Una violación por hora y 14 asesinatos a mujeres por día se registran en la India, y este tipo de violencia persiste en varias partes del mundo porque la sociedad la tolera y las leyes son débiles, denunció el FNUAP.
«Muchas culturas condonan o al menos toleran cierto grado de violencia contra la mujer», sostiene el informe anual del FNUAP (Fondo de las Naciones Unidas para la Población), titulado «El Estado de la Población Mundial».
En muchas partes de Asia meridional, Asia occidental, Africa y América Latina, y también de Europa, se considera que los hombres tienen el derecho de «disciplinar» a sus esposas cuando lo consideren necesario, agrega.
«El derecho de un hombre a golpear o intimidar físicamente a su esposa es una convicción muy arraigada en varias sociedades. Incluso las mujeres justifican cierto grado de abuso físico bajo determinadas circunstancias», señala el documento.
El FNUAP observó con alarma el aumento de los asesinatos «de honor» en todo el mundo, en que niñas y mujeres son muertas por sus propios parientes por la «deshonra» de haber sido violadas.
Ese tipo de asesinatos ocurre en Bangladesh, Brasil, Ecuador, Egipto, Gran Bretaña, India, Israel, Italia, Jordania, Marruecos, Pakistán, Suecia, Turquía y Uganda, según un informe de Asma Jahangir, relatora especial de la ONU sobre ejecuciones sumarias, extrajudiciales y arbitrarias, citado por el FNUAP.
Los «asesinatos por honor» son más comunes en países con mayoría musulmana, pero no se limitan a ellos, dice el informe.
En Pakistán, 1.000 mujeres fueron asesinadas el año pasado para «salvar el honor» de sus familias, y al menos ocho son violadas diariamente.
La policía considera que la violencia doméstica es un asunto privado, y las víctimas que tratan de denunciarla son rechazadas o aun forzadas a seguir soportando a sus maridos o familiares abusivos.
Por otra parte, las mujeres que denuncian haber sido violadas o atacadas sexualmente por extraños se enfrentan a la desconfianza o a la falta de respeto de la policía.
«Deben soportar a una policía abusiva, médicos forenses que se concentran en si las víctimas eran vírgenes o no, fiscales sin capacitación, jueces escépticos, y un marco legal discriminatorio y deficiente», denuncia el informe.
La situación no es diferente en India, donde actitudes profundamente conservadoras sobre el sexo y la intimidad dentro de las familias han contribuido a leyes sobre abuso sexual «brutalmente ineficaces», según grupos feministas.
La Comisión Jurídica de India pidió amplias reformas de esas leyes, incluso el establecimiento de tribunales especiales para manejar los casos de violación.
Así mismo, recomendó castigos más duros para los responsables de ataques sexuales, en especial contra niños y niñas, a los que infligen «un daño psicológico permanente».
Dentro o fuera del hogar, la violencia contra la mujer existe pero es desconocida como una violación a los derechos humanos, observa el documento.
Para tratar de acabar con esa violencia, el FNUAP recomendó mejorar el acceso de las mujeres a la educación, la salud y otros servicios sociales.
«Las mayores brechas de género se observan en regiones con bajo nivel educativo», y «la negación de educación a las mujeres ha enlentecido el desarrollo económico y social», destacó el organismo.
En este sentido, resaltó el ejemplo de Sri Lanka, cuyas mujeres, con una expectativa de vida de 74 años, gozan de la mejor salud entre todas las mujeres de Asia meridional.
Aparte de las medidas de salud pública que han reducido la mortalidad materna, hubo reformas socioeconómicas que «cambiaron el estatuto de la mujer y el valor de las niñas en comparación con los varones para sus padres», subrayó el FNUAP.
Agregó que «la mortalidad infantil también es inferior a la de otros países de Asia meridional, en parte por el papel clave de la mujer srilankesa en el cuidado de su familia y por su relativa autonomía, así como por el desarrollo general de los servicios de salud y educación».
La tendencia a familias más pequeñas y el aumento de la inversión en la educación y la salud femenina contribuyeron a los rápidos avances económicos de algunos países asiáticos en los años 60, 70 y 80, resalta el informe.
Se estima que un aumento de uno por ciento en la cantidad de mujeres que realizan estudios secundarios se traduce en un crecimiento económico de 0,3 por ciento.
«Las mujeres educadas y con ingresos dignos invierten más en la salud y educación de sus hijos», destacó el FNUAP. (FIN/IPS/tra-en/ral/mu/mlm/hd/00