YUGOSLAVIA: Expertos señalan colapso de instituciones sociales

Los conflictos de los últimos años en Serbia, la mayor de las dos repúblicas que integran la actual Yugoslavia, han conducido a un colapso de las instituciones sociales que alarma a sociólogos y otros investigadores.

Especialistas advirtieron que sólo una completa transformación del actual sistema autoritario puede salvar a Serbia de un retorno a la Edad Media.

En una encuesta del Instituto de Ciencias Sociales, 71 por ciento de los consultados dijeron que estaban insatisfechos con el régimen y con su situación personal. El instituto, una organización no gubernamental, es uno de las pocos centros de estudios independientes que aún existen en este país.

En Serbia el parlamento se reúne dos veces por año, la policía detiene por tiempo indefinido a los opositores al régimen, los presos políticos reciben sentencias de extraordinaria severidad y casi todos las áreas de la economía funcionan mal.

Muchos sociólogos opinan que la caída de la calidad de vida se debe en gran medida a la inexistencia de instituciones "normales".

"El poder se ha concentrado en las manos del presidente Slobodan Milosevic y sus colaboradores más cercanos", señaló Momcilo Grubac, profesor de derecho en la Universidad de Novi Sad, en el norte de Serbia.

Grubac y otros expertos consideran que la situación actual del país sde caracteriza por el autoritarismo, la creciente represión y una regresión de la sociedad y sus instituciones.

"Serbia es un país de instituciones destruidas y sociedad paralizada", afirmó Milan Podunavac, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Belgrado.

"Existen leyes, pero son ignoradas en forma constante por una elite que gobierna para su propio beneficio, a expensas del resto de la sociedad", añadió.

Serbia es el único país de Europa Oriental en el cual han permanecido en el poder los integrantes del gobierno comunista que existía antes de la caída del muro de Berlín, el 9 de noviembre de 1989.

A comienzos de los años 90, cruentas guerras civiles condujeron a la desintegración de la antigua Federación Yugoslava, que incluía a las repúblicas de Bosnia-Herzegovina, Croacia, Eslovenia, Macedonia, Montenegro y Serbia.

El gobierno del presidente yugoslavo Slobodan Milosevic fue objeto de sanciones económicas internacionales en dos ocasiones por su acciones en esas guerras civiles.

El año pasado, Serbia fue bombardeada durante 11 semanas, desde fines de marzo, por la Organización del Tratado del Atlántico Norte, la cual alegó que esos ataques eran necesarios para evitar un genocidio impulsado por Milosevic contra las personas de origen albanés en la provincia separatista de Kosovo.

El resultado de los conflictos de los años 90 es el total aislamiento, el empobrecimiento de un país antes próspero, y el enriquecimiento sin precedentes de quienes gobiernan, mediante el control del comercio de bienes que se volvieron escasos por las sanciones económicas.

"Serbia vive lo que puede llamarse una evolución social negativa, aunque esa categoría es difícil de encontrar en las ciencias sociales", afirmó el profesor de derecho Dragor Hiber.

"Lo único que funciona en la sociedad es el circuito que vincula a los gobernantes con la economía y el crimen organizado", enfatizó.

"Cada uno de los integrantes de ese círculo vicioso se vale de los otros dos. Los gobernantes se apoyan en el crimen organizado y en el control de la economía, la economía depende de los gobernantes y de los criminales, y las reglas del mundo del crimen prevalecen en la política y la economía", explicó.

"Todas las instituciones sociales clásicas estan muertas. En los últimos 10 años, el único objetivo del régimen fue mantenerse en el poder con el viejo estilo comunista de los años 50 y 60, que incluye la represión de los opositores", dijo Grubac a IPS.

En los últimos años, la mayoría del parlamento que respalda a Milosevic aprobó la Ley de Información, que permite la supresión de medios de comunicación independientes que critiquen al gobierno, y la Ley de la Universidad, que fue empleada para expulsar a muchos profesores disidentes.

Otras leyes permitieron que el Poder Ejecutivo designara a las autoridades de centros de salud y escuelas primarias.

"Todo esto implica una dictadura al estilo de los césares, que lleva al totalitarismo y a una difusa represión", dijo a IPS el profesor Cedomir Cupic, de la facultad de ciencias políticas de la Universidad de Belgrado.

"El régimen crea una especie de caos controlado, en el cual puede ejercer el poder cómodamente", añadió.

Analistas políticos opinan que el creciente descontento de la población por las penurias económicas lleva al régimen a profundizar su política represiva, con la intención de establecer un estado de emergencia.

"Eso significaría una suspensión de todos los derechos", apuntó Cupic, quien piensa, como otros expertos, que la situación sólo podrá mejorar un cambio radical y completo del actual régimen, en "un proceso largo y doloroso que aún no ha comenzado". (FIN/IPS/tra-eng/vpz/sm/ego/mp/ip/00)

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