CHILE: Unicef promueve participación infantil auténtica en TV

Niñas y niños están ganando presencia en los canales de televisión abierta de Chile, en un proceso al cual no ha estado ajeno el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), interesado en promover una participación auténtica de los menores en la pantalla chica.

La estatal Televisión Nacional de Chile (TVN) comenzó a emitir este mes "Esos locos bajitos", un programa con panelistas infantiles en permanente rotación que expresan sin tapujos sus juicios sobre los más variados temas.

"Esos locos bajitos", conducido por César Antonio Santis, uno de los animadores chilenos más populares, fue publicitado como "un programa de niños para adultos", ya que su propósito es que los mayores se acerquen al mundo de la niñez.

El nuevo programa de TVN no es el primero que apueste a un nuevo molde de presencia infantil en la televisión. En el mismo canal se transmite "Estación buena onda", mientras que el Canal 13 de la Universidad Católica incluye en su programación a "Ojo con los niños".

Estos espacios se cuentan entre las excepciones de la oferta televisiva chilena, criticada permanentemente por lo banal, superficial, chabacano y sensacionalista de sus carteleras, que apuestan a la cantidad de audiencia por sobre la calidad de los contenidos.

A este sesgo comercial no escapa la llamada programación infantil de las tardes o los domingos al mediodía, en que los niños son generalmente llevados a los estudios de emisión como comparsas de adultos disfrazados de payasos que organizan juegos y hacen publicidad a "productos infantiles", como comida chatarra y juguetes electrónicos.

Los espacios de TVN y de Canal 13 rompieron con ese formato y se hicieron cargo de una demanda planteada por Unicef: "que la televisión haga programas para y por lo niños", según dijo a la revista Wiken Francisca Palma, oficial de Comunicaciones de esta agencia en Santiago.

Unicef, que tiene en esta capital su oficina para Argentina, Uruguay y Chile, realiza en forma periódica encuestas acerca de la forma en que niñas y niños se vinculan al mundo y quieren participar en las decisiones que los afectan.

Estos sondeos entregan una visión ampliada de la influencia que los menores reciben de sus padres, maestros y otros agentes de socialización y recogen a su vez la percepción de los niños frente a ellos.

Los estudios de opinión incluyen igualmente la relación de la infancia con los medios de comunicación social, materia en que se ratifica que la televisión, junto a la familia y la escuela, es uno de los agentes de socialización de los menores.

Unicef realizó en 1997 en Santiago un seminario sobre la televisión infantil. Allí no sólo se dialogó con representantes de los canales acerca de programación, sino también de la realidad de la infancia, en términos objetivos y estadísticos y también subjetivos, en términos de problemas y aspiraciones de niñas y niños.

En el informe de su última encuesta en América Latina y el Caribe, Unicef advierte que en la región predominan todavía las formas de no-participación de los menores, según la teorización al respecto del psicólogo estadounidense Roger Hart.

Estas formas, aplicables 100 por ciento a la televisión, se refieren a la presencia simbólica, decorativa y manipulada de la infancia.

En la simbólica, se asigna a los menores "funciones de naturaleza puramente ceremonial y honorífica". mientras en la decorativa "son llamados a adornar eventos con sus gracias y talentos".

En la manipulada, actúan "como ventrílocuos o marionetas, verbalizando ideas, haciendo gestos y tomando actitudes que reproducen fielmente la manera de entender y actuar de los adultos".

La participación auténtica, en el planteamiento de Hart, apunta a que los menores sean fuente de sus propias inquietudes o manifestaciones y no simples receptores o ejecutantes de lo que los adultos predican y hacen.

Bajo esta premisa, las nuevas propuestas de programación infantil en TV rescatan a niñas y niños en su esencia, no con los disfraces de adultos que, física y mentalmente, les imponen los supuestos segmentos infantiles de algunos espacios de entretención.

Los directores de estos nuevos espacios deben desarrollar igualmente un estilo diferente, en que los menores se sientan personas y establezcan con ellos una relación de igualdad.

"La diferencia es que nosotros sabemos de televisión. Lo demás lo saben ellos", dijo a Wiken Sergio Seguel, de "Estación buena onda".

El conductor de un programa infantil debe entender que los niños "tienen opinión propia, debe confiar en ellos y no censurarlos", subrayó la psicóloga Soledad Larraín, de Unicef.

Larraín agregó que hay rasgos de la infancia que deben expresarse con libertad ante las pantallas, tanto en lo gestual como en la comunicación con los adultos.

Los menores no tienen complejos en pedir que se les explique un concepto que desconocen y, del mismo modo, pueden repetir hasta el cansancio una pregunta si la respuesta no les satisface.

Los nuevos programas infantiles tienen estructuras variadas. Algunos cuentan con un elenco estable de entrevistadores, mientras otros cambian de protagonistas en cada emisión. Del mismo modo, hay segmentos a cargo de reporteros infantiles.

Para Larraín, un punto cuestionable dentro de los nuevos programas radica en que las pautas siguen siendo elaboradas por los adultos. Propone desarrollar más la espontaneidad y que sean los propios menores quienes determinen de qué quieren hablar y a quien desean invitar.

Unicef advirtió también que la participación de niñas y niños en programas televisivos no debe convertirse en una forma de trabajo infantil. Francisca Palma puntualizó que un menor puede recibir recompensas por esta labor, pero en ningún caso hacer que ésta lo convierta en proveedor de su hogar. (FIN/IPS/ggr/dm/hd dv/00

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