El nuevo gobierno de Yugoslavia designó una Comisión de la Verdad para aclarar los crímenes cometidos por serbios en los últimos 10 años en las guerras de Croacia, Bosnia- Herzegovina y Kosovo.
Más de 200.000 personas murieron en las guerras de los Balcanes, muchas de ellas como consecuencia de tortura y ejecución en masa. La justicia nunca procesó a soldados serbios por esa causa, a pesar de que ninguna de las naciones balcánicas se libró de los crímenes que se les atribuye.
Los dedos señalan a Slobodan Milosevic, presidente de Serbia (1989-1997) y de Yugoslavia (1997-2000), a quien se considera el impulsor en ese periodo de la «limpieza étnica» en perjuicio de croatas, bosnios y albanses de que se acusa a las fuerzas de seguridad serbias.
A partir de 1992, la comunidad internacional respondió con medidas punitivas, que incluyeron sanciones económicas y el retiro de Yugoslavia de la oficina de todos los organismos internacionales.
La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) lanzó en 1999 un bombardeo contra Yugoslavia que duró 11 semanas, con el propósito de detener la represión del gobierno de Milosevic contra la mayoría albanesa de Kosovo, que reclamaba la autodeterminación.
Mientras, Belgrado negó siempre las acusaciones y aseguró que los serbios nunca cometieron crímenes de guerra pues se limitaron a defenderse. De acuerdo con esta versión, las sanciones eran parte de una conspiración internacional contra la nación serbia.
La creación de una Comisión por la Verdad fue propuesta hace más de 10 años por el entonces activista por los derechos humanos y actual canciller yugoslavo Goran Svilanovic. «Los serbios no estamos informados como corresponde de lo que ha pasado en los últimos 10 años», dijo en una entrevista.
«Todos los ciudadanos deberían obtener información al respecto. Toda la evidencia de los crímenes de guerra cometidos en nombre de los 'intereses nacionales serbios' debe hacerse pública, así como las pruebas de crímenes de guerra contra serbios a manos de croatas, bosnios y kosovares», señaló.
Svilanovic sostiene que la Comisión por la Verdad debe recoletar pruebas para futuros juicios. «Debe dejarse a un lado la culpa colectiva, en nombre de toda la nación serbia, y debemos identificar las culpas individuales», agregó.
Expertos legales coinciden que exponer la verdad sobre la guerra en la antigua Yugoslavia y sobre el papel que desempeñaron los serbios desembocaría en una catarsis colectiva.
«La verdad ayudará a las generaciones más jóvenes a vivir sin la carga del pasado y, además, los prevendrá para evitar que se reiteren situaciones similares», dijo a IPS Biljana Kovacevic Vuco, del Comité Yugoslavo de Abogados para los Derechos Humanos.
Para el activista de derechos humanos Vojin Dimitrijevic, la comisión debería tener jurisdicción en todos los países balcánicos que sufrieron el conflicto. «Deberíamos incluir la experiencia de países que tuvieron problemas similares en Africa y América Latina», afirmó.
«El objetivo de nuestra comisión debe ser establecer quién ordenó qué, cuándo y cómo. Luego, tendremos que admitir que hemos sido nosotros quienes erramos, y no creer más que los musulmanes de Srebrenica fueron asesinados por otros musulmanes», agregó.
Dimitrijevic se referió a la explicación ofical sobre la masacre en la pequeña localidad musulmana de Srebrenica, en Bosnia, arrasada por el ejército de los serbios en Bosnia- Herzegovina en julio de 1995. Siete mil musulmanes fueron asesinados, pero sólo se hallaron 1.200 cuerpos.
Belgrado atribuyó la masacre a propaganda occidental, e incluso a rivalidades entre grupos musulmanes, a pesar de que el serbio Drazen Erdemovic fue condenado luego por el tribunal sobre crímenes de guerra en la antigua Yugoslavia que sesiona en La Haya tras admitir su participación en la masacre.
Las autoridades tampoco respondieron a las declaraciones del general serbio de Bosnia Radislav Krstic, coordinador de la operación, quien admitió la masacre en la misma corte.
Muchos de los combatientes en la guerra en Croacia recuerdan las atrocidades serbias en el poblado de Vukovar, en 1991, y los que pelearon contra los albaneses en Kosovo en 1998 y 1999 suelen referirse a las matanzas cometidas bajo el eufemismo «caza abierta de hombres».
Los hombres de Milosevic se oponen a la creación de la Comisión por la Verdad, pues temen que sean llevados a juicio.
«Esto es atroz. La Comisión por la Verdad es la tiranía del nuevo gobierno. Sólo la historia podrá probar cuál es la verdad», dijo uno de ellos a la prensa. (FIN/IPS/vpz/sm/rp/mj/ip hd/00