DESARME: Human Rights Watch urge a Clinton a prohibir minas

La organización Human Rights Watch (HRW) exhortó hoy al presidente Bill Clinton a comprometer a Estados Unidos a firmar el Tratado de Prohibición de Minas Terrestres en un plazo definitivo o a prohibir la producción de esas armas antes del fin de su mandato, dentro de seis meses.

El grupo de defensa de los derechos humanos advirtió en un nuevo informe publicado este lunes que Clinton se arriesga a abandonar la presidencia sin haber cumplido su promesa, realizada en 1994, de llevar al mundo a una prohibición total de las minas antipersonas.

Las minas de tierra matan o mutilan a unas 26.000 personas cada año, y la gran mayoría son civiles, a menudo niños.

"El presidente Clinton contribuyó personalmente a convertir la crisis de las minas en un asunto de gran preocupación internacional", señaló Stephen Goose, director de programa de la División de Desarme de HRW, con sede en Nueva York.

"En lugar de alejarse de un problema que sabemos le preocupa profundamente, debería someter el tratado al Senado", sugirió Goose.

Hasta ahora, 137 países, incluidos todos menos uno de los 19 aliados de Washington de la OTAN firmaron el tratado de 1997, que prohíbe el uso, la producción, el comercio y la acumulación de minas terrestres.

Hasta ahora, Clinton se ha negado a firmarlo, por presión del Pentágono (Departamento de Defensa) y legisladores republicanos de derecha.

Esas mismas fuerzas se combinaron para impedir la incorporación de Estados Unidos al tratado de creación de un Tribunal Penal Internacional, que juzgaría crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y genocidios.

También lograron que Clinton aprobara un costoso plan para desplegar un sistema de defensa basado en misiles antibalísticos, que amenaza las relaciones con Rusia y China y creó gran preocupación entre los más estrechos aliados de Washington.

Clinton, que ha transferido todos los asuntos sobre armas al Pentágono, negoció con éste algunos compromisos en materia de minas terrestres.

Hace dos años, el presidente anunció que Washington dejará de utilizar minas antipersonas para el año 2003, excepto aquellas que sean parte de "sistemas mixtos" con minas antitanques, en todas partes del mundo excepto en Corea del Norte.

También prometió que, antes del año 2006, Washington dejará de usar todas las minas antipersonas y firmará el tratado de 1997 si el Pentágono desarrolla alternativas.

Pero "el Pentágono, renuente y poco entusiasta al respecto, realizó muy pocos progresos entre 1996 y 1998", señala el informe de HRW, de 42 páginas.

Además, algunas de las "alternativas" en desarrollo son violatorias de los términos del acuerdo, como un nuevo sistema de 150 millones de dólares llamado RADAM, que contiene minas antipersonales.

Algunos miembros del Pentágono están interesados en minas de activación automática, y esto también violaría el acuerdo, advirtió HRW.

La conclusión de las negociaciones internacionales para poner fin a las minas de tierra fue considerada un hito en 1997.

La aprobación del tratado también fue considerado un importante precedente para nuevas coaliciones de actores internacionales, es decir organizaciones no gubernamentales (ONG), países en desarrollo y países de industrialización media, como algunas naciones europeas y Canadá, que encabezaron la campaña diplomática.

Esa misma coalición de fuerzas -de la que Estados Unidos, Rusia y China, entre otros, se han mantenido apartados- impulsa también la implementación del protocolo de Roma sobre el Tribunal Penal Internacional y la aprobación de un régimen mundial para reducir la transferencia de armas convencionales.

El propio Clinton se manifestó frustrado por no poder impulsar el esfuerzo contra las minas de tierra. "Ha sido una de las mayores decepciones que tuve como presidente", declaró el año pasado.

HRW elogió los esfuerzos de Clinton por aumentar los fondos para las campañas contra las minas, en particular en aquellos países donde las guerras civiles dejaron literalmente millones de minas sin explotar bajo tierra, como en Afganistán, Camboya, Mozambique y Nicaragua.

Bajo el mandato de Clinton, Washington aportó más de 300 millones de dólares a programas de remoción de minas y asistencia a las víctimas, pero 20 por ciento de esos fondos se destinaron a programas de investigación y desarrollo del Pentágono.

El informe también aplaude a Clinton por haber declarado una prohibición permanente de la exportación de minas antipersonas y destruido 3,3 millones de las llamadas minas "mudas".

Sin embargo, Washington aún insiste en su derecho a usar y producir esas armas y mantiene en depósito unos 12 millones de ellas, además de defender su derecho a utilizarlas en operaciones militares conjuntas con la OTAN y otros aliados militares que son parte del tratado antiminas.

Además, algunos hechos sugieren que el Pentágono no toma en serio el plazo del 2006. La Fuerza Aérea, según el informe, planea comenzar a acumular minas terrestres en Qatar, que firmó el tratado, y modernizar dispensadores de minas Gator, que se plantan desde el aire, para el 2005.

"En esencia, el presidente dejó la decisión de prohibir las minas y firmar el tratado en manos de la próxima administración, o la siguiente", sostiene el documento.

"Al posponer la decisión de incorporarse al tratado para el 2006, el mandatario cedió su liderazgo y abdicó su responsabilidad en una cuestión humanitaria crucial", concluye. (FIN/IPS/tra- en/jl/da/mlm/ip/00

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