La inflación sigue bajo control en América Latina, pese a que la reactivación económica de este año sugirió en algún momento que los precios volverían a subir luego de la depresión de 1999.
Los informes oficiales de los índices de precios al consumidor, que IPS recoge cada mes, muestran el mantenimiento de la tendencia inflacionaria en la mayoría de los países, con repuntes mínimos en unos pocos y tendencias a la baja en los que tuvieron las situaciones más críticas en 1999.
En su Estudio Económico 1999-2000, dado a conocer la semana pasada, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), prevé que la tasa regional ponderada de inflación será este año de 9,2 por ciento, mientras en 1999 fue de 9,6.
El informe de la agencia de la Organización de Naciones Unidas con sede en Santiago destaca que la desvalorización de las monedas latinoamericanas respecto del dólar estadounidense desde mediados de 1999 no ha tenido un fuerte impacto inflacionario.
La región parece romper así una ley inmutable hasta ahora, según la cual las devaluaciones monetarias arrastraban inevitablemente aumentos en los precios, con un encarecimiento de los productos importados y de los bienes nacionales fabricados con insumos extranjeros.
Se producían así caídas parciales del consumo, dando pie a reivindicaciones salariales que, una vez satisfechas total o parcialmente, recreaban desajustes entre oferta y demanda, aumentaban los déficits en el sector público y reanudaban el círculo vicioso de la inflación.
El axioma de que los precios no crecen en coyunturas depresivas se aplicó cabalmente en América Latina en 1999, año en que el producto interno bruto (PIB) regional se estancó y el desempleo urbano, de 8,7 por ciento, fue el mayor desde la crisis de comienzos de los años 80.
Este año comenzó con claros signos de reactivación y las estadísticas del primer semestre hacen prever que el PIB regional crecerá en torno de cuatro por ciento en 2000 y que el desempleo bajará levemente a 8,5 por ciento.
El hecho de que ahora los precios no se desborden pese a las devaluaciones y el crecimiento del PIB es, según Cepal, "una prueba más de que la región puede estar iniciando una nueva etapa de estabilidad después de un largo período de elevada inflación e incluso hiperinflación".
Si bien el desempleo no ha disminuido en forma significativa este año, el control de la inflación repercutió en el primer semestre de este año en un mejoramiento de los salarios reales en países como Chile, Colombia y México, mientras en Brasil se atenuó el deterioro salarial.
Cepal resaltó que la inflación de Brasil, la más grande de las economías de la región, cayó cuatro puntos porcentuales este año respecto del registro de 1999, volviendo así al ritmo de aumento de los precios previo a la devaluación del real en enero del año pasado.
México, el segundo país de la región, da también señales de consolidación de su proceso estabilizador y se encamina después de muchos años a una inflación inferior a 10 por ciento, mientras Argentina, la tercera economía latinoamericana, persevera en su tendencia deflacionaria.
Otro caso destacable de baja en la inflación es el de Venezuela, cuya tasa anualizada llegó en julio a 15,8 por ciento, con un descenso de más de cuatro puntos porcentuales respecto del 20 por ciento de 1999.
Ecuador sigue siendo la excepción, en tanto su tendencia anual a julio es de una inflación de 102,3 por ciento, no obstante lo cual se observa como signo positivo una baja considerable en su inflación mensual, de 2,5 por ciento en julio, luego del 5,3 por ciento de junio.
José Antonio Ocampo, secretario ejecutivo de Cepal, señaló que Ecuador debería controlar su inflación en tanto consolide la reforma de comienzos de este año que fijó el dólar como patrón monetario.
La virtud de la dolarización como factor antinflacionario está demostrada en Panamá, país que históricamente tiene el menor crecimiento de precios en la región, indicó el economista colombiano.
En Colombia la tendencia anual a junio mostraba un incremento muy leve con relación a 1999, lo mismo que en Costa Rica y Uruguay, mientras en Perú la tendencia a julio, también de poca significación, es a la baja.
Con ritmos de aumento mayor en las tasas anualizadas aparecían hasta junio El Salvador y Guatemala, lo mismo que Paraguay. Cepal advierte en Nicaragua, así mismo, una tendencia en el primer semestre a una inflación de dos dígitos.
Chile, que en 1999 tuvo una inflación de sólo 2,3 por ciento, atribuida a una caída en el PIB superior a uno por ciento, registra ahora hasta julio una tasa anualizada de 3,8 por ciento, acompañada de una fuerte recuperación del producto, que crecería seis por ciento este año.
Para Ocampo, uno de los factores clave en la reactivación regional sin dramas inflacionarios está en que las economías de la región están abandonando progresivamente los mecanismos de indexación de salarios y precios, al tiempo que acentúan la disciplina fiscal. (FIN/IPS/ggr/mj/if/00