DESARROLLO-CHINA: Proyecto de gasoducto es blanco de críticas

Un gigantesco proyecto de energía, crucial en la campaña del presidente Jiang Zemin para revitalizar el oeste de China, se transformó en el nuevo blanco de críticas de activistas de todo el mundo, que protestan por la política de Beijing hacia las minorías.

El gasoducto Oeste-Este, que unirá los yacimientos de gas natural de la provincia de Xinjiang, en el oeste de China, con el puerto oriental de Shangai, también creó controversia porque fue abierto a inversionistas extranjeros.

Cuando esté terminado, en el año 2005, el gasoducto de 4.200 kilómetros de largo tendrá una capacidad de transporte de 12.000 millones de metros cúbicos de gas por año, y permitirá usar recursos de Xinjiang para atender la demanda de energía Shangai, que supera largamente a la oferta.

En una sorprendente decisión contraria al monopolio del Estado, Beijing anunció en julio que el proyecto de 14.500 millones de dólares se abriría a la participación extranjera.

Los inversionistas podrán tener intereses en la extracción de gas y en la construcción y operación del gasoducto, áreas antes sometidas al control exclusivo de las empresas petroleras nacionales.

Beijing espera que el proyecto produzca un gran crecimiento económico en Xinjiang que ayude a calmar la inquietud étnica en esa provincia.

En Xinjiang reside la minoría uigur musulmana, a la que Beijing percibe como rebelde y con ambiciones separatistas.

"El gasoducto tiene gran importancia para la preservación de la unidad nacional y la estabilidad social en el oeste de China", admitió Zhang Guobao, viceministro de la Comisión Estatal de Planificación del Desarrollo.

"El apoyo a este proyecto significa el apoyo a todo el programa de desarrollo en el oeste", agregó.

El multimillonario proyecto está destinado a reducir la desigualdad de ingresos entre la industrializada costa oriental y el retrasado interior occidental, empobrecido a pesar de sus vastos recursos naturales.

Los activistas afirmaron que el objetivo oculto del proyecto consiste en aplastar posibles levantamientos civiles, y que el apoyo extranjero en la forma de inversiones le daría credibilidad al programa en su conjunto y sería decisivo para su éxito.

El proyecto es peligroso porque el desarrollo de una infraestructura tan colosal implica un considerable influjo de trabajadores de la mayoría han a una provincia de gran sensibilidad política y étnica, advirtieron.

La "demonización" de la Región Autónoma Uigur de Xinjiang generó críticas de organizaciones defensoras de los derechos humanos y sindicatos de todo el mundo.

De los 17 millones de habitantes de Xinjiang, 40 por ciento son chinos han, aunque en 1950 éstos solo representaban 15 por ciento de la población provincial.

Entre los han llegados a la provincia figuran numerosos "bingtuan", o soldados transformados en pequeños agricultores que están listos para sumarse al ejército en cualquier momento.

Debido a sus dimensiones y a su ubicación, existen pocas dudas de que el plan del gasoducto será objeto de un minucioso examen de organizaciones religiosas, sindicales y de derechos humanos, en particular de Estados Unidos.

La comunidad de exiliados de Xinjiang carece de una figura carismática como el Dalaí Lama, líder espiritual del Tibet en el exilio, para promover su causa, y la de los uigures nunca ganó tanta importancia como la de los tibetanos.

Sin embargo, el proyecto del gasoducto Oeste-Este enfrentaría importantes problemas en la comunidad de inversores extranjeros.

El principal operador chino sería PetroChina Co., cuya reciente oferta pública de venta de acciones en Nueva York y Hong Kong casi fue arruinada por las fuertes protestas de grupos de activistas de todo el espectro político.

Grupos religiosos, sindicales y contra la esclavitud se sumaron a la campaña de protesta.

Los activistas señalaron que la empresa madre de PetroChina, China National Petroleum Corp., brinda apoyo financiero al gobierno islámico de Sudán para aplastar a los cristianos del sur y otras minorías.

Dado que las inversiones extranjeras llegarían al gasoducto a través de la compra de acciones de PetroChina, muchos de los problemas expuestos por los activistas saldrán nuevamente a luz una vez que la compañía empiece a recaudar fondos para el proyecto. (FIN/IPS/tra-en/ab/js/mlm/dv-hd/00

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