EEUU: La guerra de las galaxias es aún sólo una película

La organización ambientalista Greenpeace celebró hoy en esta capital el nuevo fracaso del programa de Estados Unidos contra misiles balísticos, conocido como "guerra de las galaxias".

"Bill, deja de jugar con tu misil", se leía en un cartel que Greenpeace dispuso frente a la Casa Blanca, a la vista del presidente Bill Clinton.

El ensayo realizado entre la noche del viernes y la madruada del sábado era clave para el desarrollo del programa de misiles de defensa de la administración de Clinton, que tiene un costo de 60.000 millones de dólares.

Pero terminó en el fracaso, para alivio de quienes lo consideran una grave amenaza contra el esfuerzo por el desarme.

Los críticos también advierten que Clinton y el Pentágono (Departamento de Defensa), responsable del desarrollo del sistema, utilizan tecnología aún insuficientemente probada.

"El programa presenta problemas técnicos básicos, debido al apresuramiento con que se realiza", señaló Lisbeth Gronlund, de la Unión de Científicos Preocupados, uno de los numerosos grupos por el desarme opuestos al programa de la guerra de las galaxias.

La prueba falló en etapas iniciales. El "vehículo letal", que debe detectar y destruir el misil nuclear enemigo, no se separó del cohete impulsor. De ese modo, la tecnología de vanguardia contenida en el vehículo interceptor no fue probada adecuadamente.

También fueron realizados hasta ahora otros dos ensayos, que tuvieron cada uno un costo de 100 millones de dólares. El primer misil inteceptor probado, en octubre de 1999, alcanzó su objetivo, aunque después de una serie de errores técnicos que alteraron su curso. El segundo, lanzado en enero, no acertó en el blanco.

El general Ronald Kadish, director de Organización de Defensa de Misiles Balísticos, del Pentágono, no ocultó su decepción ante el resultado negativo de la última prueba, aunque manifestó confianza en que estos fracasos no perjudiquen el programa. "En necesario más trabajo de ingeniería", dijo.

Pero el fiasco del fin de semana fue un serio golpe a las perspectivas a corto plazo de desarrollo del sistema.

Se ha dicho que Clinton decidirá en los próximos dos meses si se mantienen las fechas previstas en el programa. Los misiles interceptores y los sistemas complementarios comenzarían a fabricarse en el segundo trimestre de 2001, una remota zona del oeste de Alaska.

Pero, a la vista del fracaso del último ensayo, parece probable que la decisión de crear el sistema nacional de misiles de defensa quedará a cargo del sucesor de Clinton, ya se trate del actual vicepresidente, Al Gore, o del gobernador del estado de Texas, George W. Bush, quienes se enfrentarán en las elecciones de noviembre.

"En esta circunstancias, es probable la postergación del despliegue" de los misiles, afirmó Joe Circincione, director del Proyecto de no Proliferación, de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional.

El sistema nacional de misiles de defensa, cuya adopción tendría serias consecuencias en el futuro de varios tratados internacionales de control de armas, chocó con la oposición activa de China y Rusia.

También se originó una fuerte desaprobación entre los aliados europeos de Washington, que temen una nueva carrera armamentista así como una posible desvinculación del sistema de defensa estadounidense de sus socios de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

El sistema viola, según expertos, el tratado con Rusia sobre misiles de defensa, y pone en peligro los planes de Moscú de reducir sus ojivas nucleares en el marco del proceso de Negociaciones sobre Reducción de Armas Estratégicas (START) y de las del Tratado de Prohibición Total de Armas Nucleares (CTBT).

Estos expertos también temen que China se sienta obligada a aumentar su pequeño arsenal de misiles de largo alcance si Washington construye su sistema nacional de misiles de defensa.

En un estudio aún no difundido, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) estuvo de acuerdo con esa visión y alertó que la reacción de China podría ser emulada por India y Pakistán.

"El sistema no ayuda a la seguridad estadounidense si tratamos de solucionar un problema creando otros nuevos", dijo Gronland.

Clinton afirma que un programa nacional de misiles de defensa como el que propone disminuirá aun más la pequeña cantidad de misiles existentes en los países que su gobierno denomina "estados canalla", como Corea del Norte o Iraq, y que no tendrá la magnitud suficiente para defenderse del arsenal ruso.

El presidente estadounidense ha tratado sin éxito de convencer a Moscú de enmendar el tratado sobre misiles de defensa de modo de admitir la existencia de un arsenal limitado.

Por otra parte, Bush postula un programa contra misiles balísticos completo, y anunció que consideraría la anulación unilateral del tratado con Rusia en la materia si ese país no accede a enmendarlo en esa dirección.

Gore también apoya un programa de misiles de defensa limitado, pero afirma, en concidencia con Clinton, que el sistema debe basarse en la revisión total de los aspectos tecnógicos, el impacto en el control de armas y las relaciones con Moscú, su costo y las amenazas.

La amenaza es muy disuasiva, según los expertos. De todos los "estados canalla", sólo Corea del Norte tendría capacidad de lanzar un misil intercontinental en 2005, el plazo en el cual el actual gobierno estadounidense se comprometió a desplegar un sistema contra misiles balísticos limitado.

Pero desde la fijación de ese plazo, Pyongyang hizo gestiones sin precedentes por la paz, incluso una cumbre entre los jefes de gobierno de Corea del Norte y del Sur celebrada el mes pasado.

También respetó durante casi dos años una moratoria de pruebas de misiles esenciales para el desarrollo de armas intercontinentales.

"Corea del Norte parece aun menos creíble como amenaza que pueda justificar la instalación de este tipo de sistemas", según un funcionario.

El propio sistema, aun si funciona de acuerdo con el plan, puede ser vulnerable a dispositivos baratos, como señuelos capaces de burlar a los radares, según científicos que trabajaron en este proyecto y en su antecedente, la Iniciativa Estratégica de Defensa o "guerra de las galaxias", de Ronald Reagan.

"El sistema ofrecería poca protección y dañaría los intereses centrales de seguridad de esta nación", dijeron en una carta a Clinton numerosos científicos, entre ellos 50 premios Nobel, para quienes el plan sería un dispendioso peligro. (FIN/IPS/ips/fh- jl/ff-mj/ip/00

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