Negociadores nacionales e internacionales trabajan sin descanso en Djibouti para que los principales grupos en conflicto de la vecina Somalia se sumen a la discusión sobre el futuro de su país, desgarrado por la guerra civil desde 1991.
La pregunta es si la Conferencia Nacional de Paz Somalí, una iniciativa del presidente de Djibouti Ismail Omer Gailie, logrará que Somalia recupere la unión que imperaba en el país antes de la guerra.
La reunión, a la que asistieron líderes de todas las tribus y clanes somalíes, aprobó un gobierno transitorio de tres años, regido por un sistema federal, con una asamblea nacional transitoria elegida por el sistema de clanes.
La conferencia también decidió que la capital provisoria será la localidad austral de Baidoa, y designó un "comité nacional de tareas" para restaurar la seguridad en Mogadiscio, el antiguo puerto principal y capital del país.
También se acordó la elección de 225 representantes para un nuevo parlamento, un paso que muchos consideran podría ser el comienzo del proceso nacional de reconciliación.
Cada uno de los cuatro clanes principales somalíes, según el nuevo acuerdo, recibirá 49 bancas y 25 se destinarán a las mujeres y los intelectuales. El resto se reserva para las minorías.
Somalia se desintegró en 1991, luego de que el gobierno de Siad Barre fuera derrocado y el país quedara sumido en el caos, sin un gobierno central.
El sur del país sigue en la anarquía, controlado por distintos clanes.
En Mogadiscio, también en control de grupos rivales, se suceden los enfrentamientos armados y la toma de rehenes, especialmente de trabajadores extranjeros.
La violencia provocó el retiro en 1994 de la misión de paz de la Organización de las Naciones Unidas, lo cual dejó al país del Cuerno de Africa a merced de los combatientes.
Los combates también perturbaron la labor de organizaciones humanitarias y crearon una grave situación entre la población. El último incidente ocurrió la semana pasada cuando dos voluntarios de la organización francesa Acción contra el Hambre fueron secuestrados en la capital.
Ambos, un administrador francés y un trabajador británico, fueron secuestrados el miércoles por 20 hombres armados vinculados a Osman Ali Atto, hombre fuerte de Mogadiscio.
La prensa indica que la mayoría de las organizaciones humanitarias cesaron su labor hasta que se libere a los dos rehenes. Impaciente con el caos del sur, el norte de Somalia declaró la autonomía.
En este contexto, las negociaciones actuales no lograron reunir a los principales dirigentes políticos de los dos gobiernos del norte ni a dos de los dirigentes rivales del sur para discutir el futuro de Somalia.
Dirigentes de la región separatista del norte, conocida como Somalilandia, dejaron en claro que no tienen intención de participar en las negociaciones de Djibouti, ya que no pertenecen a Somalia.
"La conferencia no tiene nada que ver con nosotros porque no tenemos que reconciliarnos con nadie", dijo el dirigente de Somalilandia, Mohammed Ibrahim Egal, en una entrevista de radio.
"Es posible salvar a la unión si ellos (los dirigentes de las facciones del sur) están preparados para aceptar lo que pensamos va a ser una unión justa y amistosa entre dos países", declaró.
Tampoco está representado en las negociaciones Abdallah Yusuf Ahmed, el líder del gobierno de Puntlandia, en el noroeste.
Las autoridades intentan que los dos dirigentes que controlan 45 por ciento de Mogadiscio, Osman Atto y Musa Yallhow, se integren a las conversaciones en Djibouti.
Otras partes de Mogadiscio están en control de Hussein Aideed y Ali Mahdi, ambos representados en las negociaciones.
A pesar de esta situación, analistas regionales expresan su esperanza de que las negociaciones avancen y de que se pueda persuadir a los dirigentes políticos del norte de asistir a las mismas.
"La iniciativa de Djibouti puede tener éxito porque políticos y líderes sectarios no pueden trabajar solos sin el respaldo de dirigentes tribales y de clanes", dijo el analista Akasha Alsayed Akasha.
Sin embargo, muchos dudan que Somalia pueda unirse otra vez. Mohammed Abdi Doualle, ex embajador en el gobierno de Barre, dice que hay muchos puntos en juego para lograr la reunificación.
"Hay muchos grupos de intereses que pretenden que Somalia sea nuevamente un solo país. Pero esto no será fácil", dijo. (FIN/IPS/tra-en/ja/sm/aq/ip/00


