MEXICO: Indígenas de Chiapas mantienen a funcionarios de rehenes

Indígenas mexicanos de la selva Lacandona, en el estado sureño de Chiapas, mantienen secuestrados a cinco funcionarios del gobierno como protesta por los problemas ambientales y sociales de la región, la mayor reserva tropical húmeda de América del Norte.

Sólo se liberará a los secuestrados desde el día 2 si se aclara el destino de 14 millones de dólares, entregado por diversos organismos de cooperación para programas de conservación de la selva, y atienden los problemas de la zona, advirtieron los nativos.

El Departamento de Comunicación Social de la Secretaría (ministerio) de Medio Ambiente indicó este viernes a IPS que una comisión oficial viajó al lugar, más de 1.000 kilómetros al sur de la capital, para buscar una solución.

Los funcionarios secuestrados, que se encuentran en una casa comunal y al parecer en buenas condiciones, son un director de reservas ecológicas de Chiapas y cuatro trabajadores de apoyo de la Secretaría de Medio Ambiente.

Según información proveniente de la selva Lacandona, los cautivos exigen además la presencia de la secretaria (ministra) de Medio Ambiente, Julia Carabias.

El secuestro de los funcionarios es un capítulo más de los conflictos ambientales y sociales presentes desde hace décadas en esa zona de selva.

El lugar es refugio del guerrillero Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) insurgente desde el 1 de enero de 1994, y alberga la mayoría de los árboles tropicales del país, 33 por ciento de los reptiles, 80 por ciento de las especies de mariposas y 32 por ciento de las aves.

Los indígenas piden que Carabias explique el destino de 14 millones de dólares, aportados los últimos años para la Lacandona por el Fondo Mundial para el Medio Ambiente, controlado por el Banco Mundial, y la empresa automotriz estadounidense Ford Motor Company para programas ambientales.

Los nativos denunciaron desvío de recursos y mal manejo de los programas.

Hace poco más de un siglo, los lacandones eran casi los únicos habitantes de las selvas de Chiapas. Hoy comparten el espacio con miles de indígenas que emigraron allí desde los años 50, empresas que extraen madera, guerrilleros y cientos de militares que dicen combatir la insurgencia, la inseguridad y el narcotráfico.

La selva Lacandona tenía hace un siglo alrededor de 1,3 millones de hectáreas y unos 2.000 habitantes. Hoy, su extención se redujo a menos de 500.000 hectáreas y su población aumentó a alrededor de 300.000.

Si no se detienen los asentamientos humanos y se frena la deforestación, en unos 50 años la selva Lacandona podría ser sólo un recuerdo, reconoció la Secretaría de Medio Ambiente en diversos documentos.

Para preservar la zona, el gobierno mantiene programas que incluyen el desalojo de cerca de 30.000 personas a ser ubicadas en otras localidades de Chiapas, pero los afectados se niegan a hacerlo.

La Policía advirtió en mayo que usaría la fuerza para desalojar a los campesinos que en los últimos años emigraron a la Reserva de Montes Azules, en la selva Lacandona.

Sin embargo, y luego de varias protestas de organizaciones políticas y de derechos humanos, el gobierno de Ernesto Zedillo aclaró que nunca usaría ese método y que sólo apelaría a la negociación.

Para la guerrilla zapatista, los intentos de reubicación de indígenas y la amplia presencia militar en el lugar tienen como única intención acorralarlos.

La secretaria Carabias se queja hace dos años de no poder atender los problemas de la selva, pues los guerrilleros no le permiten ingresar a numerosos lugares.

Los zapatistas, los indígenas llegados en los últimos años y los lacandones, en cambio, sostienen que no tienen ninguna responsabilidad en la destrucción de la selva.

Son los militares y algunas empresas madereras las que alientan la tala del bosque y, además, participan en el tráfico de flora y fauna, afirman.

En mayo de 1999, los lacandones enviaron una carta al presidente Zedillo en la que advirtieron que la selva será pronto un desierto.

Denunciaron además que los destacamentos militares instalados en el lugar parecen zoológicos, que los soldados maltratan a los campesinos y que el alcoholismo y la prostitución son crecientes debido a la presencia de las Fuerzas Armadas.

La Unión Internacional para la Conservación para la Naturaleza indicó que a pesar de sus problemas, la selva Lacandona sigue en la lista de los 10 sitios con mayor biodiversidad de Mesoamérica (México y América Central). (FIN/IPS/dc/mj/en hd/00

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