DERECHOS HUMANOS-INDONESIA: Aceh y la justicia que no llega

El movimiento separatista de Aceh, en Indonesia, pidió a la comunidad internacional que presione a Yakarta para detener las matanzas y otros abusos de los militares en esa provincia, porque hasta ahora sus reclamos no han tenido eco.

«No hay más remedio que pedir ayuda internacional, porque los acehneses han perdido la confianza en Yakarta», dijo Arbi Sanit, profesor de ciencia política de la Universidad de Indonesia.

Aceh, la provincia más septentrional de Indonesia, es también la más empobrecida, pese a haber alimentado a este país del sudeste asiático con sus vastos recursos naturales durante décadas.

«El gobierno central realizó promesas que nunca cumplió, en especial en lo referente al juzgamiento de los soldados acusados de matanzas. ¿Acaso los acehneses deben esperar a que mueran otros miembros de sus familias?»

Según Sanit, las protestas provocaron una discusión en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre la apertura de una oficina de representación en la provincia.

Los residentes de Aceh esperan que la ONU pueda obligar a Yakarta a llevar ante la justicia a los responsables de abusos en el pasado, en especial durante la intervención militar de 1989 a 1998, cuando murieron miles de acehneses.

Pero Sanit duda que el gobierno central permita voluntariamente a la ONU abrir una oficina en la atribulada provincia, situada en el extremo norte de la isla de Sumatra, al noroeste de Yakarta.

Varios generales y funcionarios de gobierno se opusieron tajantamente a la propuesta oficina y arguyeron que «el conflicto de Aceh es un asunto interno de Indonesia y no hay necesidad de interferencia internacional».

Sin embargo, «el representante de la ONU podría acelerar la resolución del conflicto, y quizá Aceh siga siendo nuestra provincia», expresó Sanit.

Nazaruddin Syamsuddin, otro profesor de ciencia política de la Universidad de Indonesia, consideró la participación internacional una necesidad.

«Sólo la ONU y los grandes donantes pueden detener la violencia militar aquí», dijo Syamsuddin, nacido en Aceh.

Las probabilidades de que el gobierno indonesio escuche las opiniones extranjeras son buenas, porque Indonesia precisa mucho de ayuda económica para superar los problemas originados en la crisis financiera de 1997.

«El gobierno escuchará lo que digan el Fondo Monetario Internacional y los países donantes», aseguró.

Sin embargo, cualquier tipo de intervención internacional despierta gran susceptibilidad en los indonesios, en general resentidos por la intervención occidental en Timor Oriental tras el pronunciamiento por la independencia de ese territorio, hace un año.

Los reclamos de independencia en Aceh aumentaron desde el fin de la dictadura de Alí Suharto, en mayo de 1998. El actual presidente, Abdurrahman Wahid, visitó la provincia varias veces y le concedió una mayor autonomía.

La justicia procesó a un grupos de soldados por un asesinato en Aceh durante la presidencia de Wahid, pero la violencia continúa.

Las raíces del movimiento separatista son muy profundas. Las abundantes reservas de gas natural de Aceh atrae a grandes empresas extranjeras y alimenta las arcas del gobierno central, pero sigue siendo una provincia pobre.

Además, los acehneses sienten que ya han sido embaucados antes por Yakarta, porque ayudaron a expulsar a los colonos holandeses, pero no obtuvieron la autonomía que el gobierno de Suharto les prometió a cambio.

Hace dos semanas hubo una manifestación de al menos 100.000 personas en Banda Aceh, la capital provincial, donde activistas por la independencia prometieron luchar pacíficamente por su causa y desplegaron pancartas que decían «la independencia de Aceh es la única opción para los acehneses».

Al final de la manifestación, Muhammad Nazar, del Centro de Información para el Referendo de Aceh, leyó un memorando que exhortaba al gobierno a reestaurar la soberanía de Aceh como nación libre y separada, a retirar sus fuerzas militares y a investigar las atrocidades cometidas en operaciones militares.

El memorando también llamaba a la comunidad internacional en general y a la ONU en particular a intervenir en Aceh para encontrar una solución política, humanitaria y de seguridad.

Pese al fin de las intervenciones militares de la era de Suharto, destinadas a reprimir el separatismo y la insurgencia, el ejército sigue siendo un factor dominante en Aceh y en todo el país, afirmó Syamsuddin.

Además, señaló, varios miembros de las Fuerzas Armadas declararon públicamente que la intervención militar en Aceh es una necesidad, aunque el presidente Wahid la desaprueba.

Pero el ministro de Defensa Mohammad Mahfud no descarta esa posibilidad, a la que consideró «una opción posible» para resolver los conflictos en Aceh.

«La intervención militar es necesaria para defender la unidad y la estabilidad de la nación», declaró Mahfud al parlamento durante una audiencia de la Comisión de Defensa y Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes.

Gazi Yoesoef, asesor de Wahid sobre Aceh, afirmó que «los soldados y la policía organizan operaciones militares por su cuenta, sin orden de sus superiores, para buscar a los rebeldes que los atacaron».

«La ambición de los soldados e ir a la guerra y arrestar a rebeldes para obtener una medalla o una promoción», agregó. (FIN/IPS/tra-en/aa/js/mlm/ip-hd/00

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