AMBIENTE: Reunión de cambio climático, ¿una cita de negocios?

Delegados de 175 países se reunirán del 13 al 14 de noviembre en Holanda, para avanzar en los compromisos de reducción de los gases que causan el sobrecalentamiento de la Tierra. Pero hay quienes advierten que los debates previos a la cita derivan cada vez más hacia una discusión de negocios.

Juan Carlos Villalonga, encargado de asuntos de energía de la organización Greenpeace Argentina, comentó a IPS que, en vísperas de la Sexta Reunión de las Partes Contratantes de la Convención Marco de Cambio Climático (COP6), en la ciudad de La Haya, «el debate no pasa por los compromisos, sino por cómo evadirlos sin costos».

«Los ambientalistas tenemos una posición en el debate que no es marginal, porque la Unión Europea (UE) y los países isleños coinciden con nuestros planteos. Pero hay un concepto mercantilista muy fuerte de quienes quieren participar en la convención para hacer negocios o ganar dinero», criticó.

«La convención (de cambio climático) dejó de ser una reunión que trata un asunto ambiental global gravísimo -el recalentamiento de la atmósfera- para convertirse en un espacio en el que se pueden vender 'commodities' y hacer negocios con la venta de bosques, la tierra para cultivar o las tecnologías», dijo Villalonga.

Según coinciden los científicos, varios gases, entre los que se destaca el dióxido de carbono, se acumulan en la atmósfera terrestre causando el llamado efecto invernadero. Es decir, atrapan las radiaciones solares, con el consiguiente aumento de la temperatura en la Tierra.

Ese sobrecalentamiento derrite hielos polares y sube el nivel de los mares, con riesgo de inundaciones. También provoca sequías y huracanes y contribuye a la propagación de enfermedades infecciosas, como la malaria, y a la extinción de especies.

La concentración de emisiones producidas por la actividad humana determinó en la última década un aumento promedio de la temperatura más rápido que en todo el milenio, han advertido los científicos que investigan el cambio climático.

La COP6 tiene el cometido de impulsar el cumplimiento de los compromisos de reducción de los gases de efecto invernadero que fueron acordados en una serie de reuniones comenzada en 1995.

La Convención Marco de Cambio Climático fue aprobada en 1992, en la Cumbre de la Tierra de la Organización de las Naciones Unidas, y entró en vigor en 1994. Un año después comenzó la serie anual de reuniones de las partes contratantes de la Convención.

En la tercera reunión de las partes, realizada en 1997 en la ciudad japonesa de Kyoto, se acordaron metas cuantitativas para la reducción en el Norte industrial de las emisiones perniciosas. Pero el llamado Protocolo de Kyoto no ha sido todavía ratificado.

El dióxido de carbono es la causa de 72 por ciento del calentamiento y está presente en casi todas las actividades económicas y en todos los países, aunque en volumen variable, según el grado de desarrollo de cada uno de ellos.

También intervienen en el fenómeno el metano, el óxido nitroso y otros gases de menor impacto, procedentes de la industria, el comercio, la agricultura -fertilizantes, cultivos de arroz- o la ganadería -mediante la descomposición de las heces del ganado-.

«A diferencia de las emisiones que afectan la capa de ozono, que están reducidas a unas pocas actividades económicas controlables, el dióxido de carbono (CO2), que se emite en la quema de combustibles fósiles -carbón, petróleo y gas- afecta una cantidad enorme de intereses en todos los países», indicó Villalonga.

Las industrias de acero, aire acondicionado y calefacción, las fundiciones de aluminio, las plantas de cemento, las refinerías de petróleo, el transporte y la producción de petróleo y gas, figuran entre las actividades que mayor emisión de CO2 producen.

La Convención Marco sobre Cambio Climático había sido ratificada en 1999 por 175 países, sus partes contratantes. El órgano supremo de la Convención es la conferencia, que se reúne una vez al año para avanzar y hacer cumplir los acuerdos.

El Protocolo de Kyoto obliga a las naciones del Norte a reducir la emisión de gases de efecto invernadero en el período 2008-2012 por lo menos en cinco por ciento del volumen registrado en 1990.

Pero sólo países en desarrollo lo han ratificado, y en cantidad insuficiente para otorgarle fuerza de ley internacional.

Para Villalonga, si hubiera mayor voluntad de reducir las emisiones, el protocolo podría ser una sencilla lista en la que los países industriales fijarían porcentajes y plazos.

En cambio, el documento es complejo, dado que, entre otras medidas, crea mecanismos de «flexibilización» del cumplimiento de las metas.

«La incorporación de esos mecanismos fue blanco de muchas críticas, porque se cree que son los agujeros por los que pasará el incumplimiento», dijo a IPS Raúl Estrada Oyuela, quien en Kyoto fue el presidente del plenario de delegados que aprobó el protocolo, y también participó en la negociación previa.

«Lo ideal» habría sido prescindir de esos mecanismos de flexibilización, pero la necesidad de incluir a países responsables de las principales emisiones, como Estados Unidos, hizo que prevaleciera el realismo sobre el idealismo, comentó Estrada Oyuela, jefe de la delegación argentina que viajará a La Haya para la COP6.

En 1990, Estados Unidos era responsable de 37 por ciento de las emisiones de los países industrializados y hoy su participación aumentó a 40 por ciento.

«Si se toma el mundo, Estados Unidos emite 25 por ciento del total de gases» invernadero, señaló Estrada Oyuela.

No obstante, la reducción real de emisiones en Alemania y en Gran Bretaña, y el menor crecimiento de las mismas en Europa Oriental en relación con lo esperado, permitió un recorte promedio de gases invernadero de seis por ciento entre 1990 y 1998.

La UE cree necesario exigir su cuota de reducción a los países que emiten los mayores volúmenes, aunque la caída de la producción de otras naciones permita alcanzar un equilibrio razonable. Pero esta postura no es compartida por Estados Unidos.

De hecho, uno de los mecanismos de flexibilización del protocolo, de implementación conjunta, permite a un país industrial exceder el volumen de emisiones que le fue señalado a cambio de reducir las que produce algún otro país del Norte.

También se cuentan los llamados Mecanismos de Desarrollo Limpio, que facultan a los países industrializados a compensar las emisiones que no reducen con inversiones en el Sur en forestación y en nuevas tecnologías, ya sean estas de fuentes renovables de energía o para mejorar la eficiencia de las tradicionales.

Así mismo, el comercio de emisiones permite a los países del Norte completar su cuota de reducción de gases invernadero mediante la compra de recortes del dióxido de carbono a otras naciones. Este recurso apunta hoy básicamente a las economías de los ex países socialistas.

Como el crecimiento económico de los antiguos países socialistas en la última década fue inferior a lo esperado, sus emisiones industriales resultaron también menores.

Tienen, por lo tanto, un sobrante de lo que se denomina «aire caliente», para intercambiarlo con los principales emisores que, de esa manera, no tendrían que tomar medidas de reducción.

Para los ambientalistas, estas fórmulas se prestan a los negocios. De hecho, Estrada Oyuela admitió que la posición oficial de Argentina es principalmente tratar de conseguir inversiones del Norte en forestación y en tecnología, una postura que es compartida con muchas otras naciones de la región.

Greenpeace cree que la iniciativa relativa a los sumideros de carbono (los bosques y plantaciones que permiten absorber dióxido de carbono en la juventud de las especies) no es una buena solución. A su juicio, sería más seguro invertir en el desarrollo de tecnologías de fuentes renovables de energía, como la eólica o la solar.

Pero en Argentina, «la agenda de la conferencia la elaboran los lobbistas forestales», cuya presión coincide con la política oficial de atraer inversiones y hacer negocios, agregó.

Por eso, las organizaciones ambientalistas no creen que la COP6 de La Haya se traduzca en avances importantes, sobre todo porque se convoca en fecha muy cercana a las elecciones en Estados Unidos, uno de los actores principales de esta película que, por ahora, no tiene fin. (FIN/IPS/mv/ff/en/00

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe