(Arte y Cultura) LIBROS-PERU: Sueños y frustraciones latinoamericanas en EEUU

La editorial Alfaguara presentó en la capital de Perú «Los sueños de América» y «Se habla español: voces latinas en USA», dos obras que registran las experiencias y expectativas de escritores peruanos y de otras partes de América Latina en Estados Unidos.

Los dos libros fueron editados en Miami y contienen casi medio centenar de relatos, que comparten como único asunto el significado de vivir en Estados Unidos para los latinoamericanos.

«Los sueños de América» es un libro de cuentos del peruano Eduardo González Viaña, quien viajó hace ocho años a la estadounidense Universidad de Oregon invitado a dictar una conferencia y se quedó como profesor residente.

En cambio, «Se habla español: voces latinas en USA» compila relatos de 36 escritores latinoamericanos que viven o residieron en Estados Unidos, entre ellos los peruanos Iván Thays, Mario Bellatín, Julio Villanueva y Sergio Galarza.

La selección de estas narraciones fue hecha por el también peruano Edmundo Paz Soldán y el chileno Alberto Fuguet.

«Una cosa está clara: no se puede hablar de Latinoamérica sin incluir a Estados Unidos. Y no se puede concebir a Estados Unidos sin necesariamente pensar en América Latina. Mejor dicho, en las América Latina», señala el prólogo del libro.

Paz Soldán comentó en la presentación de la obra que «para los escritores de los años 60, París era la Meca, el espacio del deseo y la ansiedad, pero hoy parece que ese lugar ha sido ocupado por Nueva York».

Sin embargo, Fuguet cree que, a diferencia de lo que ocurría en la capital francesa, donde los escritores sentían ocupar el centro del mundo, «ahora al llegar a Nueva York se descubren más periféricos que en sus propios países».

En el pasado, «la mayoría de los artistas y escritores latinoamericanos con vocación emigrante tenían las miras puestas casi exclusivamente en Europa y la imagen de Estados Unidos era casi un territorio enemigo, o por lo menos ajeno», comentó a su vez la poeta peruana Silvia Loli.

«Esa imagen adversa la encontramos en (José) Martí, cuando dijo sobre sus años en Norteamérica: 'Yo viví en el monstruo, conozco sus entrañas', pero ahora el gigantesco vecino del norte (Estados Unidos) está siendo reconfigurado con los 30 millones de hispanohablantes que allí viven», agregó Loli.

Algunos de los cuentos, como el del ecuatoriano Ernesto Quiñonez y el del mexicano Alvaro Enrigue, fueron escritos y publicados originalmente en inglés, lengua literaria y cotidiana de sus autores, y luego traducidos al español.

En referencia a la relación entre los dos idiomas, Paz Soldán y Fuguet admiten que el título «Se habla español: voces latinas en USA» tiene la intención de reivindicar al español como la segunda lengua mundial.

«No hay que tenerle miedo al inglés, porque el español es fuerte», opinó Fuguet.

Agregó que «el predominio del inglés en el proceso de globalización no debilitará al español, ya que éste está invadiendo al inglés y lo está convirtiendo en un idioma más rico».

Uno de los criterios de la selección, además de la ambientación temática estadounidense, fue que los autores hubieran publicado al menos un libro y tuvieran menos de 40 años.

En tanto, el libro «Los sueños de América» contiene 20 cuentos sobre las vivencias, sueños y, generalmente, fracasos de los latinoamericanos en Estados Unidos.

«No sé cuanto de ficción y de realidad hay en mis cuentos, pero siento que he presenciado personalmente todas las historias que narro, que conozco a todos los inmigrantes cuyos episodios describo», expresó González Viaña.

«La mayoría no ha llegado a Estados Unidos con la idea de entrar a un paraíso soñado, sino con la convicción de escapar de la pesadilla del desempleo crónico y de la pobreza sin futuro», agregó.

González Viaña explicó que «muchas de las historias reflejan la soledad y el miedo del inmigrante ilegal, cuando descubre que esa no es para ellos la tierra del sueño americano, pues llega en las peores condiciones y forzado a perder identidad no sólo en el aspecto cultural sino hasta en sus documentos».

«En Estados Unidos no hay racismo, porque está prohibido, pero es como si lo hubiera», concluyó. FIN/IPS/al/dm/cr/00

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