América Central debe dinamizar el proceso de integración si pretende un futuro próspero, afirmó Pablo Schneider, presidente del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE).
Schneider expresó a IPS su preocupación porque el intercambio comercial perdió el impulso de otras épocas y la integración política no se realiza en forma sostenida.
«En América Central nos falla la constancia en nuestras políticas. Si queremos encaminarnos a un siglo de mayor prosperidad tenemos que hacer esfuerzos sostenidos y no guiados sólo por el cortoplacismo», sostuvo.
El BCIE es una institución multilateral creada hace 40 años por Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua para captar recursos y financiar proyectos de los gobiernos, la sociedad civil y empresas privadas.
El intercambio entre esos cinco países alcanza en la actualidad a 2.500 millones de dólares anuales, pero Schneider considera que ese comercio no es ni tan dinámico ni tan fluido como en otras épocas.
«Nuestro mayor desafío para los próximos años es integrarnos mejor y lograr insertarnos como bloque en un mundo cada vez más competitivo», explicó.
El funcionario valoró el futuro económico para América Central en los próximos años y vislumbra un panorama con razonable optimismo.
«Digo razonable optimismo, pues no se pueden dejar de notar las difíciles condiciones externas, ya que mientras el precio del petróleo crece, el valor de los productos que exporta el istmo, como café y banano, retroceden», añadió.
La asamblea anual de gobernadores del BCIE, realizada esta semana en San José, anunció que el próximo año invertirá en la región unos 405 millones de dólares, destinados a financiar nuevos proyectos de desarrollo.
La reunión de directivos también respaldó un programa de reducción de la pobreza llamado Fondo Especial para la Transformación Social de Centroamérica (FETS), que cuenta con nueve millones de dólares, pero cuya meta es elevarlo a 100 millones de dólares.
Schneider comentó que la integración económica ha podido avanzar más que en el campo político, pese a que reconoció que no en la forma esperada.
Expertos de la región coinciden con estas apreciaciones y sostienen que la integración política de América Central está estancada y recobrar su vigor dependerá en buena medida de la fortaleza de las economías locales.
Sin embargo, el panorama no es muy halagador. Un ejemplo de ello es lo que ocurre en Guatemala, donde el producto interno bruto (PIB) creció apenas 3,5 por ciento en 1999.
Ante esta situación, los empresarios guatemaltecos piden al gobierno aplicar políticas de impulso a la industria local para reactivar la economía y una política monetaria neutral.
En El Salvador, 3,5 por ciento del PIB destinado a la inversión pública no alcanzará para dinamizar la economía, según estima Roberto Rivera Campos, portavoz de la no gubernamental Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (FUSADES), en declaraciones a El Diario de Hoy.
Si esto no se corrige será difícil que la economía salvadoreña recupere los niveles de crecimiento que se registraron en la década del 90, explicó Rivera Campos.
Mientras, en Honduras y Nicaragua los estragos causados por catástrofes naturales, como el huracán Mitch, afectaron aún más las endebles economías y aún están reconstruyendo la infraestructura.
Costa Rica también presenta dificultades, pese a la recuperación económica.
El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo cree que, aunque el país creció ocho por ciento en 1999 y el ingreso por persona aumentó 5,5 por ciento en ese lapso, esa riqueza no llegó a la mayoría de la población.
«El tema crucial de América Central es que cuando hay crecimiento fallamos en la redistribución de la riqueza», comentó a IPS el viceministro de Inversión Pública de Honduras, Hugo Castillo.
El funcionario hondureño compartió con Schneider su preocupación por la integración regional, y dijo que uno de los grandes retos de este principio de siglo es reducir los efectos de la pobreza.
El Banco Mundial estimó en su último informe anual que uno de cada dos de los 35 millones centroamericanos vive bajo la línea de pobreza.
«El istmo tiene dos retos trascendentales en los próximos años, por un lado reducir la pobreza y, por otro, vincularnos efectivamente en bloque a mercados más amplios, como el de México», agregó Castillo. (FIN/IPS/nms/dm/if/00