La represión del gobierno de Serbia contra los medios de comunicación se agravó con el arresto del periodista Miroslav Filipovic, acusado de espionaje y de propagar noticias falsas por un tribunal militar en la ciudad meridional de Nis.
Si el periodista es hallado culpable, podría ser condenado a entre tres y 15 años de cárcel.
Filipovic, de 49 años, trabajaba en la ciudad serbia de Kraljevo, 172 kilómetros al sur de Belgrado, como corresponsal del diario independiente Danas. Tambien era colaborador de la agencia de noticias francesa France Presse y del Instituto de Información sobre Guerra y Paz (IWPR), con sede en Londres.
Aún no se fijó la fecha de su proceso.
"El juicio contra mi marido es contra el periodismo libre en general", dijo a IPS Slavica Filipovic, la esposa del acusado.
"Lo único que hizo fue su trabajo, escribir las cosas que pasan a nuestro alrededor, decir qué piensa la gente común. Pero en las circunstancias imperantes, será un juicio político", agregó.
El tribunal militar de Nis rechazó un pedido de libertad bajo fianza de Filipovic con el argumento de que el acusado podría "influenciar a los testigos" o escapar del país si es liberado. Sin embargo, todos los documentos que el periodista necesitaría para viajar fueron requisados tras su arresto.
"Miroslav jamás abandonó la posición de periodista en sus informes. Se desempeñó como profesional, a partir de fuentes periodísticas legítimas, y escribió acerca de diversas situaciones cotidianas dentro de esos límites", señaló a IPS Zoran Ateljevic, el abogado de Filipovic.
Algunos de los artículos en los cuales se basa la acusación se refieren a la situación política en Serbia. Como muchos otros periodistas que trabajan para medios independientes, Filipovic escribió acerca del descontento con el régimen y la crisis económica causada por el aislamiento internacional del presidente Slobodan Milosevic.
Esos artículos dieron cuenta de la creciente represión, la escasez de alimentos, los problemas de los refugiados en Serbia tras la desintegración de la ex Federación Yugoslava, el conflicto en la provincia separatista de Kosovo, y las atrocidades contra minorías étnicas.
"No soy un espía. Todo lo que escribí se publicó con mi firma, y los espías no hacen esas cosas", dijo Filipovic a IPS antes de ser encarcelado.
"Los hechos acerca de los cuales escribí sólo pueden ser descritos como lo hice, sin pintarlos de rosado", añadió.
Los medios de comunicación estatales describen la vida en Serbia en una forma idílica que contrasta con la realidad. Su argumento favorito es que el país ganó la guerra contra la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) tras 11 semanas de bombardeos de esa alianza militar occidental en 1999.
Otro tema recurrente es la "exitosa reconstrucción del país bajo la conducción de Milosevic".
La propaganda oficialista califica de "traidores", "agentes de la OTAN" e incluso "terroristas" a quienes no están de acuerdo con esas versiones de los hechos, incluyendo a los partidos opositores, sus líderes, la prensa independiente y sus periodistas.
El caso contra Filipovic ha causado fuertes protestas públicas de periodistas, activistas por los derechos humanos y organizaciones no gubernamentales. La Asociación de Periodistas Independientes de Serbia (IJAS) lanzó una campaña internacional por la libertad de expresión y la liberación del acusado de espionaje.
"Hoy es Filipovic, mañana será cualquier otro periodista que diga o escriba cualquier cosa que no agrade al régimen", afirmó Gordana Susa, presidenta de la IJAS.
"Sabemos demasiado bien que nuestras vidas están en juego", agregó, en alusión al caso de Slavko Curuvija.
Curuvija, de 50 años, propietario y editor del diario Dnevni Telegraf, muy crítico del régimen, fue asesinado a balazos en pleno día frente a su casa de Belgrado, en abril de 1999. Aún se desconoce la identidad de sus atacantes.
El caso de Filipovic llamó la atención de Jiri Dienstbier, ex relator especial de la Organización de las Naciones Unidas sobre los derechos humanos en la ex Yugoslavia, quien visitó Serbia la semana pasada.
Dientsbier se entrevistó con representantes de la IJAS y con Slavica Filipovic, y dijo a periodistas tras la reunión que estaba muy "perturbado" por la reciente ola de represión contra "puntos de vista opositores" y medios de comunicacion en Serbia.
El mes pasado, antes del arresto de Filipovic, las autoridades clausuraron las dos emisoras de radio y televisión opositoras con mayor audiencia, B2-92 y Estudio B.
El ex relator de la ONU también se reunió con el ministro serbio de Justicia, Dragoljub Jankovic.
"La razón principal de mi visita fue verificar la situación de los medios y la oposición. Advertí a funcionarios del gobierno que es inadmisible tratar la libre opinión como un delito" y "criminalizar los puntos de vista opuestos a los del régimen del presidente Slobodan Milosevic", manifestó Dienstbier.
"Si continúan las clausuras de diarios y emisoras de radio, y la oposición es forzada a la clandestinidad, la situación será explosiva y muy mala para la gente y los derechos humanos", enfatizó. (FIN/IPS/tra-eng/vpz/sm/ego/ego/mp/hd ip/00)