El presidente electo de México, Vicente Fox, inaugurará este viernes un gobierno que promete ser austero, transparente, ordenado y de concertación, con tres días de fiesta que costarán cerca de 800.000 dólares.
México inaugurará este viernes 1 de diciembre el primer gobierno comandado por un opositor al Partido Revolucionario Institucional (PRI), que se mantuvo en el poder durante 71 años.
En medio de la ola de pedidos, quejas e ideas presentadas a Fox desde su triunfo electoral, el 2 de julio, lo oneroso que resultará el festejo organizado por su equipo de asesores cayó como balde agua fría.
«Es un mal inicio», resumió el analista Juan Hinojosa.
Sólo el partido de Fox, Acción Nacional, se manifestó partidario de «celebrar como se debe». El presidente electo y su equipo justificaron la fiesta por lo histórico del momento y arguyeron que parte del costo será cubierto con donativos privados.
Franciso Ortiz, uno de los organizadores del festejo, declaró al semanario Proceso: «Nosotros pensamos que ésta es la primera vez que realmente el pueblo eligió a su presidente, por lo tanto quiere estar cerca de él. Por eso estamos organizando este tipo de eventos, por eso muchos son masivos y no sólo en la capital».
El centroizquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), la tercera fuerza política del país, condenó el gasto previsto y rechazó la invitación de Fox a ocupar varios ministerios.
«No podemos participar en un gobierno que será neoliberal», dijo el dirigente del PRD Carlos Imaz. Sin embargo, dejó abierta la posibilidad de colaborar en una mesa de negociación política con el nuevo mandatario.
El PRI, que vive una crisis interna con demandas de expulsión de ex presidentes —incluido el actual, Ernesto Zedillo—, también criticó los festejos y se declaró contrario a los planes de gobierno de Fox. No obstante, algunos de sus miembros aceptarían participar en su gobierno, apuntan los observadores.
En tanto, Acción Nacional advirtió que colaborará plenamente con el nuevo presidente, pero no será incondicional.
El próximo gobierno no tendrá mayoría en el Congreso a diferencia de sus antecesores del PRI, que desde 1929 contaron con mayorías incondicionales.
Al acto de toma de posesión de Fox asistirán casi todos los presidentes de América Latina, incluido el de Cuba, Fidel Castro, aseguraron los organizadores.
Este viernes, Fox comenzará el día reuniéndose con niños que trabajan en las calles de la capital, luego acudirá al Congreso legislativo para recibir la banda presidencial y encabezará un festejo en el Auditorio Nacional al que asistirán unas 10.000 personas.
Más tarde, Fox se reunirá con militares en el llamado Campo Marte de la capital mexicana y ofrecerá una comida para unas 1.000 personas, entre líderes políticos, colaboradores y representantes de sectores sociales y medios de comunicación.
En la noche, en el lujoso Castillo de Chapultepec, la antigua casa de gobierno, brindará una cena a los invitados extranjeros.
Este sábado 2 y el domingo 3, Fox asistirá a festejos en otras ciudades del país.
Las celebraciones planeadas son inaceptables en un país con más de 50 millones de pobres, expresó el analista Germán Dehesa, que apoyó la candidatura de Fox.
«Estamos hablando de un candidato que denunció una y otra vez los dispendios oficiales y sus onerosos protocolos. Si así vamos a estar no entiendo en qué consiste el cambio. Cualquier funcionario del PRI, con pretexto o sin él, organizaba pachangas (fiestas) igual de excesivas e igual de patéticas», dijo Dehesa.
En el pasado, con presidentes pertenecientes al PRI, los actos de asunción se limitaban a la toma de posesión en el Congreso y una comida privada con los invitados extranjeros.
Sin embargo, en actos como los informes de gobierno, el protocolo incluía desfiles en automóvil descubierto, saludos personales al mandatario de parte de los líderes políticos, religiosos, culturales y sociales, y loas a la familia del mandatario.
Con Zedillo, quien asumió en diciembre de 1994, cambió el protocolo y se eliminaron características de la «Presidencia imperial propia del PRI», como califica el historiador Enrique Krauze a la forma en que ese partido ejerció el poder. (FIN/IPS/dc/ag/ip/00
