Los antiguos esfuerzos de China por mejorar sus relaciones con el Vaticano podrían frustrarse si éste continúa con sus planes de canonizar a 120 víctimas católicas de persecuciones en este país antes de 1930.
La Iglesia Católica China, que no reconoce la autoridad del Papa, criticó esta semana las intenciones del Vaticano y afirmó que los «supuestos mártires» en realidad eran agentes del imperialismo occidental y merecían morir.
En otra señal de la determinación de Beijing para disminuir la influencia del Vaticano en China, la Administración Estatal de Asuntos Religiosos anunció nuevas medidas para limitar la propagación de religiones por extranjeros.
Aunque el Vaticano decidió canonizar el 1 de octubre sólo a los mártires que murieron antes de 1930 para evitar la inclusión de católicos que hayan muerto a manos del régimen comunista, iniciado en 1949, Beijing consideró la proyectada canonización como un insulto al pueblo chino.
«La mayoría de las 120 personas que serán santificadas por la Iglesia Católica Romana fueron ejecutadas por violar las leyes chinas durante la invasión de nuestro país por imperialistas y colonialistas», declaró Su Yuxi, portavoz de la cancillería.
Otros «fueron ejecutados por intimidar al pueblo chino» durante la guerra del Opio (1839-1942) o durante el levantamiento de los Boxer (1898-1900)», declaró Su a una rueda de prensa regular realizada el martes.
«La canonización de esas personas distorsiona la verdad y la historia, enaltece al imperialismo y calumnia al pueblo chino», agregó el portavoz.
La lista de personas a santificar, que incluye a 87 chinos y 33 misioneros, fue recomendada por la Iglesia Católica de Taiwan, ignorando la soberanía de la Iglesia Católica China, declaró ésta.
La Iglesia Católica China también criticó que se haya elegido para la canonización el 1 de octubre, Día Nacional, que «marca los esfuerzos de los chinos para deshacerse de la agresión imperialista y colonialista».
Aun en la actualidad, los líderes comunistas justifican el control estricto de las prácticas religiosas por la necesidad de proteger a la nación del imperialismo occidental.
El Vaticano rechazó las críticas y explicó que la elección de la fecha tuvo motivos puramente religiosos, porque el 1 de octubre es la fiesta de Santa Teresa de Lisieux, patrona de los misioneros.
Pero este argumento no aplacó la ira de Beijing. La Iglesia Católica China presentó una lista de errores cometidos por el Vaticano en su relación con China a través de los años y lo exhortó a arrepentirse y «enfrentar la historia» para que los vínculos puedan mejorar.
Entre los supuestos errores del Vaticano se cuentan el reconocimiento del régimen títere Manchukuo, establecido por los agresores japoneses en territorio chino en la década de 1930, así como la «actitud hostil» hacia China comunista desde su fundación, y la exhortación a los católicos chinos a oponerse al gobierno.
«La política errónea del Vaticano hacia China causó pérdidas irreparables para la Iglesia Católica China», dice la declaración, emitida el martes.
La Iglesia Católica China, que obliga a sus seguidores a jurar lealtad al Estado, afirma tener unos cuatro millones de miembros.
Por otra parte, el Vaticano sostiene que hay otros ocho millones de chinos leales al Papa que practican su fe en secreto.
Beijing considera que los misioneros extranjeros son los principales culpables del florecimiento de movimientos religiosos clandestinos.
El gobierno emitió esta semana nuevas normas sobre la actividad de los predicadores extranjeros con la finalidad de restringir las actividades religiosas clandestinas, que según las autoridades amenazan el poder del Partido Comunista.
Según las nuevas reglas, los extranjeros no pueden designar personal religioso ni reclutar seguidores entre ciudadanos chinos, y si predican, deben restringirse a «sitios legalmente registrados».
«Los extranjeros sólo pueden participar en actividades religiosas en monasterios budistas, templos taoístas, mezquitas e iglesias debidamente registradas ante el gobierno chino», anunció Ye Xiaowen, director de la Administración Estatal de Asuntos Religiosos.
Los organismos gubernamentales de condados o niveles superiores están autorizados a reprimir todas las actividades religiosas que violen las nuevas normas.
En medio del enfrentamiento entre la Iglesia Católica China y el Vaticano, se produjo una nueva ola de detenciones de sacerdotes, monjas y legos del movimiento religioso clandestino en el interior del país.
Entre los detenidos este mes figuran el obispo Zeng Jingmu, de 81 años, que pasó un total de 30 años en la cárcel, y el sacerdote Liao Haiqing, informó la Fundación Cardinal Kung, de Estados Unidos. (FIN/IPS/tra-en/ab/ral/mlm/cr/00