La adopción del dólar como moneda oficial socavó la democracia en Ecuador, dijo el representante del Banco Mundial en ese país durante una conferencia sobre dolarización celebrada en esta capital.
La conferencia de representantes de bancos centrales, académicos y funcionarios de organismos de ayuda financiera de América Latina, el Caribe y América del Norte, fue auspiciada por el Instituto Norte-Sur de Canadá.
La reunión analizó el abandono de la moneda nacional y la adopción del dólar estadounidense por países del Sur en desarrollo con el fin de detener la inflación.
Aunque la mayoría de los representantes de bancos centrales apoyan la estabilidad que la dolarización parece generar, algunos también desconfían por la pérdida de poder de los estados que entregan su política monetaria a Estados Unidos.
Augusto de la Torre, director del Banco Mundial en Ecuador, apoya la dolarización por la estabilidad que ha dado al país golpeado por años de hiperinflación.
No obstante, agregó que redujo la importancia del gobierno nacional y fortaleció a la oligarquía antidemocrática que se benefició con la crisis monetaria y la dolarización.
De la Torre dijo en la conferencia, concluida en Ottawa el fin de semana, que desde que Ecuador adoptó el dólar en septiembre «el sistema económico se hizo más corrupto, más politizado y por lo tanto, hay más espacio para que la oligarquía tradicional vuelva, con fuerza».
Aunque el incremento en el precio del petróleo le dio a Ecuador la oportunidad de aumentar sus reservas en dólares y fortalecer la economía, el país «desperdicia la maravillosa oportunidad para construir los muros de contención necesarios en una economía dolarizada».
«Siempre que una economía se dolariza, hay que construir muros de contención en el sistema financiero, en el mercado laboral, donde sea. Ecuador recibió esta enorme ganancia inesperada del petróleo y no ahorró nada», dijo.
El gobierno no pudo impedir que la elite ecuatoriana debilitara a los bancos con una de las tasas más altas de incumplimiento de pago, 50 por ciento, en un país de «moneda dura».
«Los principios económicos mejoraron», dijo De la Torre. «El costo ha sido la erosión de la fuerza y la importancia de las instituciones del Estado», agregó.
El gobierno ecuatoriano perdió la capacidad de intervenir en la economía de manera significativa.
«Una cosa chocante es que la política es ahora menos importante en Ecuador. Si usted habla con los empresarios, se refieren a la política como si se tratara de una telenovela», comentó.
Gran parte de la capitalización procede de las reservas en dólares de los bancos centrales, que se despilfarran en préstamos incobrables y empresas de riesgo por la elite, aseguró De la Torre.
Courtney Blackman, el ex director del Banco Central de Barbados, coincidió en que la dolarización socava el poder del Estado y los bancos centrales, que son el último recurso para obtener un préstamos en épocas de crisis financiera.
Blackman señaló que los bancos centrales perdieron facultades en países como Argentina que ataron su moneda al dólar, y que ahora son similares a las débiles instituciones creadas en el Caribe por Gran Bretaña durante el período colonial.
Una diferencie en el sistema, precisó, es que Estados Unidos toma sus decisiones en materia de política cambiaria sin considerar las necesidades de los países dolarizados.
«Los países del Norte permitieron el colapso de Ecuador y otros países y luego aceptaron su moneda porque son pequeños. Estados Unidos aceptará el poder de su banco central, pero luego no le interesan los principios económicos de ese país», dijo.
Así mismo, la dolarización tiene un precio elevado, la ganancia que hacen los países al emitir moneda.
Puede que el costo de impresión de un billete sea mínimo, pero los dólares estadounidenses se deben pagar a su valor nominal. Al menos 250.000 de los 450.000 millones de dólares en billetes en circulación están fuera de Estados Unidos, explicó Blackman.
Eso «representa un préstamo masivo, indefinido y sin intereses que el resto del mundo le hace a Estados Unidos. Debe haber algún punto en que el volumen de billetes estadounidenses que circulan en el exterior socaven la confianza internacional en la capacidad de Washington para cumplir con sus obligaciones», agregó.
Rogerio Studar, del Instituto de Economía en Río de Janeiro y contrario a la dolarización, opina que los países ceden demasiada soberanía al dolarizar.
Cuando Argentina adoptó la caja de conversión y ató el valor de su peso al dólar a principios de los años 90, básicamente era una forma de cerrar el Banco Central y entregar la política monetaria a la Reserva Federal de Estados Unidos, aseguró. (FIN/IPS/tra-en/mb/da/aq/if/00