El nuevo gobierno de Yugoslavia deberá luchar contra la corrupción que caracterizó al antiguo régimen de Slobodan Milosevic para poder recuperar la economía, devastada por las guerras y las sanciones internacionales.
Parte de esa lucha se librará en las mayores empresas del país, donde los llamados «comités de crisis» formados por los empleados pretenden poner las cosas en orden.
Desde que comenzaron las sanciones económicas contra el régimen de Milosevic en 1992, sus principales colaboradores se apoderaron de la mayoría de las empresas de éxito. Importaciones estratégicas y el contrabando generaron enorme riqueza al círculo familiar del mandatario y a sus amigos más cercanos.
«La economía serbia está reducida a un caos mafioso, es una zona de desastre que llevará años de arduo trabajo para corregir», declaró Carl Bildt, el enviado especial de las Naciones Unidas para los Balcanes.
«Esta probablemente sea la economía más pobre de Europa y seguramente es la economía más corrupta», sostuvo Bildt en conferencia de prensa en Belgrado.
«Se transformó en una economía mafiosa. Nada podrá ser corregido rápidamente», agregó.
La visita de Bildt coincidió con la ola de acciones emprendidas por los comités de crisis en numerosas empresas. Los empleados designaron nuevos gerentes, por lo general aquellos que fueron destituidos por el régimen de Milosevic hace ocho años.
Aquellos jerarcas leales a Milosevic fueron alejados de su cargo, pero la mayoría hicieron todo lo posible para aferrarse a sus puestos.
«No importa lo que digan los seguidores de Milosevic, es el esfuerzo de la gente para luchar por la justicia social», declaró a IPS el juez de la Corte Suprema Zoran Ivosevic.
«La gente vivió todo el robo de los años pasados. Ahora quieren que los responsables sean llevados ante la justicia», agregó.
Antes de que Milosevic accediera al poder en 1989, Yugoslavia iba en camino de convertirse en la potencia económica de los Balcanes. Estaba más industrializada que otros países de Europa oriental y no tan sometida al control soviético.
Las guerras, las sanciones internacionales y las irregularidades de Milosevic y su círculo produjeron una riqueza sin precedentes al cinco por ciento de la población cercano al régimen, y pobreza al resto de los 7,5 millones de habitantes.
Los mayores combates entre los comités de crisis y los amigos de Milosevic se libraron en torno del mayor banco serbio, el Beogradska Banka AD, las compañías de importación y exportación Progres y Genex y la farmacéutica ICN Galenika.
Se atribuye a los gerentes de Beogradska Banka AD y a su presidente, Borka Vucic, uno de los colaboradores más leales de Milosevic, haber guardado la fortuna familiar de Milosevic en cuentas extranjeras en China, Chipre, Rusia y Sudáfrica. La fortuna se calcula en varios cientos de millones de dólares.
Vucic deberá decir a dónde fueron llevadas las divisas y el oro del país desde 1992, y que ocurrió con los 4.500 millones de dólares en reservas extranjeras que se «congelaron» en ese entonces.
La firma Progres, que importa y exporta cereales, maíz, gas y petróleo, es dirigida por Mirko Marjanovic, primer ministro de Serbia e íntimo amigo de Milosevic, al igual que alto funcionario del Partido Socialista.
El comité de crisis de la empresa quiere que se explique a nombre de quien se hicieron los negocios de la compañía desde 1992.
Miki Savicevic volvió a ser el gerente de Genex, otrora la mayor firma comercial de la ex Yugoslavia, de la que fuera destituido en 1989.
Según Savicevic y documentos hallados en Genex, varios aviones Boeing 737 fueron vendidos por la dirección anterior como propiedad privada a firmas extranjeras.
El propietario de ICN Galenika, Milan Panic, volvió a su cargo en la dirección de la empresa. En febrero de 1998, el Estado le arrebató la firma al empresario estadounidense nacido en Serbia, sin más explicaciones.
ICN Galenika estaba exenta de las sanciones internacionales, ya que producía artículos que satisfacían «necesidades humanitarias», por lo que generaba decenas de millones de dólares en ganancias.
Cuando la compañía fue tomada por el Estado en 1998, fue clausurada y se comenzó a importar fármacos de China e India a través de varias compañías monopólicas dirigidas por un grupo de allegados a Milosevic y su familia.
«Debemos hacer un inventario de lo que hallamos en ICN Galenika y rehabilitar la producción», dijo Milan Panic en conferencia de prensa en Belgrado.
«No será fácil, pero es un nuevo comienzo a partir de ahora», agregó.
«Una década de guerra, mal gobierno y sanciones nos han paralizado. La inflación asciende a 50 por ciento mensual, el desempleo a 50 por ciento y las reservas extranjeras se limitan a 385 millones de dólares. Es la peor situación de la historia, pero debemos ponernos a trabajar», dijo Miroljub Labus, miembro del grupo de economistas independientes G17. (FIN/IPS/tra-en/vpz/sm/aq/if ip/00