BRASIL: Privatizaciones se reanudan con bancos estaduales

Brasil reanudará este viernes las privatizaciones con la subasta del Banco del Estado de Paraná (Banestado), luego de que el proceso se enrareciera el año pasado por dificultades en la venta de bancos, empresas energéticas y de saneamiento básico.

Banestado, cuyo precio mínimo fue fijado en 434 millones de reales (235 millones de dólares), es considerado un aperitivo que antecede la privatización del Banco del Estado de Sao Paulo (Banespa), la mayor institución financiera a la venta en América Latina.

La subasta de Banespa, que ya se postergó más de 10 veces desde 1998, fue fijada ahora para el 20 de noviembre. Ese día estará a la venta un tercio de sus acciones por un mínimo de 1.850 millones de reales (1.000 millones de dólares).

Cinco de los nueve grupos interesados en su adquisición son extranjeros, entre los cuales se encuentran el estadounidense Citibank y los españoles Bilbao Vizcaya y Santander.

Lograr el control de Banespa puede representar la obtención del liderazgo en la banca privada brasileña.

Además de Banestado y de Banespa, importantes por concentrar sus negocios en Paraná y Sao Paulo, dos estados económicamente fuertes, están en lista de espera para la venta otros seis bancos estaduales, algunos en control del gobierno central debido a graves problemas financieros.

Las privatizaciones culminan un proceso de saneamiento de los bancos estaduales iniciado en 1996.

El tesoro nacional invirtió en ello el equivalente hoy a unos 30.000 millones de dólares para evitar la quiebra de esas instituciones, antes empleadas por gobernantes de los estados para financiar sus proyectos, eludiendo la disciplina fiscal.

El caso de Banespa fue el más grave por involucrar sumas abultadas, que determinaron la intervención del Banco Central en diciembre de 1994 y su transferencia al gobierno central tres años después, para preparar la privatización.

La imposibilidad de mantener esas entidades en manos de gobiernos estaduales se evidenció tras la estabilización de la moneda nacional a partir de 1994, que exigió una reestructuración del sector financiero, antes favorecido por altas ganancias que le ofrecía la elevada inflación existente en el país.

Las exigencias de un fuerte ajuste fiscal no permitían la sobrevivencia de los bancos usados para elevar los gastos públicos de los estados, sobrepasando los límites presupuestarios.

Hasta ahora se privatizaron 13 de esos bancos y otro tanto se convirtieron en agencias de fomento al desarrollo.

Pero la privatización del Banestado y, en especial, la del Banespa enfrentó fuertes resistencias sindicales. Huelgas, denuncias de irregularidades y varios procesos judiciales impidieron la concreción de subastas en las sucesivas fechas fijadas.

El gobierno logró finalmente el jueves pasado anular la última medida judicial presentada que vedaba la subasta.

Pero hasta el 20 de noviembre se deberán enfrentar nuevas batallas judiciales, tal como ocurrió en las numerosas privatizaciones realizadas en el país desde 1994.

Joao Piza, abogado del sindicato de bancarios de Sao Paulo, anunció para los próximos días un nuevo intento de suspender la subasta, ya que la Suprema Corte de Justicia adoptó decisión favorable a la privatización, sin escuchar a los funcionarios del banco ni a la fiscalía que apuntó irregularidades en el proceso.

En la disputa por Banestado están solo los cuatro mayores bancos privados nacionales, pero se prevé un buen sobreprecio en la subasta por la importancia estratégica del banco para los grupos financieros que intentan mantener o ascender en el liderazgo del mercado bancario.

El interés aumenta en el caso de Banespa por su dimensión y porque además los bancos extranjeros están mejor preparados para una expansión.

Los grupos españoles Bilbao Vizcaya y Santander y el británico HSBC ya concluyeron el proceso de absorción de las entidades brasileñas, cuya adquisición les permitió ingresar en el mercado de este país hace dos o tres años.

El sindicato resiste la venta de Banespa por razones nacionalistas y porque la privatización representará, según prevén expertos, una reducción a la mitad de los 21.000 funcionarios del banco.

El gobierno de Fernando Henrique Cardoso, junto con la privatización de los bancos estaduales, trata también de dar nuevo empuje a la venta de empresas del sector energético.

La próxima a ser negociada a privados será la Sociedad Anónima de Electrificación de Paraíba, estado del noreste del país.

Brasil ya privatizó otras distribuidoras y algunas generadoras de energía eléctrica controladas por gobiernos estaduales, pasándolas en muchos casos a manos de grupos españoles, chilenos o estadounidenses.

Faltan ser vendidas aún algunas distribuidoras en el nordeste y las grandes empresas generadoras de electricidad que son gestionadas por el Ministerio de Minas y Energía.

El gobierno ya decidió en este último caso promover una amplia participación de trabajadores en la adquisición de las acciones, alterando el modelo de privatización.

En tanto, el sector de saneamiento sufre un retraso mayor, por dificultades institucionales en la definición de cómo el sector privado operará el servicio.

Al respecto se desataron conflictos entre los poderes estaduales y municipales, además de polémicas que redujeron drásticamente las inversiones públicas en el sector. (FIN/IPS/mo/dm/ip if/00

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