El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Kofi Annan, pidió a los países más ricos que den prioridad al alivio de deuda externa de las naciones más pobres y a cerrar la brecha tecnológica entre ricos y pobres.
"Todos sabemos que no hay soluciones simples para el problema de la deuda" pero si no hay nuevas iniciativas "quedaremos atrapados en el actual estancamiento de la cuestión", advirtió Annan en una carta enviada el martes a los jefes de gobierno de los países miembros del Grupo de los Siete (G-7).
El G-7 realizará su cumbre anual de verano (boreal) del 21 al 23 de este mes en la ciudad sudoccidental japonesa de Okinawa. El grupo reúne a Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón, las naciones más industrializadas, y Rusia participa en sus reuniones.
Annan señaló que los donantes alcanzaron hace tiempo el acuerdo de que el alivio de la deuda es una cuestión básica de la agenda internacional.
En Africa subsahariana, la región más pobre del mundo, 40 por ciento de los ingresos nacionales se destinan en la actualidad al servicio de una deuda total de unos 350.000 millones de dólares, "en perjuicio de servicios sociales básicos, entre ellos los de salud y educación", indicó.
En 1996, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial lanzaron la iniciativa para Países Pobres Fuertemente Endeudados, dirigida sobre todo a la anulación de deudas.
Cuatro años después, sólo ocho naciones, Bolivia, Burkina Faso, Honduras, Mauritania, Mozambique, Senegal, Tanzania y Uganda han sido aceptadas para recibir beneficios de esa iniciativa.
"Además, sólo fue anulado 35 por ciento de la deuda de esos países, en promedio" recordó Annan.
El periódico estadounidense especializado en economía Wall Street Journal informó el lunes que un año después de que los integrantes del G-7 se comprometieron a anular deuda de países pobres por valor de unos 50.000 millones de dólares, se ha avanzado muy poco en la materia.
Según el diario, la iniciativa corre peligro de fracasar por completo, en gran medida porque el Congreso de Estados Unidos se ha negado a que ese país pague su parte del dinero destinado a cumplir ese compromiso, que corresponde a deudas de países pobres por valor de unos 920 millones de dólares.
"El Congreso estadounidense es el principal obstáculo al alivio de la deuda" declaró Seth Amgott, de la organización humanitaria Oxfam Internacional, con sede en Londres.
El presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, pidió al Congreso que apruebe para 2001 una participación en la iniciativa de alivio de la deuda por valor de 435 millones de dólares, pero los parlamentarios discuten en la actualidad una contribución de entre 69 y 75 millones de dólares.
Se preveía que la mayor parte del aporte estadounidense se destinara a anular préstamos a países de América Latina otorgados por el Banco Interamericano de Desarrollo, y a naciones de Africa otorgados por el Banco Africano de Desarrollo.
Según el Wall Street Journal, el FMI se ha negado en la mayoría de los casos a anular deudas de países pobres con esa institución hasta que los demás actores involucrados cumplan sus compromisos.
"El FMI no procede a un pleno alivio de la deuda a causa de la inacción del Congreso estadounidense, y el Congreso estadounidense no quiere ser el primero en actuar porque desconfía del FMI", apuntó Amgott.
En ese contexto, Annan subrayó que los miembros del G-7 deben decidir "acciones urgentes" para acelerar el proceso de alivio de la deuda.
"Los países donantes y las instituciones financieras internacionales deberían anular la deuda pública de todos los países pobres fuertemente endeudados, con la única condición de que los gobiernos de esas naciones adopten compromisos confiables de reducción de la pobreza", alegó.
También pidió que se establezcan condiciones menos estrictas para acceder a los beneficios de la iniciativa de alivio de deuda para países pobres, a fin de que países como Nigeria puedan ser admitidos en el programa, y que se anule la deuda de países afectados por conflictos graves o desastres naturales.
El secretario general propuso, por otra parte, que ningún país deba pagar servicios de deuda superiores a un porcentaje de las ganancias que le brinde el comercio con el resto del mundo.
"Sería conveniente definir un proceso de arbitraje de deudas que equilibre los intereses de los prestamistas y de los países deudores e introduzca mayor disciplina en sus relaciones, para ayudar a resolver algunas de las disputas que impiden el progreso en la actualidad", añadió.
Annan pidió a los gobernantes que se comprometan con la meta de poner las nuevas tecnologías informáticas al alcance de toda la población mundial.
"Sólo el liderazgo mundial de los países más ricos y poderosos puede conducir a que se alcance ese objetivo", afirmó.
Esas tecnologías no pueden resolver por sí solas todos los problemas de los países en desarrollo, pero es cada vez más obvia su utilidad para los servicios de salud y educación, el aumento de la transparencia de los gobiernos y el apoyo a la agricultura y el comercio, señaló.
"Los países en los cuales la mayor parte de la población no tiene acceso a las modernas tecnologías de la información no pueden participar en forma plena en la nueva economía mundial", enfatizó. (FIN/IPS/tra-eng/td/da/mp/dv if/00