/BOLETIN-AMBIENTE/ BRASIL: El Pantanal cierra el paso a la hidrovía

La incorporación del Pantanal de Mato Grosso, un gran humedal de Brasil, a la lista de reservas de la biosfera que lleva la Unesco, fortalece la resistencia de los ambientalistas a la ampliación de la Hidrovía del Mercosur.

La decisión «impone mayores compromisos», pues coloca el Pantanal «ante los ojos del mundo», explicó a IPS Celso Schenkel, coordinador de Ambiente de la Unesco (Organización de Naciones Unidas para Educación, Ciencia y Cultura) en Brasil.

El Pantanal gana «un perfil más internacional» y despierta la atención de nuevos actores, lo que exigirá «más cuidado en la aprobación y ejecución de proyectos en su área», entre ellos la hidrovía abierta en los ríos Paraguay y Paraná, señaló Glenn Switkes, coordinador de la Red Internacional de Ríos en América Latina.

Hay en el mundo 391 reservas de la biosfera, distribuidas entre 94 países, informó Schenkel. El Pantanal fue reconocido el 9 de noviembre por la Unesco entre esas áreas de conservación.

Se prevé que otro comité de esta agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) también declare este mes al Pantanal patrimonio mundial, lo que eleva las exigencias, pues esa categoría impone una protección acordada por una convención internacional.

Hasta ahora hay 630 sitios declarados patrimonio mundial, de los cuales 128 son naturales —a los cuales se sumaría el Pantanal— , 480 culturales y 22 mixtos.

La iniciativa de la Unesco responde a pedidos del gobierno brasileño, interesado en lograr para el Pantanal una categoría internacional de protección para facilitar la financiación de proyectos locales.

El Banco Interamericano de Desarrollo concedió un crédito de 165 millones de dólares para la conservación y desarrollo de esa área.

El desarrollo de la hidrovía Paraguay-Paraná puede provocar graves daños al ecosistema, que concentra una fauna de gran diversidad, advierten ambientalistas.

Eso se debe aque el dragado y ampliación de algunos tramos de los ríos está previsto en el proyecto que impulsar el Comité Intergubernamental de los cinco países interesados, los que integran el Mercosur (Mercado Común del Sur, que nuclea a Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) y Bolivia.

El Pantanal es una amplia área de 230.000 kilómetros cuadrados, que de Brasil se extiende a Bolivia y Paraguay y en la que abundan las lagunas y ríos que corren lentamente por su suave declive.

El drenaje de los lechos aumentaría el caudal de los ríos y pondría en riesgo la función de reserva de agua de ese humedal, advierten los ambientalistas.

Los ríos Paraguay y Paraná cruzan de norte a sur esa llanura, y pasan por dos estados brasileños y por Paraguay y Argentina. El Paraguay es tributario del Paraná, que desemboca en el Río de la Plata y desembocan cerca de Uruguay.

Ambos dan lugar a una hidrovía de 3.442 kilómetros de longitud, que siempre fue usada por la población local.

Pero ahora se pretende abrir el paso a embarcaciones de gran calado, lo que supone el dragado de los ríos.

Un objetivo es exportar la soja producida en Bolivia y en Mato Grosso, lo que «no genera riqueza ni empleo para la gente del Pantanal», pero afectaría actividades como el ecoturismo y la pesca, dijo Alcides Faria, presidente de Ecología y Acción, una organización no gubernamental de ese estado brasileño.

El transporte por ferrocarril de esos granos es una alternativa viable, según Faria.

Una batalla específica se libra ahora por el puerto de Morrinhos, en el curso alto del río Paraguay. La justicia bloqueó su construcción, cuestionando la autorización concedida por autoridades ambientales de Mato Grosso.

Como el Paraguay cruza dos estados, la justicia exige una aprobación de nivel federal.

El gobernador de Mato Grosso, Dante de Oliveira, pidió la ayuda del gobierno federal para impulsar el proyecto, al que considera vital para la economía de su estado. Mientras, un grupo de ministros y gobernadores se constituyó para destrabar varias hidrovías brasileñas bloqueadas por acciones en la Justicia.

El reconocimiento por la Unesco de la importancia ambiental del Pantanal ayuda a poner la hidrovía Paraguay-Paraná en los términos correctos, en una visión del conjunto de la cuenca hidrográfica, según Faria.

El gobierno y las empresas interesadas tratan de obtener el necesario permiso de los responsables ambientales para cada obra aisladamente. Es lo que demuestra el caso del puerto de Morrinhos, que se intentó desarrollar sin evaluar su impacto en todo el ecosistema, observó el ambientalista.

Si una autoridad estadual puede permitir obras similares, como el dragado de un tramo de río, la suma de esas intervenciones pueden producir un desastre ecológico, arguyó Faria.

«Ese es el mayor riesgo» que preocupa al movimiento que defiende la preservación del Pantanal y su desarrollo sustentable, dijo.

El activista alertó sobre nuevas amenazas, como el proyecto de implantar un centro siderúrgicos y otro petroquímico en Corumbá, ciudad ubicada en el corazón del Pantanal, en la frontera con Bolivia.

Esas ideas son alimentadas por la existencia de una mina local de hierro y manganeso y por el gas traído por el flamante gasoducto Bolivia-Brasil, además del transporte barato por la hidrovía Paraguay-Paraná.

Por todo eso, «esperamos que las iniciativas de Unesco llamen la atención para la necesidad de mayores inversiones en protección y desarrollo sustentable, en favor de las comunidades locales», concluyó Faria. (FIN/IPS/mo/mj/en dv/00

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