El gobierno de Cuba intenta abatir el alto desempleo que se registra en las provincias orientales del país mediante un programa especial, que incluye incentivos para inversiones locales y extranjeras.
La desocupación en este país es en la actualidad de 6,1 por ciento de la población económicamente activa, pero en las provincias de Santiago de Cuba, a 967 kilómetros de La Habana, Granma, a 842 kilómetros, y Guantánamo, a 971 kilómetros, se ubica entre ocho y 10 por ciento.
El viceministro del Trabajo y Seguridad Social, Abel Acosta, dijo a IPS que esa zona oriental cubana requiere capitales que generen empleos, para lo cual se comenzó a ofrecer determinadas facilidades a los inversionistas, que prefirió no detallar.
En los peores años de crisis económica de los años 90, el desempleo alcanzó niveles calificados de críticos, en especial en esos territorios, donde factores geográficos y climáticos, como las intensas sequías, empeoran la situación.
"No había trabajo, por eso vinimos a La Habana. En Guantánamo quedó sólo mi abuela y una tía que la cuidaoo, relató Mercy Bombú, de 25 años, quien trabaja por contrato diario en labores domésticas, ya que así puede viajar a su tierra natal cada vez que hace falta.
La depresión económica que sufrió Cuba desde comienzos de la década de los 90, a raíz de la desaparición de la Unión Soviética y del bloque socialista, y las medidas de ajuste adoptadas en la isla ante la situación dejaron sin empleo a unos 120.000 trabajadores, según cifras oficiales.
Expertos locales estimaron entonces que una reforma laboral en curso, destinada entre otros objetivos a eliminar el subempleo, podía provocar la reubicación de una plaza a otra o el desempleo temporal para unas 500.000 personas.
Las autoridades alegan que, pese a ese crítico panorama, "nadie quedó desamparado", pues el trabajador despedido por el cierre de la empresa se iba para la casa con un porcentaje del salario, en tanto se le buscaba otra ubicación.
Juan Triana, investigador del Centro de Estudios de la Economía de Cuba, calcula que unas 17.000 personas permanecen aún "disponibles", término con que se identifica al desempleado a causa del cierre de fábricas y otras medidas de ajuste.
Un artículo publicado a mediados de agosto por la prensa estatal señaló que la recuperación de la economía hizo disminuir la desocupación en Guantánamo de 12 a ocho por ciento.
Sin embargo, la situación sigue siendo "compleja", pues la cantidad de personas sin empleo en la zona alcanza a más de 15.000, de las cuales unas 11.000 son jóvenes, sobre todo mujeres.
"Desde horas tempranas puede verse gente en la calle, deambulando de un lado para otro, charlando entre sí, bebiendo ron. Resulta evidente que no tienen otra cosa que hacer", observó Amelia Hurtado, operadora de turismo, a su regreso a La Habana desde esa provincia oriental.
El propio ministro de Trabajo, Alfredo Morales, admitió que una parte sustantiva de los puestos laborales creados este año en ese territorio son temporales, vinculados a las zafras cafetaleras y azucareras.
"Los entendidos afirman que la solución total del problema en la región requiere de la constitución de un número superior a los 14.000 puestos de trabajo fijos por año", comentó el periódico Juventud Rebelde, de la Unión de Jóvenes Comunistas.
De los 124.627 empleos creados entre enero y junio en Cuba, sólo 70.851 son permanentes y alrededor de 30 por ciento fueron ocupados por mujeres, proporción que hace ver a ese segmento social como menos favorecido por las políticas oficiales.
El registro oficial indica que Guantánamo obtuvo en los cinco primeros meses de este año 4.801 nuevas ocupaciones, 61 por ciento de ellas permanente, al igual que 53,3 por ciento de las 15.390 creadas en Santiago de Cuba y 41,9 por ciento de las 13.451 de Granma.
En ese sentido, el viceministro Acosta dijo que el programa previsto hasta 2003 y 2005 busca que los empleos sean permanentes y sostenibles, con base económico-financiera.
Acosta señaló que «también deben ser bien remunerados, ya que queremos que la gente gane más y tenga buenas condiciones de trabajo», lo cual «mejorará la estabilidad laboral y, por tanto, la estabilidad social», afirmó.
La desocupación en La Habana, con 2,2 millones de habitantes, se sitúa alrededor de 5,4 por ciento. Medios oficiales insisten en que el problema aquí radica fundamentalmente en que los empleos disponibles no se ajustan a los requerimientos de quienes lo buscan.
«El desempleo ocurre cuando las personas quieren trabajar y no hay fuente de empleo. El desocupado dice que desea trabajar, pero cuantas opciones recibe, las rechaza", aclaró Jesús Cervera, directivo del Trabajo en la capital.
En La Habana había a fines del año pasado unas 46.000 personas buscando trabajo y aproximadamente 45.000 puestos vacantes "en todos los sectores de la economía", aseguró Cervera a la prensa estatal.
Agregó que en la capital hay entidades que piden ayudantes, fresadores, torneros, operarios de electricistas, carpinteros, ebanistas, jardineros, mecánicos de automotores, entre otros puestos de trabajo que van desde los que requieren mucha calificación hasta más simples.
"La verdad es que hay demanda de fuerza de trabajo y la gente quiere trabajar, pero no en el empleo existente en la capital. Quieren escoger por muchas causas", comentó el directivo laboral.
Los trabajos más codiciadas se ubican en el turismo y otros sectores asociados a las inversiones extranjeras, que ofrecen mejores condiciones salariales, pero obtenerlas requiere no sólo calificación profesional sino requisitos sociales y políticos. (FIN/IPS/pg/dm/lb/00