Una compaña contra las enfermedades de transmisión sexual (ETS) y el sida intenta promover el uso del condón entre las mujeres de Cuba, por considerarlas en una posición más vulnerable que los hombres.
«El condón no es solo para hombres, tú lo puedes proponer a tu pareja o se lo puedes poner a él», indica un folleto elaborado por el Centro Nacional para la Prevención de ETS y Sida, adjunto al Ministerio de Salud Pública.
Esta es sólo una de las acciones de esa institución dirigidas a la población femenina de la isla, con énfasis en las de 15 a 29 años.
El centro tiene además servicios de consejería personal y por vía telefónica («Líneayuda»), junto con otros proyectos de intervención comunitaria dirigidos a la población considerada como de riesgo.
El folleto explica que el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) es la peor de todas las ETS conocidas hasta ahora, pero no la única sin cura, pues tampoco existe remedio frente al herpes genital o el condiloma.
«Cuando le dije a mi pareja que no podía tomar tabletas anticonceptivas y que no pensaba ponerme un dispositivo intrauterino, me dijo que los condones le daban alergia», contó Mariela Rodríguez, diseñadora de 37 años.
Como es usual en la isla, donde está muy difundida la certeza de que «con el condón no se siente igual», Rodríguez cedió primero. «Se que puse en peligro mi salud, pero qué le voy a hacer», comentó con resignación.
Expertos aseguran que el peligro de contraer una ETS se elevó en los últimos años en Cuba por la tendencia a iniciar la vida sexual activa a edad cada vez menor, así como por la promiscuidad, el escaso conocimiento de las enfermedades y la baja percepción de riesgo.
La Dirección de Estadística del Ministerio de Salud Pública registró el año pasado, en este país de 11,1 millones de habitantes, 23.225 casos de blenorragia y 12.285 de sífilis.
Entre 1986 y 1996 la incidencia de sífilis creció de 71,4 a 143,5 por cada 100.000 habitantes, y la de blenorragia de 340 a 368.
Los expertos calculan que la mayoría de los casos aún se concentran entre los hombres, aunque se carece de datos clasificados por género, y que se aprecia una tendencia a contraer estas enfermedades a edades más tempranas.
Casi la mitad de las 1.641 pacientes de ETS atendidos entre 1993-1996 en el hospital ginecobstétrico Ramón González Coro, de La Habana, eran menores de 25 años de edad.
Las enfermedades más frecuentes entre esas jóvenes fueron el condiloma, seguido del herpes genital y el trichomoniasis. Esta última figura como enfermedad asociada en 92,5 por ciento de los casos.
En cuanto al sida, Cuba mantiene el porcentaje más bajo de casos detectados en relación con los habitantes de América Latina, con 0,03 por ciento de su población infectada, según Rigoberto Torres, epidemiólogo del Programa ETS/SIDA del Ministerio de Salud Pública.
«La población conoce cómo protegerse, pero pocos lo hacen. Es alto el porcentaje que no usa preservativo y otros, sobre todo hombres, mantienen más de una pareja», dijo la doctora Mirna Villalón Oramas, del Centro Nacional para la Prevención de ETS y Sida.
Apenas alrededor de cinco por ciento de los cubanos que mantienen relaciones sexuales usa condón como barrera sanitaria o método como anticonceptivo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) aseguró que en 1995 se registraron en todo el planeta 333 millones de nuevos casos de ETS curables en adultos, 10 por ciento de ellos en América Latina y el Caribe.
En general la morbilidad por esta causa en el sexo femenino superaba cinco veces la masculina. Para ellas, esas enfermedades pueden traer consigo otras complicaciones, como inflación pélvica, infertilidad o cáncer.
Según la OMS, las ETS constituyen la segunda causa de morbilidad en mujeres entre 15 y 44 años y 35 por ciento del riesgo de muerte en el periodo posterior al parto.
Excluyendo el sida, la carga de las enfermedades de transmisión sexual sobre las mujeres es más de tres veces superior a la de los hombres, según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (FNUAP).
La mayor vulnerabilidad de las mujeres a las ETS se debe «tanto a la cultura como a los condicionantes biológicos», sostiene el Informe del Estado Mundial de la Población 2000, divulgado el FNUAP.
Las diferencias anatómicas facilitan la transmisión de enfermedades del aparato reproductor a mujeres y dificultan el diagnóstico, advirtieron expertos.
«Ellas necesitan estar mejor informadas y aprender a negociar el uso del condón con sus parejas», aseguró Villalón.
Por lo general se piensa sólo en el sida y no en las graves consecuencias de enfermedades como la clamidiasis, el condiloma, el herpes simple o la hepatitis B, que «a veces no muestran síntomas en las mujeres y suelen detectarse tardíamente», agregó.
La probabilidad de adquirir ETS es mayor en las mujeres porque el semen permanece más tiempo en la vagina que las secreciones vaginales en el pene, y eso las expone más a las infecciones.
Expertos locales ven en el aumento de los casos de ETS en Cuba la consecuencia de desarticulaciones en materia de salud reproductiva, junto con el elevado uso del aborto y la alta fecundidad adolescente.
Un estudio culminado en 1996 con 1.108 jóvenes, entre 11 y 15 años de edad, puso en evidencia que sus propias creencias sobre las ETS influyen de forma negativa a la hora de solicitar ayuda especializada cuando se hace necesario.
Según el sondeo, 54,3 por ciento de los encuentados consideró esos males como propios de personas inmorales y de ambientes marginales, 26 por ciento comenzó su vida sexual activa entre los nueve y los 11 años de edad y 24,4 por ciento entre los 14 y los 15 años. (FIN/IPS/da/mj/he/00