SRI LANKA: Avance militar insurgente afecta negociaciones de paz

El intento noruego de mediar entre el gobierno de Sri Lanka y los separatistas Tigres por la Liberación de la Patria Tamil está en peligro por la reactivación de las hostilidades, con varios triunfos militares de los insurgentes.

Ambas partes en conflicto habían acordado reunirse en Oslo durante este mes o en junio, para buscar soluciones a la guerra civil por motivos étnicos, que ha durado 17 años y es una de las más prolongadas del mundo.

Sin embargo, una serie de batallas ganadas por los Tigres puso al gobierno a la defensiva, en medios oficialistas se maneja la posibilidad de solicitar asistencia militar de India, y muchos observadores piensan que no será posible reanudar el diálogo hasta que las autoridades superen la actual crisis.

Unos 40.000 soldados del gobierno quedaron cercados en la península septentrional de Jaffna, luego que los Tigres se apoderaron del único paso que une esa región con el resto del país.

Los insurgentes avanzan hacia la ciudad de Jaffna, que fue uno de sus bastiones hasta que el ejército los expulsó de allí hace cinco años.

Diarios y canales de televisión informaron que Sri Lanka está buscando la ayuda militar de India para evacuar a las tropas atrapadas en la península.

Los integrantes de la etnia tamil son menos de un quinto de la población del país, de 19 millones. Los Tigres afirman que sus derechos son violados por la mayoritaria etnia cingalesa, y aspiran a la formación de un país independiente.

Algunos analistas piensan que los Tigres lanzaron su ofensiva para participar en las negociaciones desde una posición de fuerza.

"Deseo que (los rebeldes) busquen la opción pacífica, pero el hecho es que, una vez más, la paz es un un bien que se nos escapa de las manos", declaró Joseph Parajasingham, un parlamentario y dirigente tamil.

"La paz se ha roto en pedazos", afirmó el destacado dirigente político tamil y ex líder guerrillero Douglas Devananda.

Las perspectivas de una solución pacífica del conflicto, que ya ha causado más de 60.000 muertes y ha drenado las arcas del Estado, resurgieron en febrero, cuando Noruega se ofreció para intentar que los beligerantes volvieran a la mesa de negociaciones.

Tras esa iniciativa, la presidenta Chandrika Kamaratunga y el principal dirigente de la oposición, Ranil Wickremasingue, mantuvieron reuniones para zanjar diferencias políticas y allanar el camino hacia las conversaciones de paz con los Tigres.

Sin embargo, la oposición política mantiene importantes objeciones a la propuesta de paz planteada hace algunos años por Kumaratunga, que se basa en otorgar mayor autonomía a las provincias.

El gobierno y los Tigres se reunieron por última vez en abril de 1995, pero enseguida reanudaron las hostilidades. Ese año, las tropas oficialistas lograron capturar la plaza fuerte de los rebeldes de Jaffna, que cuenta con 500.000 habitantes y es la capital cultural tamil.

Desde entonces, Jaffna se transformó en el cuartel general de las fuerzas del gobierno en el norte.

"Las proyectadas negociaciones de paz siguen suspendidas por ahora. El gobierno está más preocupado acerca de la manera de evacuar a los 40.000 soldados atrapados en Jaffna", se afirmó en el editorial de un diario, expresando la opinión mayoritaria de los medios de comunicación.

Lakhsman Gunasekera, editor asociado del diario estatal Sunday Observer, declaró sin embargo que "hay demasiada ansiedad acerca de Jaffna", y que los rebeldes negociarán aunque se apoderen de esa ciudad.

Otros medios de comunicación aconsejaron al gobierno que busque ayuda militar externa para enfrentar a los rebeldes antes de negociar.

El diario independiente Island opinó que es necesario un viaje de la presidenta o de un ministro del gabinete a países vecinos, para pedir asistencia y salvar a Jaffna.

"Es obvio que el gobierno debe apelar ahora a la ayuda extranjera que tan urgentemente necesita. Si los terroristas tienen armas contra las cuales las fuerzas del gobierno no pueden competir, es preciso combatirlos con pertrechos provenientes de países vecinos como India, Pakistán y Bangladesh", apuntó.

Island sostuvo el martes que las autoridades debían buscar ayuda de Pakistán, China e incluso Estados Unidos para luchar contra los Tigres.

El periódico estatal Daily News señaló en un editorial, sin embargo, que no basta con derrotar a los Tigres en el campo de batalla.

"El ejército puede vencer mañana pero si las diferencias con las minorías no se resuelven en términos políticos, no será posible que haya paz", expresó.

Muchos observadores piensan que los reveses sufridos por el gobierno en Jaffna conducirán a una intervención militar de India.

Los influyentes dirigentes religiosos budistas piden la intervención de India en Jaffna, aunque se opusieron a fines de los años 80 a la presencia en el país de tropas indias, para garantizar el cumplimiento de un acuerdo entre Colombo y Nueva Delhi, firmado en 1987, que buscó solucionar la cuestión tamil.

En India hay 50 millones de tamiles, la mayoría de los cuales habitan en el estado meridional costero de Tamil Nadu y mantienen estrechos vínculos con los de Sri Lanka.

El acuerdo de 1987 no fue aceptado por los Tigres, y la presencia de tropas indias en Sri Lanka agudizó el conflicto.

Durante el fin de semana, monjes budistas de Sri Lanka se reunieron con un representante diplomático de India en Colombo, y le pidieron que Nueva Delhi brinde apoyo aéreo y naval a las tropas del gobierno de Kumaratunga.

Las derrotas del ejército en Jaffna han exacerbado los ánimos de los movimientos políticos cingaleses de línea dura. La semana pasada, la facción intransigente Sinhala Urumaya (SU) del Partido del Patrimonio Cingalés, fue acusado de sabotear los intentos de lograr la paz.

Ese partido "puede polarizar aun más el conflicto, al estimular sentimientos antitamiles entre los cingaleses", comentó con preocupación Rohan Eridisinha, un experto en asuntos constitucionales y profesor de derecho en la Universidad de Colombo.

"Defienden la política del odio y exigen que los rebeldes sean eliminados por compelto antes de ofrecer una solución pacífica a los tamiles", agregó.

Dirigentes de SU y otros destacados políticos cingaleses se oponen a la negociación con los Tigres y sospechan de la mediación de Oslo, ya que acusan a Noruega de ser uno de los países que brindan ayuda a los Tigres en secreto. (FIN/IPS/tra- eng/fs/mu/js/ego/mp/ip/00)

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