Varios países de Asia pidieron que se fortalezca el tratamiento preferencial a los países en desarrollo en el acuerdo agrícola de la Organización Mundial del Comercio (OMC), mientras crece la presión para una nueva ronda de negociaciones.
El nuevo programa de reformas de la OMC debe promover la justicia y facilitar las aspiraciones de desarrollo de las naciones pobres, exhortó la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) en una carta a los negociadores del acuerdo agrícola.
El bloque pretende que el tratamiento especial y diferencial se fortalezca para los países en desarrollo porque «en ellos, el gran subdesarrollo de la agricultura limita su capacidad de aplicar las reformas al mismo ritmo que las naciones industrializadas».
A diferencia de su predecesor, el Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT), la OMC considera que no se precisan derechos ni protecciones especiales para el desarrollo.
Sin embargo, ASEAN pretende que el acuerdo sobre agricultura permita a los países en desarrollo adoptar la reforma sobre una base diferente y en forma gradual.
El régimen pretendido por el sudeste asiático permitiría a las naciones pobres renegociar los aranceles para promover el establecimiento de ciertas industrias, y les otorgaría derechos especiales para acceder a los mercados de las economías industrializadas.
ASEAN está integrada por Birmania, Brunei, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Singapur, Tailandia y Vietnam. Algunos de estos países también pertenecen al foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), que la semana pasada acordó una nueva ronda de negociaciones sobre liberalización en la OMC.
La realización de una nueva ronda de conversaciones ha sido la manzana de la discordia entre el Norte y el Sur por largo tiempo, y fue una de las razones del colapso de las reuniones de Seattle, en noviembre de 1999, donde los países en desarrollo acusaron a los industrializados de ignorar sus preocupaciones.
En la conferencia de la APEC celebrada en Brunei la semana pasada, algunos miembros, encabezados por Malasia, se negaron a convocar una nueva ronda de negociaciones antes de acordar una agenda en consulta con otros países en desarrollo.
Aunque esa agenda aún está pendiente, los países industrializados impulsan la inclusión de temas como nuevas normas sobre políticas de inversión y compras de los Estados, política de competencia, aranceles industriales, facilitación comercial, comercio electrónico y normas ambientales y laborales.
«Personalmente no creo que una agenda tan amplia beneficie a los países en desarrollo, pero éstos tienen objetivos adicionales que podrían tratarse en una nueva ronda», opinó Alan Winters, profesor de la Universidad de Sussex.
«La mayoría de los países en desarrollo todavía están lejos de cumplir los objetivos de la 'vieja agenda' de reducir sus barreras comerciales, pero por otro lado tienen interés en reducir el antiguo proteccionismo de los países ricos, en particular en el sector agrícola y textil», agregó.
ASEAN pidió una revisión de las regulaciones existentes porque «las normas sobre políticas domésticas de apoyo a la agricultura en el acuerdo de 1994 fueron formuladas más en consideración de los países industrializados».
Esto produjo como resultado grandes desequilibrios en las obligaciones y los compromisos entre el Sur en desarrollo y el Norte industrial.
«Como primera obligación general, los países ricos deben eliminar de inmediato todas las formas de subsidios a las exportaciones y comprometerse a prohibirlos incondicionalmente», exhortó ASEAN.
El acuerdo actual permite a las naciones en desarrollo un máximo de 10 por ciento en el apoyo doméstico que pueden brindar a su producción agrícola.
En cambio, para las naciones industrializadas no hay un límite, aunque se espera que reduzcan los subsidios a 20 por ciento en un período de seis años.
Como resultado, los países ricos puden retener hasta 80 por ciento de sus subsidios distorsionadores del comercio, mientras los pobres que nunca los han aplicado antes del acuerdo deben limitar sus subsidios a 10 por ciento del valor total de la producción agrícola, denunció ASEAN.
El acuerdo no facilita un acceso significativo de los países del Sur a los mercados del Norte, pero los subsidios agrícolas en las naciones industrializados crecieron mediante una ingeniosa combinación de mecanismos como subsidios y créditos a las exportaciones, ayuda «de emergencia» y apoyo de mercado.
Por ejemplo, los subsidios totales a la agricultura en los países miembros de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico aumentó de 182.000 millones de dólares en 1995, el año de creación de la OMC, a 362.000 millones en 1998.
Aunque los países en desarrollo lograran reformar el acuerdo agrícola a su favor, deberían cumplir numerosas normas técnicas que crean «una barrera comercial innecesaria, porque varían de país a país», señaló P. Dasgupta, profesor de la Facultad de Personal Administrativo de India.
«En los últimos años, el comercio de los países en desarrollo ha sido gravemente afectada por el uso de normas de calidad como barreras no arancelarias al comercio», observó Dasgupta.
Mara Burr, una abogada de Washington especializada en comercio internacional, criticó la falta de participación pública y transparencia en la OMC, y la forma incoherente en que sus paneles y órganos de apelación abordan las disputas, que «excluyen a ciertos grupos del sistema». (FIN/IPS/tra-en/gm/da/mlm/dv/00