/BOLETIN-AMBIENTE/ CAMBIO CLIMATICO: Países ricos deben reanudar negociaciones

Organizaciones ecologistas de todo el mundo piden a los países industrializados que reanuden las negociaciones sobre cambio climático que fracasaron en La Haya en el intento de llegar a un acuerdo para reducir la emisión de los gases invernadero.

Aunque se lograron algunos avances para convertir el tratado internacional en un convenio vigente, los países industrializados no se pusieron de acuerdo sobre cuánto crédito se debe otorgar por utilizar los bosques y las tierras agrícolas como «sumideros» para absorber el carbono.

El carbono es el principal gas invernadero, que son aquellos que recalientan la atmósfera terrestre y modifican el clima.

Las negociaciones celebradas en La Haya se suspendieron el sábado sin haber logrado un acuerdo.

Los ecologistas instan a los negociadores europeos y estadounidenses que reanuden las conversaciones antes de la próxima sesión de negociación, prevista para mayo en Bonn.

«Esperamos que los ministros se reúnan, al menos informalmente, lo antes posible para ahondar en el progreso logrado en La Haya», dijo Philip Clapp, presidente del National Environmental Trust, una organización de Washington.

La última sesión celebrada en La Haya tenía el propósito de concretar la aplicación del Protocolo de Kioto, el acuerdo de 1997 que exige que los países industrializados reduzcan la emisión de gases invernadero en un promedio de cinco por ciento por debajo del nivel de 1990 para el 2012.

Estados Unidos, el mayor emisor de gases invernadero, pretendía que el dióxido de carbono absorbido por sus extensos bosques fuera tomado en cuenta como crédito a la hora de aplicar sus compromisos en el Protocolo de Kioto.

Cuando la Unión Europea rechazó la propuesta, Estados Unidos redujo los créditos que pretendía para sus bosques y otros sumideros en casi 75 por ciento. Pero según Frank Loy, el principal negociador de Washington, nunca recibió una respuesta que explicara por qué no se llegó a un acuerdo.

Algunos ecologistas, aunque concuerdan con el escepticismo europeo sobre la capacidad de los sumideros para detener el cambio climático, critican a los negociadores europeos. Clapp sostiene que perdieron la mejor oportunidad de lograr un buen tratado.

A partir de enero, Europa quizá tenga que enfrentarse al gobierno de George W. Bush, quien seguramente se aferrará a los sumideros y a los mecanismos de mercado que los ambientalistas consideran vías de escape al espíritu del tratado.

«Esta era una oportunidad fundamental. Dejarla pasar fue un error de cálculo monumental», según Clapp.

«Creo que se podría haber llegado a un acuerdo de haber tenido un día más para negociar», opinó Alden Meyer, directora de relaciones de gobierno de la Unión de Científicos Preocupados.

Jennifer Morgan, directora de la campaña de cambio climático del Fondo Mundial por la Naturaleza (WWF), subraya la necesidad de que los negociadores se reúnan antes de la fecha formal en mayo.

«Todos creemos que deben reunirse una vez más en unas semanas, no en unos meses», dijo.

Más que nunca, el sector privado está dispuesto a actuar para reducir las emisiones, sostuvo Meyer.

Cuando el Protocolo de Kioto se redactó en 1997, las poderosas industrias de Estados Unidos protagonizaron una campaña multimillonaria en los medios de comunicación contra el acuerdo, argumentando que sería devastador para la economía nacional.

Desde entonces, muchas compañías cambiaron su actitud. Las petroleras BP-Amoco y Shell International, y la firma de productos químicos DuPont, cooperaron con el grupo Defensa Ambiental para fijar objetivos de reducción de sus emisiones.

BP-Amoco incluso creó su propio programa interno de canje de emisiones de carbono.

En la conferencia de La Haya, el National Environmental Trust divulgó una encuesta realizada entre las 5000 mayores compañías estadounidenses que, según Clapp, ilustra el cambio de actitud de éstas con respecto al recalentamiento planetario y el Protocolo de Kioto.

Treinta y cuatro por ciento de los ejecutivos encuestados dijeron que están a favor de que el Senado estadounidense ratifique el acuerdo.

El sondeo de opinión, realizado por American Viewpoint, una firma de Washington, también halló que 75 por ciento de los ejecutivos creen que el recalentamiento planetario es un problema grave.

«Esta opinión explica parte del cambio que hemos visto en la comunidad empresarial en los últimos dos años», dijo Clapp.

Algunos intereses empresariales presentes en La Haya expresaron su confusión por el fracaso de las negociaciones. «Vinimos esperando una decisión que hubiera aclarado reglas y pautas», explicó a la prensa Nick Campbell, de la Cámara Internacional de Comercio.

Aparte del cambio en el sector privado, el Senado estadounidense, otrora opuesto unánimemente a la ratificación, también comenzó a cambiar, según Clapp.

Tres abiertos opositores al acuerdo fueron derrotados en las elecciones generales del 7 de noviembre: los republicanos Spencer Abraham, de Michigan, John Ashcroft, de Missouri, y Rod Grams, de Minnesota. (FIN/IPS/tra-en/dk/da/aq/en/00

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