CACHEMIRA: Nueva Delhi negociará con separatistas pese a matanzas

El gobierno de India declaró que seguirá apostando a la paz en Cachemira pese a los últimos atentados de grupos separatistas, que dejaron un saldo de casi 100 muertos entre el martes y hoy.

Las matanzas se produjeron cuando todo parecía dispuesto para un primer diálogo entre el gobierno federal y los militantes de Cachemira, el único estado indio de mayoría musulmana, y la tregua convocada por Hizbul Mujaidin, uno de los grupos más temidos, había creado esperanzas de paz en todo el mundo.

El primer ministro Atal Bihari Vajpayee declaró este miércoles a la cámara baja del parlamento que la violencia fue obra de separatistas respaldados por Pakistán y estuvo destinada a descarrilar el proceso de paz entre su gobierno y Hizbul Mujaidin.

Vajpayee fue aplaudido tras describir las conversaciones con ese grupo como "el único camino hacia la paz", y confirmó su determinación de seguir adelante a pesar de los obstáculos.

"No cederemos a la presión de los terroristas", aseguró.

El ministro del Interior, Lal Krishna Advani, dijo a la prensa posteriormente que las masacres fueron perpetradas por "un sector de los militantes atemorizado por la perspectiva de la paz".

Treinta peregrinos hindúes que se dirigían al santuario de Amarnath fueron muertos a tiros en la noche del martes en la localidad de Pahalgam, unos 100 kilómetros al sudeste de Srinagar, la capital del estado norteño de Jammu y Cachemira.

En otro ataque producido en el distrito de Anantnag, al sur de Srinagar, los separatistas mataron a 18 trabajadores procedentes del estado oriental de Bihar.

Informes de prensa señalaron que los militantes abrieron fuego sobre un piquete policial establecido para proteger el campamento de los peregrinos en Pahalgam, una parada importante en la ruta hacia Amarnath, situado a 4.000 metros de altura y visitado cada año por unos 80.000 devotos de distintas partes de India.

Otros cinco atentados se produjeron en Pogul, Doda, Kupwara, Mir Bazaar, Pahalgam y Achchabal, donde murieron 50 personas más, en su mayoría peregrinos y trabajadores inmigrantes de otros estados indios.

Syed Salahuddin, líder de Hizbul Mujaidin, declaró desde Islamabad que el cese del fuego declarado por su grupo no significaba el fin de la "Jihad" (guerra santa), sino únicamente "un respiro". La declaración fue transmitida por la red de televisión Star News.

Salahuddin afirmó que su grupo está bajo presión de otros miembros del Consejo Unido por la Jihad, una federación de 14 organizaciones separatistas opuesta a la oferta de tregua de Hizbul.

Los planes de diálogo fueron el intento más serio hasta ahora de una solución negociada a 12 años de separatismo terrorista en Cachemira, que dejó más de 50.000 muertos y según el gobierno india cuenta con el respaldo de Pakistán, que reclama para sí ese estado musulmán.

India y Pakistán, que posee dos tercios de la región de Cachemira, se enfrentaron dos veces en guerra por el tercio restante. Islamabad niega brindar apoyo militar a los separatistas, pero reconoce que los respalda "moralmente".

En mayo de 1999 se produjo otra guerra no declarada en la zona fronteriza de Kargil, luego que mujaidines paquistaníes se infiltraron en la Zona de Control, que divide a Cachemira entre ambos países surasiáticos.

Los enfrentamientos duraron 10 semanas, y solo terminó luego que el presidente estadounidense Bill Clinton convenció al gobierno paquistaní de hacer retirar a los infiltrados.

Durante una visita a la región el pasado marzo, Clinton presionó a India para que retornara a la mesa de negociaciones y a Pakistán para que dejara de respaldar a los separatistas.

Poco después de la visita de Clinton, India liberó a varios militantes cachemiros encarcelados, y se creó una atmósfera conducente a una solución negociada.

La principal diferencia entre Hizbul Mujaidin y otros grupos militantes ese que este último está integrado en su mayoría por auténticos cachemiros que luchan por la autodeterminación, y no por mercenarios de origen extranjero que libran una "guerra santa" panislámica.

"Más de doce grupos políticos y 16 o más grupos militantes están involucrados de alguna forma en el conflicto, y los movimientos de cada uno influyen en mayor o menor grado en el proceso de paz con los grupos principales", comentó el diario Indian Express.

"Ahora le cabe a India explicar y demostrar cómo responderá a la actitud de la resistencia", publicó el periódico paquistaní Dawn.

"Ya no le será suficiente decir que las interferencias del exterior deben parar antes de entablar conversaciones con Pakistán", agregó. (FIN/IPS/tra-en/rdr/mu/mlm/ip/00

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