de dos dólares por día y menos de 10 por ciento del presupuesto total de investigación para la salud se destina a las enfermedades que afligen a 90 por ciento de la población mundial».

Annan también criticó las prioridades establecidas por los países industrializados. «¿Cómo se explica que las normas mundiales sean más estrictas en la protección de los derechos de propiedad intelectual que de los derechos humanos fundamentales?», preguntó.

La Cumbre del Milenio (Nueva York, septiembre de 2000), que constituyó la mayor reunión de jefes de Estado de la historia, intentó reanalizar las prioridades de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) en el siglo que comienza.

En ella, el primer ministro de Malasia, Mahathir Mohamad, advirtió que la globalización y la consiguiente apertura forzada de los mercados está acabando con algunas de las economías más frágiles del mundo.

Mahathir gobierna un país cuya economía fue devastada por especuladores monetarios occidentales en 1997, dando lugar a la crisis financiera de Asia.

El primer ministro malasio admitió que el flujo irrestricto de bienes y servicios a través de las fronteras puede ser bueno por un tiempo, «pero a la larga destruirá los mercados y provocará una contracción del comercio mundial. En realidad, el mundo se volverá más pobre debido al libre comercio», dijo.

En la Cumbre del Milenio, los jefes de Estado también resolvieron reducir la pobreza a la mitad para el año 2015, pero Annan señaló que los gobiernos por sí mismos no podrán alcanzar ese objetivo.

Los líderes de aquella cumbre, recordó, aprobaron la idea de fuertes asociaciones con el sector privado y organizaciones de la sociedad civil.

El secretario general también defendió el Pacto Mundial presentado al foro de Davos hace dos años, en el que los líderes empresariales fueron invitados a unirse a la ONU en la construcción de infraestructura, promoción del desarrollo y protección del ambiente mundial.

Hasta ahora, dijo, ese pacto inspiró muchos proyectos tangibles, desde la promoción de inversiones en los 48 países más pobres del mundo hasta la defensa de los derechos humanos y laborales.

«Pero podemos hacer mucho más para garantizar que las oportunidades de la globalización sean gozadas y apreciadas por más gente», agregó Annan.

Para poder participar más de la economía global, los países en desarrollo necesitan, sobre todo, un alivio de la deuda más rápido y generoso; más ayuda oficial para el desarrollo, dirigida a hacerlos más atractivos a los inversionistas, y la plena apertura de las naciones ricas a sus productos, concluyó. (FIN/IPS/tra- en/td/da/mlm/dv-if/01

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe