El músico nigeriano Fela Anikulapo-Kuti, máximo cultor del estilo afrobeat, habría cumplido 59 años este mes si no hubiera muerto en 1997. Su familia celebró a lo grande, con la apertura de un centro de espectáculos en el elegante barrio de Ogba, en Lagos.
Desde 1997, año en que falleció el 2 de agosto a causa del sida, el mes de octubre ha sido dedicado por la familia y los admiradores de Fela Kuti a su memoria y a la de su desaparecido club, el African Shrine (santuario africano, en inglés), en el suburbio industrial de esta ciudad.
Su música perdura gracias las nuevas grabaciones de sus discos y la propagación de sus ideas. Fela Kuti fue célebre por su amor a la marihuana, por la buena vida y por su oposición a las dictaduras que se sucedían en Nigeria. Sus exequias fueron las más concurridas en la historia moderna de este país.
El de Ogba es el tercer hogar musical de la familia Kuti en Lagos. El primero, la República Kalakuta, como Fela Kuti llamaba a su casa en el barrio popular de Ojuelegba, hirvió de actividad durante muchos años.
Jóvenes de ambos sexos abarrotaban el lugar, pleno de humo de marihuana, para escuchar a Fela Kuti por las noches. Pero en 1977, la República Kalakuta fue allanada e incendiada hasta los cimientos por fuerzas de seguridad. El hoy presidente elegido en las urnas Olusegun Obasanjo encabezaba la dictadura militar de entonces.
Cuando desapareció ese club, Michael Binite le ofreció al músico el local en Pepple Streeet, en el barrio popular de Ikeja, donde funcionó durante largos años African Shrine.
Fela Kuti afrontó durante casi una década numerosos juicios entablados por la familia de Binite, que pretendían desalojarlo. El lugar fue restituido a sus propietarios en enero de 1999, tras 16 años de pujas judiciales. La fiesta había durado 22 años.
Alguaciles acompañados por la policía ingresaron entonces en el local y arrojaron a la calle instrumentos musicales, altavoces y amplificadores, ante la mirada consternada de los integrantes de la «Egypt 80 Band», el conjunto de Fela Kuti.
Sólo sobrevivió un cubículo blanco en un rincón del escenario. Los admiradores creen que el cubículo, donde Fela Kuti acostumbraba a beber y a consultar a sus ancestros antes del espectáculo de cada sábado, tiene poderes sobrenaturales.
Y este mes, Femi Kuti, hijo de Fela Kuti y también músico afrobeat, homenajeó a su padre al abrir un club llamado New African Shrine, en Ogba, un barrio lejano del área popular donde funcionó African Shrine.
Femi Kuti prometió al comprar el terreno que el santuario estaría listo en el cumpleaños 59 de su padre, el 15 de este mes. Y cumplió: la fiesta para celebrar la apertura del centro «que tiene nivel internacional» —como él mismo dijo— duró tres días.
«Sólo quiero hacer de African Shrine una sala de espectáculos comparable con las que vi en Europa y América. Quiero algo para que mis amigos, como Stevie Wonder, D'Angelo, Brenda Fassie y Angelique Kidio puedan tocar sin lágrimas por el humo en un ambiente decente», dijo Femi Kuti.
El nuevo local costó al músico más de un millón de dólares y tiene espacio para 1.500 espectadores sentados y 1.300 de pie. El edificio cuenta con camarines y baños dotados de ventiladores y aire acondicionado.
El escenario de 1,55 metros de altura, 21 metros de largo y 7,5 metros de profundidad tiene una capacidad adecuada para una orquesta de 40 instrumentistas, instalados con total comodidad.
El viejo African Shrine, en cambio, tenía capacidad para apenas 1.000 espectadores sentados y parados, lo que obligaba a muchos admiradores de Fela Kuti a escuchar los espectáculos desde las calles adyacentes.
El nuevo santuario en Ogba no tendrá a esos jovenes fumadores de cannabis. Femi Kuti es contrario a que se fume dentro del local. «Aquí no habrá marihuana. Nadie hará aquí nada que no pueda hacer en su casa», dijo.
Nacido en 1938 en Abeokuta, en una familia de clase media, Fela Kuti recibió sus primeras lecciones de música de su padre, un pastor evangélico y talentoso pianista.
De su madre, la activista Olufunmilayo Ransome-Kuti, heredó el sentimiento anticolonialista y antimilitarista que más tarde expresaría a través de sus composiciones.
Fela Kuti nació durante la segunda guerra mundial y pasó su juventud en los años agitados de la guerra fría y del nacimiento de las naciones independientes de Africa.
«Fela se nutrió de la revolución y parece que hubiera estado divinamente destinado a jugar los papeles que asumió en los años siguientes», dijo Bayo Martins, uno de los más cercanos aliados de Fela
En 1958, sus padres lo enviaron a Londres para que estudiara medicina. Pero en 1959 formó en la capital británica su primer grupo musical, «Koo la Lobitos». Ese mismo año ingresó en el Trinity College of Music de Oxford, instituto en que permaneció hasta 1962.
La estancia en Londres le permitió entrar en contacto con el movimeinto musical británico de los primeros años 60.
Antes de dedicarse de lleno a la música, Fela trabajó como productor de la Nigerian Broadcasting Corporation.
Fela Kuti contribuyó a la creación de los estilos afrobeat y high life, fusiones de géneros tradicionales africanos y con aportes del rock and roll, el rythm and blues y el reggae.
Produjo más de 40 discos en yoruba, su lengua nativa, y en inglés «pidgin», jerga de las clases desposeídas utilizada en Nigeria y en Africa occidental anglohablante.
Cantante, compositor, trompetista, saxofonista y tecladista, se destacó por las grandes puestas en escenas de sus presentaciones en público.
Los textos de sus canciones, comprometidos con los derechos humanos y con los más pobres y críticos con las dictaduras nigerianas, le valieron persecución y arrestos.
«No le gustaba la actitud hipócrita de los líderes africanos, en especial los de Nigeria, un país que ha sido mantenido como rehén por los militares y unos pocos privilegiados que constituyen la clase política», recordó Bayo Martins, miembro de la Fundación Fela.
Sus letras hablan de política, aunque quienes le criticaban prestaron más atención a su falta de respeto por la moral convencional. La vida personal de Fela era un libro abierto. Hablaba y cantaba en público sobre la sexualidad libre.
En 1977, el gobierno de Obasanjo lo acusó de seducir a alumnas de escuelas secundarias cercanas a la República Kalakuta. Contrajo matrimonio público con 27 mujeres, entre ellas hijas de la elite gobernante.
Muchas de sus esposas integraron la banda del músico, y sólo su primera esposa, Remi, con quien se había casado en 1961, se separó de él.
Llamado «Abami Eda» (el extraño) por sus seguidores, las canciones de Fela Kuti superaron las fronteras de Nigeria. Muchas de ellas se referían a la vida de africanos en la diáspora.
El músico también impulsó el nacionalismo africano. Entre sus ídolos figuraron los líderes Kwame Nkrumah, de Ghana, Thomas Sankara, de Burkina Faso, y Sekou Toure, de Guinea.
Intentó ingresar al mundo de la política en 1978, pero su intento por registrar el Movimiento del Pueblo fue anulado, lo que imposibilitó poner a prueba su popularidad en ese terreno.
En su lecho de enfermo, Fela Kuti dijo que viviría otros 120 años, refiriéndose a su música, recordó Martins. «No voy a morir, voy a vivir una vida eterna», había anunciado. (FIN/IPS/tra- eng/ro/sm/ego/mj/cr/00