Una conferencia internacional discutirá esta semana en Lyon, Francia, mecanismos para lograr los objetivos de reducción de los gases invernadero a los que se atribuye el recalentamiento planetario.
La comunidad internacional ha identificado las causas del cambio climático que eleva la temperatura de la Tierra y también ha convenido los pasos necesarios para la reducción de esos gases, pero aún debe establecer los compromisos prácticos de los países industrializados para conseguir ese objetivo.
La cuestión fundamental de la reunión de Lyon y de una conferencia posterior en La Haya, en noviembre, consiste en obtener un compromiso de los países industrializados, explicó Michael Zammit Cutajar, secretario ejecutivo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático.
Sin esa garantía de las naciones industrializadas, en especial de Estados Unidos, no entrará en vigencia el Protocolo de la convención adoptado en Kyoto en 1997, que establece las reglas de juego para el cambio climático, precisó Zammit.
Para entrar en vigor, el Protocolo de Kyoto requiere la ratificación de al menos 55 países firmantes de la Convención, entre ellos los países industrializados y las economías responsables de 55 por ciento de las emisiones de gases registradas en 1990.
En el período 2008-2012, ese bloque de países debe reducir las emisiones en un promedio de cinco por ciento con relación a los niveles de 1990. Ante ese compromiso, las naciones industrializadas se enfrentan con cuestiones de costo económico y de resistencia política al cambio.
A largo plazo, esas decisiones significan cambios en los patrones de producción y de consumo y también de estilo de vida, factores que en los últimos 200 años han causado el problema, dijo Zammit durante una rueda de prensa este martes en Ginebra.
Los gases invernadero, el principal de los cuales es el dióxido de carbono, se liberan en la atmósfera con la quema de combustibles fósiles como el petróleo, el carbón y el gas, en especial desde vehículos automóviles y factorías industriales.
Los países ricos pueden superar el problema de la reducción de gases mediante la compra de créditos de emisiones, un mecanismo contemplado en el Protocolo de Kyoto.
En cambio, las naciones pobres, en particular los países menos adelantados, necesitan ayuda de la comunidad internacional para fortalecer su capacidad de resistir al cambio climático.
Todos los países en desarrollo han asumido las obligaciones establecidas en la Convención, que no establecen un tope a sus emisiones.
Ese instrumento multilateral les compromete a reconocen la gravedad del cambio climático y a adoptar programas nacionales y cooperar en el intercambio de información sobre el problema.
El Grupo de los 77 y China, que nuclea a los países en desarrollo, reiteró el fin de semana pasada su firme oposición a nuevos compromisos.
En el futuro, obviamente, tendrán que asumirlos, pero en la actualidad los países en desarrollo no aceptan discutir sobre compromisos en las actuales negociaciones, dijo Zammit.
En otra posición, los países exportadores de petróleo expresan su preocupación porque las medidas que se adopten para reducir el uso de energía en su principal mercado, el mundo industrializado, tendrán consecuencias sobre sus exportaciones.
Las naciones petroleras temen un hundimiento del mercado debido a las medidas para combatir el cambio climático y reclaman el reconocimiento de ese problema y de alguna clase de respuesta por parte de los países industrializados.
Ese es uno de los puntos más críticos de las negociaciones y, en el terreno práctico, una de las cuestiones más candentes, describió Zammit.
La reunión de Lyon, que será inaugurada el lunes próximo por el primer ministro francés, Lionel Jospin, contará con la presencia del ministro de Medio Ambiente de Holanda, Jan Pronk, quién presidirá la conferencia de La Haya.
Zammit interpretó que la invitación del gobierno de Jospin a negociar en Lyon evidencia la preocupación de Francia y de otros estados europeos por las consecuencias de las tormentas que en diciembre asolaron en esas regiones y derribaron enormes extensiones de bosques, en un fenómeno relacionado con el cambio climático.
El aumento de la frecuencia de esos fenómenos meteorológicos será uno de los efectos de la desestabilización del clima, vaticinó el funcionario.
Otras consecuencias de la desestabilización se registran en la expansión de enfermedades provocadas por insectos debido al incremento de la temperatura, en la subida del nivel de las aguas oceánicas que afecta a millones de personas, no solo en las pequeñas islas sino también en los deltas, previno. (FIN/IPS/pc/mj/en/00