PERU: El liberalismo no favoreció el desarrollo agrario

Los mecanismos liberales de promoción agraria puestos en práctica en Perú durante los últimos 10 años han devenido en una cruel paradoja social: incremento productivo, pero resultados económicos catastróficos, según el diagnóstico de un experto.

Desde que asumió el mando en 1990, el ahora renunciante presidente Alberto Fujimori abrió el país a la importación de alimentos con bajos aranceles, eliminó la banca estatal de fomento y aseguró que el esquema potenciaría al mercado interno, que se convertiría en la herramienta inicial del desarrollo.

En 1999, Perú importó productos alimenticios por 768 millones de dólares, especialmente leche, arroz, trigo, sorgo y oleaginosas.

La pobreza ha aumentado en Perú en los últimos 10 años y 54,1 por ciento de la población vive en condiciones de pobreza, con menos de 50 dólares mensuales por persona, según el instituto independiente Cuanto.

La política económica liberal no ha favorecido a los productores agrarios, y sólo un producto, el espárrago, ha conseguido mercados exteriores, con ventas de 140 millones de dólares al año, y otro, el café, se mantiene con sobresaltos en su nivel histórico de 300 millones de dólares anuales.

En tanto, los demás productos agroalimentarios destinados al mercado interno se debaten en la crisis de subconsumo que vive el país.

«El caso de la papa, el principal producto agrario y alimento fundamental en Perú, es el más claro ejemplo del desastre que ha provocado una política económica basada ortodoxamente en los mecanismos liberales del mercado», afirmó el ingeniero agrónomo Teodosio Echevarría, también dirigente empresarial campesino.

«El modelo liberal no ha conseguido impulsar el desarrollo y, por el contrario, ha incrementado el desempleo, comprimiendo la demanda interna», expresó.

Echevarría es dirigente de una empresa comunal campesina en Tarma, provincia en la sierra central reputada como la zona productora de papas más importante de Perú.

«En la campaña agrícola 1998-99 se sembraron con papa 260.000 hectáreas, 40.000 más que en períodos normales, que produjeron 3.120.000 toneladas, pero se perdieron 460.000 toneladas, que en su mayor parte quedaron sin cosechar porque los precios no alcanzaban a cubrir los costos», afirmó.

Aunque los precios no fueron realmente buenos en la temporada anterior, el Ministerio de Agricultura promovió en 1998 la producción de papas distribuyendo semillas e insumos gratis a las comunidades campesinas.

El resultado fue que la cosecha de papas de 1999 resultó la más alta en las últimas décadas, casi triplicó la de 1990, pero los precios fueron también los más bajos en los últimos 15 años.

Los precios cayeron hasta tres centavos de dólar por kilogramo de papa en chacra, cuando los precios razonables tendrían que haber sido entre cinco a seis veces más altos.

«Muchos agricultores decidieron dejar que sus papas se pudrieran enterradas, porque no obtenían ni el costo de extraerlas», dijo Echevarría.

El problema no fue sólo la sobreproducción estimulada mediante distribución de semillas por el Ministerio de Agricultura, sino también la falta de demanda, fenómeno originado por el fracaso del modelo liberal.

«No se salvaron de la crisis ni los productores más eficientes y ahora la mayoría no sólo carece de créditos porque no ha podido pagar los préstamos anteriores, sino que corren peligro sus tierras y ganados», concluyó Echevarría.

Reynaldo Trinidad, editor del mensuario Agronoticias, dijo que la ilusión del discurso liberal es que «si las áreas rurales cuentan con carreteras adecuadas para sacar sus cosechas al menor costo posible y se les induce, mediante asistencia técnica, hacia los rubros que tienen realmente ventajas comparativas, el sector agrario se desarrollará de manera sostenida y estable».

El experto señaló que el modelo establece la supresión de las protecciones arancelarias, a las que se califica de «subsidio a la ineficiencia», de modo que los productores de arroz, por ejemplo, tienen que competir contra granos procedentes de países que subsidian realmente a sus campesinos.

«El perverso modelo acabó privilegiando a las importaciones agrarias, además de permitir que la banca privada, a través de intereses leoninos, succione todo el aparato productivo, empezando por el campo», afirmó Trinidad.

«En vez del país más moderno de América Latina que se nos prometió, al cabo de una década de experimentación neoliberal ejecutada sin obstáculos, tenemos mayor cantidad de pobres, más alta dependencia externa, sin trabajo ni futuro confiable», añadió.

De los 12.324.000 pobres que existen en Perú, más de 3,5 millones están en situación de extrema pobreza, de los cuales el 50,9 por ciento son menores de 14 años, privados de escolaridad adecuada, lo que significa que se perpetuará su actual miseria.

La mayor parte de los pobres vive principalmente en el campo, los mayores niveles de pobreza corresponden a la zona rural de la sierra (68,1 por ciento) y se estima que el 31,3 por ciento de los pobres tiene un déficit de salud crónico y preocupante desnutrición. (FIN/IPS/al/ag/dv/00

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