Cuba apuesta por la constitución de un tribunal internacional para juzgar a Luis Posada Carriles, detenido en Panamá bajo sospecha de preparar un atentado contra Fidel Castro.
«Si Panamá decidiera extraditar al grupo terrorista, Cuba debe tener la principal prioridad por haber sido víctima de la violencia extrema de estos criminales», dijo el parlamentario cubano Lázaro Barredo, en un comentario periodístico sobre el tema.
Pero también resulta imprescindible tener en cuenta la sugerencia del gobierno cubano de conformar para este caso un tribunal internacional, que podría ser «aleccionadora de cara al futuro en la lucha contra el terrorismo», indicó Barredo.
El parlamentario cubano no brindó detalles sobre cómo podría integrarse ese tribunal, aunque insistió en que se trataría de un proceso penal no sólo para juzgar a Posada Carriles, sino «al sistema de terrorismo de Estado».
Posada Carriles, de 72 años, fue arrestado por la policía panameña el viernes 17, unas tres horas después de que Castro, quien acababa de llegar a ese país para asistir a la X Cumbre Iberoamericana, lo acusara de encabezar un complot en su contra.
Tanto Posada Carriles como los otros tres exiliados cubanos detenidos en la misma operación policial -Pedro Remón, Manuel Díaz y Guillermo Nomo- permanecerán en prisión hasta que concluya el proceso de extradición solicitado por La Habana.
Barredo responsabilizó a Posada Carriles de cometer acciones que causaron daños directos o indirectos sobre personas o bienes materiales de más de países.
La lista incluye a Estados Unidos, Venezuela, Panamá, México, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Guyana, Corea del Norte, Italia, República Dominicana, Colombia, Chile, España, Perú, Canadá, Argentina, Japón, Rusia, Barbados y Trinidad Tobago.
Los delitos que Borredo imputa a Posada Carriles van desde contrabando de armas y tráfico de drogas hasta atentados como el perpetrado en septiembre de 1976 contra un avión de Cubana de Aviación, que costó la vida a sus 73 ocupantes.
Posada Carriles, quien en 1961 participó en la invasión a Cuba por bahía de Cochinos realizada por exiliados en Estados Unidos, es buscado por la inteligencia cubana desde que en 1985 escapó vestido de sacerdote de una cárcel venezolana, donde cumplía una condena de 27 años por el atentado contra el avión cubano.
El gobierno cubano aseguró que pudo huir gracias al apoyo de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos y de las autoridades de la cárcel.
«Esta es la gravedad que increíblemente ignoraron los presidentes iberoamericanos», apuntó Borredo, quien recordó que la cantidad de explosivo presuntamente ingresado a Panamá por los acusados era suficiente para «hacer volar todo lo que existiese en el radio de un kilómetro».
Durante la X Cumbre, Castro propuso la creación de un tribunal internacional para procesar el caso con «absoluta y total imparcialidad», pero la idea no tuvo receptividad entre los gobernantes de América Latina, España y Portugal.
En un discurso inusualmente breve, Castro recordó este sábado a sus colegas iberoamericanos que estuvieron más seguros luego que «el temible terrorista que a todos ponía en riesgo con sus planes» fue arrestado «gracias a la denuncia de Cuba».
El líder cubano retomó en su alocución la polémica sostenida durante la cumbre con el presidente de El Salvador, Francisco Flores, promotor de una resolución de condena a la organización separatista vasca ETA.
La resolución fue aprobado sin el voto de Cuba, que insistió en que se debía incluir una condena al terrorismo que ha sufrido ese país en los últimos 40 años.
«Su hipócrita ponencia sobre el terrorismo fue previamente cocinada con el gobierno de España, emergente potencia económica europea en América Latina a veces útil en la lucha contra la voracidad del Norte, pero cuya jefatura política se comporta con evidente inclinación a la prepotencia», dijo Castro.
Los ataques alcanzaron a México, el único país latinoamericano que mantuvo relaciones diplomáticas con Cuba tras su expulsión de la Organización de Estados Americanos (OEA) en los años 60.
La resolución fue «secundada de inmediato por el presidente (Ernesto Zedillo) de un México diferente, hoy regido por los intereses, los principios y los compromisos impuestos por el Tratado de Libre Comercio (de América del Norte)», que ese país integra junto a Canadá y Estados Unidos, prosiguió Castro.
El líder cubano calificó a la propuesta contra el terrorismo de omisa y excluyente, y subrayó que fue presentada por el presidente de un país que ha sido la base de Estados Unidos para la contrarrevolución en América Central y «refugio del peor terrorista que se conoce en el hemisferio», Posada Carriles.
El presidente salvadoreño reaccionó anunciando la suspensión de una reunión con Castro destinada a «limar asperezas», que tendría lugar el próximo viernes en México, durante la toma de posesión de Vicente Fox.
«No encuentro ningún objetivo o razón para reunirme con él», dijo Flores, quien responsabilizó a Castro de la muerte de miles de salvadoreños.
En tanto, el gobierno de Zedillo declinó responder los comentarios referentes a su país por «cortesía y toda vez que el presidente de Cuba habrá de visitar próximamente suelo mexicano con motivo de la transmisión de poderes».
Castro se abstuvo de confirmar su viaje a México, aunque indicó que tiene «bastante trabajo», entre otras cosas evitar que las personas detenidas en Panamá «puedan evadir la acción de la justicia con el apoyo de sus amigos del Norte». (FIN/IPS/pg/ag/ip/00