El gobierno de México firmó el lunes un tratado comercial con la Asociación Europea de Libre Comercio (AELC), el décimo en su tipo alcanzado en seis años por el presidente Ernesto Zedillo, que este viernes finalizará su mandato y entregará el mando al opositor Vicente Fox.
El nuevo tratado con los países de la AELC, integrada por Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza, ubicó a México como líder mundial en cuanto a cantidad de acuerdos comerciales. Sin embargo, para los industriales, expertos y algunos políticos, ese récord no brindó todos los frutos prometidos.
La firma del tratado con la AELC complementa el acuerdo vigente desde julio con la Unión Europea (UE), considerada la principal conquista del gobierno de Zedillo en la materia, señalaron las autoridades de la Secretaría (ministerio) de Comercio.
Fox, el primer presidente electo ajeno al Partido Revolucionario Institucional (PRI) que llegará al gobierno en 71 años, ha reconocido que la apertura comercial es un logro de las últimas administraciones, pero también ha sostenido que faltaron reflejos en la industria y en el comercio local.
«Nos dejan un cúmulo de acuerdos y eso es positivo, pero hay que darles un contenido mayor, buscar cómo aprovecharlos», dijo a IPS Adolfo Aguilar, uno de los principales asesores de Fox.
Las asociaciones de emprearios industriales y algunos expertos opinan que los beneficios de los 10 tratados, a los que se suman otros 18 acuerdos menores, se concentraron en pocos sectores económicos, aunque permitieron a México ubicarse como una de las 10 principales potencias comerciales del mundo.
El intercambio comercial de México pasó entre 1991 y 1999 de 92.653 millones a 278.365 millones de dólares.
El aumento fue de 49,6 por ciento durante la gestión de Zedillo, iniciada en diciembre de 1994, según las cifras disponibles. No obstante, en ese mismo lapso la pobreza en el país creció 10 por ciento, hasta abarcar a 75 por ciento de los habitantes.
En los años 90, México se ubicó como líder mundial en materia de crecimiento en exportaciones, con 14,4 por ciento anual, informó en mayo la Organización Mundial de Comercio.
Pero el beneficio de la apertura se limita a las maquiladoras — empresas que arman productos en base a insumos extranjeros y que representan un 40 por ciento la canasta exportable de México— y a unas 300 transnacionales, señaló el presidente de la Cámara de la Industria de la Transformación, Raúl Picard.
La integración interna de cadenas productivas, el acceso al crédito por parte de los industriales y el apoyo a la pequeña y mediana empresa, que emplea el grueso de la mano de obra, son promesas incumplidas, apuntó Picard.
Fox prometió que una de sus primeras acciones en la Presidencia será presentar un amplio proyecto para apoyar con financiamiento y asesoramiento técnico a las pequeñas y medianas empresas y promover la creación de nuevas unidades productivas de ese calibre.
La carrera de México por el libre comercio tuvo su impulso decisivo en 1993, cuando el entonces presidente Carlos Salinas (1988-1994) firmó con Estados Unidos y Canadá el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), en vigencia desde 1994.
Desde 1995 y hasta ahora siguieron otros acuerdos con Bolivia, uno conjunto con Colombia y Venezuela, Costa Rica, Nicaragua, Chile, Israel, la UE y el llamado Triángulo del Norte, integrado por El Salvador, Guatemala y Honduras.
Sectores empresariales y políticos locales opusieron resistencia al TLCAN, aduciendo que el gobierno abría la puerta a una competencia atroz y desigual con países más avanzados. Sin embargo, como los otros tratados, se aprobó y continúa vigente.
El canciler del gobierno de Fox será el politólogo y escritor Jorge Castañeda, uno de los más duros opositores al TLCAN.
Castañeda rechazó la posibilidad de reabrir el debate sobre el TLCAN, pero aclaró que se debe lograr avances en materia de migración y otros asuntos, especialmente con Estados Unidos, país en el que México concentra más de 70 por ciento de su comercio.
Las exportaciones están asociadas con la generación de empleo, pero han sido las pequeñas empresas las que menos se han beneficiado del proceso de apertura impulsado por los gobiernos del PRI, expresó Fernando Correa, presidente de la Asociación de Nacional de Importadores y Exportadores.
La creación de empresas grandes aumentó en el último decenio a un ritmo de 4,2 por ciento anual, porcentaje que para las pequeñas empresas fue, en el mismo lapso, de 2,5, aseguró la Asociación.
Son las grandes empresas las que impulsan el comercio, pero la mayoría permanece estancada o en retroceso ante la competencia, declaró Correa.
Fox prometió que alentará el intercambio comercial, pero poniendo especial énfasis en que los beneficiarios sean los menos favorecidos, lo más pobres. (FIN/IPS/dc/mj/ip if/00
