SALUD-DESARROLLO: Recetas del Banco Mundial enferman a los pobres

El Banco Mundial y sus políticas de liberalización económica enferman a los países en desarrollo, afirmaron activistas y expertos reunidos en esta ciudad en la Asamblea de la Salud de los Pueblos, que termina este viernes.

Richard Skolnik, representante del Banco Mundial, fue invitado a una sesión conjunta con activistas de la salud a presenciar el despliegue de un enorme paño que tenía adheridos títulos de periódicos referentes a los efectos perjudiciales del programa de ajuste estructural impuesto por el Banco a Zimbabwe.

Los titulares hacían referencia al aumento del precio de los alimentos, el incremento de la criminalidad y despidos masivos de trabajadores.

La presentadora Mary Sandari afirmó que esos hechos son consecuencia directa de la presión del Banco para que Zimbabwe pague su deuda externa, pero Skolnik respondió que su institución sólo pidió al gobierno que maneje su economía con sensatez, y no que recorte los fondos para servicios sociales.

Pero aunque el Banco no exija directamente recortes en los sectores sociales, sus programas de ajuste inevitablemente obligan a los gobiernos a adoptar políticas presupuestales adversas para los pobres, afirmó Ravi Narayan, de India, el mayor prestatario del Banco.

Esas mismas políticas provocan escasez de equipos médicos, fármacos y otros elementos, como ocurre en India, agregó Narayan.

La presentación de Sandari fue seguida por la de Hugo Icu, un médico de Guatemala que describió el colapso de los servicios primarios de salud en su país como una consecuencia directa de las prescripciones del Banco.

Skolnik arguyó en la sesión del miércoles que las políticas de salud de su institución ayudan a países pobres como India a combatir la lepra, la poliomielitis, la tuberculosis y el virus del sida.

Pero numerosos delegados comenzaron a gritarle «¡Fuera!» y a cantar «No, no», hasta que el coordinador de la asamblea, Zafarullah Choudhury, amenazó con suspenderla.

Skolnik no pudo terminar su presentación, pero escuchó a los activistas que hablaron sobre la necesidad de que el Banco retome los esfuerzos hacia el objetivo de «Salud para Todos», fijado en la conferencia mundial de 1978 en Alma Ata, Kazajistán.

Los críticos sostienen que esa promesa, tendente a lograr atención primaria de la salud para todos antes del año 2000, fue abandonada debido a las políticas del Banco, que privan a los países en desarrollo de fondos para los servicios sociales.

«No queremos caridad, sino justicia», expresó Charles Mutasa, un panelista de Zimbabwe, y agregó que las políticas del Banco Mundial hicieron caer a muchos países africanos en la trampa de la deuda, como resultado del nuevo sistema económico mundial.

Mutasa se refirió a factores «exógenos» que dificultan el pago de la deuda, como las inundaciones, las corrupción y la guerra civil.

Skolnik replicó que «no hay sustituto para una buena gestión de gobierno» y admitió que el Banco debe ser criticado duramente por haber prestado dinero a regímenes corruptos.

Antonio Tujan, un activista de Filipinas, negó que los fondos del Banco se destinen a sectores sociales, y señaló que en su país menos de tres por ciento de los créditos se invierten en salud pública.

«La mayor parte del dinero se destina a proyectos como la zona franca Subic», un gran proyecto a construir en una antigua base militar de Estados Unidos, al norte de Manila.

Además, el programa de salud popular «fue destruido progresivamente» por la privatización de los servicios de salud, afirmó Tujan, y se preguntó si «ninguna medicina no es mejor que una mala medicina».

David Leggae, un panelista de Australia, sostuvo que el neoliberalismo y el ajuste estructural también es responsable de la polarización económica y la creciente mortandad en los países pobres.

El enfoque del Banco tiene muchas fallas, señaló, porque se basa en la idea de que «el consumo puede mantenerse aumentando la deuda» y que así se puede evitar una crisis económica.

Básicamente, añadió Leggae, la estrategia consiste en mantener la estabilidad y la riqueza del Norte industrial a costa del bienestar y la salud de los pueblos del Sur en desarrollo.

Esa estrategia es respaldada por el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Organización Mundial del Comercio, grandes empresas de comunicación, los mercados bursátiles y las agencias calificadoras de riesgo, aseguró.

La única reacción eficaz posible ante este régimen mundial «injusto» es una movilización popular como la registrada en las reuniones comerciales de Seattle, Ginebra, Melbourne, París y Praga.

Algunos delegados fueron más allá. «Hay una salida fácil para todo esto: el Banco Mundial y el FMI disponen de recursos suficientes para cancelar las deudas de todos los países pobres», dijo Robert Weissman, codirector del grupo estadounidense Essential Action.

Halfdan Mahler, quien fuera director general de la Organización Mundial de la Salud entre 1973 y 1988, dijo a IPS que el Banco está «postergando una explosión».

Agregó que el Banco se apropió de la dirección de las políticas mundiales de salud en 1993 y abandonó la promesa de lograr la atención primaria de la salud para todos, en especial en las naciones en desarrollo. (FIN/IPS/tra-en/rdr/js/mlm/he-dv/00

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