La ciudad estadounidense de Seattle o la suiza de Davos ya no son la única opción para quien desee protestar por el peligro de los productos transgénicos o el cierre de la panadería de su barrio. Ahora existe otra posibilidad: Millau, un pequeño poblado del sur de Francia.
Ese pueblo rural es hoy centro de la mayor manifestación contra la globalización en la historia del país.
Al menos 40.000 personas acudieron allí en respaldo de José Bové, líder de una cruzada contra la "comida chatarra", los monopolios multinacionales y la manipulación genética, procesado por destruir medio restaurante de McDonald's junto con nueve compañeros suyos.
Bové, un veterano militante y granjero de 47 años que defiende las formas tradicionales de producción agropecuaria, se hizo muy conocido en Francia el año pasado, gracias a una campaña en los medios de comunicación contra McDonald's, la principal cadena mundial de comida rápida, de origen estadounidense.
Este criador de ovejas cuya pipa está en perpetuo equilibrio debajo de un gran bigote rubio no da muestras de perturbación, a pesar de que el delito del que se lo acusa puede ser castigado con una condena de más de cinco años de cárcel.
"Estoy totalmente tranquilo. Si la corte nos encuentra culpables, lo que no creo que suceda, entonces habrá problemas. La gente continuará en las calles en toda Francia, lo que perjudicará seriamente al gobierno", dijo.
El fiscal, Alain Durand, recomendó una condena a 10 meses de cárcel y a 18 meses más de libertad condicional. También propuso que los nueve compañeros de Bové en el ataque recibieran condenas no menores a tres meses. Se espera que el tribunal se pronuncie el 13 de setiembre.
Bové es un carismático militante izquierdista al que sus seguidores comparan con Robin Hood y con Asterix, el valiente héroe de historietas creado por Uderzo y Gosciny que enfrentó a los romanos.
Su poder de convocatoria convirtió sus dos días de juicio en un carnaval. Se presentó ante el tribunal el viernes pasado montado en un caballo, acompañado de activistas jubilosos que entonaban cánticos contra la "Mcdominación".
El juicio se transmitió a través de enormes pantallas en las afueras del tribunal de Millau. El pueblo, habitado por unas 20.000 personas, se convirtió en un enjambre de talleres y debates sobre seguridad alimentaria, manipulación genética, inmigración y derechos humanos.
Los activistas presentes contaron con malabaristas, vendedores de salchichas y un gran concierto al aire libre con las tres más importantes bandas de música de Francia.
Para Bové y su combativo gremio, la Confederación Campesina, McDonald's se ha convertido en el blanco ideal de una gran campaña contra la liberalización internacional del mercado y la agricultura industrial a gran escala.
El elocuente granjero fue lanzado a la fama luego de su ataque a McDonald's. Ahora da discrusos ante miles de militantes y promueve en los comercios su libro "El mundo no está a la venta", que ya ha vendido 80.000 copias.
Bové se ha entrevistado con el presidente Jacques Chirac y con el primer ministro Lionel Jospin. En ciertos círculos, incluso, se habla más de él que del propio presidente.
Pero Bové, quien rechaza el marxismo y es respetado tanto por izquierdistas como por derechistas, niega tener ambiciones políticas. El ha sido militante toda su vida, desde que, a comienzos de los años 70, era objetor de conciencia al servicio militar.
En 1974 ocupó con un centenar de compañeros suyos una granja en Larzac para evitar que el ejército la siguiera utilizando como campo de tiro. Se destacó en las protestas contra el GATT (Acuerdo General de Aranceles y Comercio, antecedente de la actual OMC), en 1994.
También fue conocida su actividad contra las pruebas nucleares francesas en Polinesia, en 1995, y contra la conferencia ministerial de la OMC (Organización Mundial del Comercio) en Seatlle, en noviembre.
El dirigente, quien se dice admirador del líder pacifista e independentista indio Mohandas Gandhi y de su discípulo europeo Lanza del Vasto, es acusado también de la destrucción el año pasado cultivos transgénicos de arroz en Montpellier, Francia.
Ahora él quiere usar su fama y el hecho de que, según las encuestas, 81 por ciento de los franceses aprueban sus métodos de lucha para obligar a los políticos a reconsiderar su apoyo al proceso de globalización, que para él está diezmando la calidad de vida y los derechos humanos.
Pero Bové no sólo protesta. Tiene un plan a largo plazo para establecer un comité permanente de control, constituido por expertos jurídicos, económicos y financieros, para vigilar, como un "microscopio gigante", a la OMC en Ginebra.
Para desafiar a esta organización internacional, Bové propone reunir en esa ciudad suiza a sindicatos de granjeros y de trabajadores, grupos ambientalistas y de defensa al consumidor a los efectos de crear la "Iniciativa Ciudadana Mundial".
Esta organización estaría a cargo de vigilar la aplicación de los acuerdos intenrnacionales sobre derechos humanos, economía, ambiente y biodiversidad.
Sin embargo, no todos los granjeros en Francia son seguidores de Bové. Algunos lo consideran un astuto manipulador de la opinión pública.
"No soy admirador de McDonald's, pero uno no puede simplificar de esa forma los problemas", dijo a IPS el presidente de la sección juvenil de la Federación Nacional de Granjeros de Francia, Jean Luc Duval.
"Si Francia o Europa deciden boicotear el mercado internacional a los alimentos de producción masiva, estaríamos abriéndole el camino a Estados Unidos para que domine el resto del mundo. Tenemos que competir", agregó.
La comida rápida es muy popular en Francia, como en toda Europa, y supone un negocio para los granjeros, que son los menos preocupados por los valores culturales tradicionales.
Duval admite que Bové es un activista excelente. "Tiene capacidad para atapar la atención de la gente, pero es peligroso. Si es capaz de presionar, movilizando a la opinión pública, para cambiar la política de mercado internacional, también podría desestabilizar la economía de Francia", dijo.
"La modernización y el progreso no pueden ser ignorados", opina Duval. Pero Bové ha demostrado que él tampoco puede serlo. (FIN/IPS/EF/IP/sa/da/rp/mj/dv if/00