La renuncia de Alberto Fujimori a la Presidencia de Perú, formalizada hoy y que tomó por sorpresa a América Latina, es atribuida por expertos, en parte, a la pérdida del respaldo que Estados Unidos daba a su gobierno.
«El caso de Perú muestra la crisis de un modelo que en el pasado fue apoyado con fuerza por Estados Unidos», explicó el analista Marco Romero, de la estatal Universidad Nacional de Colombia.
«No sabemos a dónde va la realidad latinoamericana, pero las nuevas fuerzas políticas que han llegado al poder en la mayoría de los países de la región se muestran más autónomas frente a Washington», agregó el experto.
Por su parte, Sergio Rodríguez, profesor de la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad Central de Venezuela, dijo a IPS que Fujimori «perdió la capacidad de controlar la situación interna, y también fue evidente la pérdida de apoyo de Estados Unidos».
«La segunda reelección de Fujimori (mayo) colmó la paciencia de la comunidad internacional y rearticuló a la oposición dentro del país. Se registraron grandes movilizaciones en su contra y el escenario internacional le era desfavorable. Esos elementos se relacionan y explican la renuncia», indicó.
El gobierno de Fujimori, iniciado en 1990, gozó del respaldo de Washington en sus primeros años, cuando doblegó la inflación, condujo la derrota militar y política de los grupos guerrilleros Sendero Luminoso y Movimiento Revolucionario Tupac Amaru y redujo la producción de coca y cocaína.
El jefe de la Oficina de Política Nacional para el Control de Drogas de la Casa Blanca, Barry McCaffrey, pareció justificar el apoyo de su país el domingo, cuando se declaró «un gran admirador de lo que hizo el presidente» peruano.
McCaffrey recordó, al comenzar una visita oficial a Colombia, que Perú «logró milagros como la reducción de la producción de coca, que bajó 65 por ciento en cuatro años».
Sin embargo, Washington se abstuvo este lunes de comentar la renuncia de Fujimori, y el Departamento de Estado (cancillería) se limitó a declarar que «es importante que el proceso» subsiguiente «sea pacífico, ordenado y acorde con la constitución peruana».
El gobierno estadounidense de Bill Clintion formuló numerosos cuestionamientos al proceso electoral que concluyó en mayo con la segunda reelección consecutiva de Fujimori, considerada ilegal por la oposición y teñida de denuncias de irregularidades.
Esas elecciones también fueron criticadas por observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Ahora, el secretario general del foro regional, César Gaviria, dijo esperar «que Perú regrese al cauce constitucional y se pueda reemplazar al presidente Fujimori con unas elecciones transparentes».
Mientras, el Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) y Bolivia y Chile manifestaron tras la renuncia de Fujimori «la esperanza de que la nación peruana pueda reencontrarse con la estabilidad política y alcanzar la consolidación de la estabilidad democrática».
Brasil, el principal socio del Mercosur (Mercado Común del Sur), había opuesto resistencia a la posibilidad de que la OEA desacreditara las últimas elecciones en Perú.
En tanto, el gobierno de Chile no percibió la inminencia de la renuncia, a pesar de que el presidente Ricardo Lagos se reunió con Fujimori la semana pasada en Brunei, donde ambos asistieron a la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico, informó la canciller chilena Soledad Alvear.
«El gobierno chileno espera que el nuevo escenario peruano permita la concreción de las reformas propiciadas por la OEA en materia de justicia, separación de los poderes del Estado, libertad de prensa y, sobre todo, el respeto de la voluntad de la ciudadanía peruana», señaló la ministra.
Ecuador, país con el que Perú de Fujimori se enfrentó en una breve guerra en 1995 por una antigua disputa territorial que llegó a su fin con el acuerdo de paz de 1998, expresó también su deseo de que se restablezca la normalidad democrática.
Mientras, el presidente venezolano Hugo Chávez manifestó su beneplácito por la renuncia de Fujimori. «En América Latina se está abriendo una ola de cambios que resultará benéfica para todos», sostuvo.
A su vez, el escritor peruano Mario Vargas Llosa, rival de Fujimori en las elecciones de 1990 y férreo opositor a su régimen, calificó de «muy grato» el «fin de la dictadura» y pidió adelantar la fecha de las elecciones previstas en principio para el 8 de abril. (FIN/IPS/mj/ip/00