(Cumbre del Milenio) JAPON: A la conquista del Consejo de Seguridad

Japón aprovechará la próxima Cumbre del Milenio para intensificar su campaña por un puesto permanente y con derecho a veto en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

El 14 de julio Tokio envió cartas a 162 estados miembros de la ONU solicitando a sus líderes que aboguen por la reforma del foro mundial en los discursos que darán en la cumbre que comienza el 6 de septiembre, en la sede de la organización en Nueva York.

Así mismo, el primer ministro Yoshiro Mori solicita el apoyo para la inclusión de Japón en el Consejo de Seguridad en la gira que realiza actualmente por Asia meridional.

"La reforma de la ONU es un asunto urgente y necesario. Pondré énfasis en esto en la Cumbre del Milenio", declaró Mori en Dacca.

Pero el pedido fue rechazado por la primera ministra de Bangladesh, Sheikh Hasina, quien dijo que tratará el asunto "adecuadamente".

La búsqueda de la inclusión en el Consejo de Seguridad ha sido uno de los pilares de la política exterior japonesa en la última década. Los miembros permanentes del organismo actual son China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia.

Tokio considera que tiene el derecho al puesto permanente porque contribuye más que ningún otro país, salvo Estados Unidos, con el presupuesto de la ONU. El año pasado aportó más de 20 por ciento del mismo.

En marzo, miembros del gobernante Partido Liberal Democrático propusieron que Japón reduzca sus aportes voluntarios a la ONU a menos que se lo acepte como miembro permanente del Consejo de Seguridad.

Japón también es el principal donante de ayuda internacional, con 15.300 millones de dólares otorgados en 1999.

"Existe el sentimiento nacional de que, a pesar de todo su dinero, el país no consiguió el respeto internacional", comentó Hiroichi Matsumoto, comentarista de asuntos internacionales.

En los últimos 10 años, Tokio tomó medidas para convertirse en un protagonista del escenario diplomático.

En ese sentido, abogó por la reducción de la pobreza y el apoyo presupuestario a las organizaciones no gubernamentales (ONG) durante la cumbre del Grupo de los Ocho países más industrializados, celebrada en julio en Okinawa.

"No hay duda de que Japón quiere hacer mucho más en el mundo que limitarse a entregar dinero", dijo Yoshinari Sumi, de la Fundación para el Desarrollo Internacional, una ONG que trabaja en Asia.

Yoshimari explicó que el gobierno ha reconocido el papel que desempeñan las ONG, tanto en el país como en el exterior. Eso demuestra madurez, aseguró.

Otro paso dado por Japón es la adopción de una política ambiental más fuerte. Además de financiar paquetes de ayuda en países en desarrollo, Tokio apoya la estrategia regional para resolver problemas como la lluvia ácida.

La Agencia Ambiental japonesa creó en 1993 la Red de Vigilancia de Deposición de Acido en Asia Oriental. Tokio invitó a investigadores de China y Corea del Sur a realizar investigación conjunta sobre el problema.

"Japón intenta transformar la diplomacia ambiental en uno de los pilares de su política exterior en Asia", destacó Shoehi Yonemoto, director de la Sección de Ciencias de la Vida y Sociedad del Instituto Mitsubishi Kasei.

Japón también ha colocado funcionarios en altos puestos de la ONU. La diplomática Koichiro Matsuura fue designada directora general de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura en noviembre.

Así mismo, Sadako Ogata está al frente del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.

En el Sur en desarrollo el país también pretende aumentar su influencia a través de la ayuda exterior. En ese sentido, la estrategia funcionó. La Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), el principal grupo político de la región, apoya firmemente a Tokio, según analistas.

Carolina Hernández, del Instituto de Estudios Estratégicos y de Desarrollo, dijo en marzo que ASEAN apoya la búsqueda de protagonismo internacional de Japón porque Tokio "es una potencia mundial en términos económicos y también en otras esferas".

El Instituto de Hernández, junto con otros centros de investigación de los países asiáticos, mantiene un diálogo fluido con los gobiernos de ASEAN.

Japón también recibe el apoyo de Africa. El presidente de Ghana, Jerry Rawlings, manifestó su apoyo a la campaña japonesa por la reforma de la ONU durante una reunión con Mori en junio. El primer ministro agradeció al líder africano y le prometió más apoyo económico.

Pero a pesar de la cortesía diplomática, los analistas no creen que Japón consiga tan fácilmente su lugar en el Consejo de Seguridad. "No es tan fácil como los medios de comunicación y el gobierno pretenden", opinó Yasuo Kurata, analista de relaciones internacionales.

Aunque el apoyo del público a la intención del gobierno ha crecido, aún hay mucha desconfianza en lo que refiere a modificar la Constitución para permitir que el país participe en conflictos internacionales.

La Constitución no permite que soldados japoneses participen en guerras extranjeras, una medida que deberá modificarse si Japón ingresa permanentemente al Consejo de Seguridad.

Teniendo en cuenta la opinión pública pacifista contraria al pasado militarismo que condujo a Japón a la segunda guerra mundial, el gobierno japonés ha dado pequeños pasos para afirmar su posición internacional.

Aunque poderosos dirigentes quieren modificar la Constitución, el gobierno se limitó hasta el momento a adoptar con Estados Unidos un pacto de cooperación en materia de defensa.

Kurata asegura que el cambio constitucional llevará más tiempo del que la mayoría de los políticos estima, una situación que obligará al país a ir más despacio en su conquista del Consejo de Seguridad.

El analista indicó que persisten obstáculos, como el rechazo de China a que Japón integre el organismo de la ONU. (FIN/IPS/tra-en/sk/js/aq/ip/00

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe