La cuarta parte de la población de Serbia sufre problemas mentales graves, lo cual no debería extrañar en un país que vive en guerra hace un decenio, según psicólogos que asistieron en esta capital a una conferencia nacional.
La guerra civil estallada en 1991, al principio entre Croacia y Bosnia-Herzegovina, desintegró a la antigua y próspera Yugoslavia, federación integrada por esas dos repúblicas y Eslovenia, Macedonia, Montenegro y Serbia.
La persistencia de la crisis política es atribuida por los observadores al gobierno de la federación compuesta hoy por Montenegro y Serbia, presidido por el serbio Slobodan Milosevic.
Partidarios o no de Milosevic, los serbios fueron colectivamente castigados por estrictas sanciones internacionales contra el país, que dejaron la economía peor que luego de la ocupación alemana en la segunda guerra mundial (1939-1945).
Lo peor ocurrió a raíz de la represión del régimen de Milosevic a la provincia de Kosovo, de mayoría albanesa, porque 7,5 millones de serbios sufrieron el año pasado 11 semanas de bombardeos desde aviones de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Unas 2.000 personas murieron por los ataques de la OTAN, mientras los sobrevivientes aún sufren las consecuencias de la destrucción de las fábricas donde trabajaban, la infraestructura que usaban y las casas que habitaban.
Los bombardeos dieron origen a una ola de insatisfacción popular con el régimen y perturbaciones sin precedentes en esta sociedad dividida. Muchos temen que estalle otra guerra civil, esta vez entre los partidarios del gobierno y la oposición.
Psicólogos y psiquiatras reunidos en Belgrado afirmaron que los serbios se muestran apáticos, un síntoma de depresión. Y la depresión no suele conducir a cambios o al desarrollo.
"Es muy duro afirmar que nuestra sociedad esta 'enferma', pero se puede afirmar que en la actualidad Serbia tiene millones de personas que sufren traumas psicológicos", dijo Milan Popovic, profesor de psiquiatría en la facultad de medicina de Belgrado.
"Vivimos hace 10 años en una tensión constante que se agudizó con los ataques de la OTAN. La mente de la gente no pudo quedar intacta. La apatía es apenas el costado más visible de la depresión", señaló.
Expertos en estadística médica afirmaron en una mesa redonda sobre la crisis en el sistema sanitario serbio que los casos de depresión en Belgrado aumentaron 40 por ciento en los últimos 10 años. Por cada caso registrado hay por lo menos cuatro que no lo éstán, agregaron.
El medicamento más popular entre los serbios es el tranquilizante Bensedina (diazepam), muy asequible. Más de tres millones de tabletas de Bensedina son consumidas diariamente, señaló Galenika, principal firma farmacéutica del país.
El psicólogo Jovan Maric, con frecuente presencia en medios de comunicación, sostuvo que "la depresión es el estado mental predominante en este país".
"La tensión acumulada durante 10 años ha causado un estado de cansancio crónico. La tensión entre los serbios estuvo acompañada durante la década por la caída del nivel de vida y la desnutrición en los sectores más pobres", dijo el experto en medicina social Vuk Stambolovic.
"La gente se despierta cada mañana con una angustia constante, expresada en la pregunta '¿cuál será el próximo golpe que sufriré yo y mi familia?"', agregó.
La Facultad de Filosofía de Belgrado calculó que más de 50 por ciento de los serbios viven en un estado de constante preocupación y malhumor.
"Es un círculo vicioso que no se rompe. La gente está constantemente preocupada de que la situación empeore, con una nueva guerra civil o escasez de víveres. Esto se agrega a sus pensamientos de angustia y su mal humor empeora", concluyó el estudio.
"La situación es peor en grupos de población que dependen de otros, como niños, adolescentes, embarazadas, madres con niños pequeños, ancianos, refugiados", sostuvo Popovic.
Serbia alberga hoy a un millón de refugiados, la mayoría serbios procedentes de Croacia, Bosnia-Herzegovina y Kosovo. "Están en situación desesperada. Muchos perdieron seres queridos, propiedades, todo. Se puede asegurar, a pesar de la falta de estudios, que su salud mental es muy mala", dijo.
"La gente parece haber perdido la esperanza. En los últimos 10 años, muchos invirtieron su energía en protestas contra el gobierno, pero los cambios no llegaron. Esa es otro de los factores que los hundió en la apatía", observó.
Hubo grandes protestas contra Milosevic en 1991, 1992, 1993, y entre noviembre de 1996 y marzo de 1997. También hubo manifestaciones masivas en el verano (boreal) de 1999, después de que finalizaron los ataques de la OTAN.
Maric consideró poco probable que se registren acciones colectivas debido a la apatía y el miedo.
"La ola de arrestos masivos de opositores y la propaganda de guerra del régimen, que califica de terroristas a todos los disidentes, tuvo efecto. El temor inducido es otra arma del gobierno para que la gente agache la cabeza", expresó Maric.
La mala salud mental de la nación serbia abona un terreno ya fértil para las manipulaciones, sobre todo a manos de la prensa controlada por el régimen.
"Esa es la única manera de explicar cómo la propaganda oficial insiste en que se ganó la guerra contra la OTAN y en que Kosovo quedó en manos de Serbia", acotó.
En realidad, Kosovo es administrada por la Organización de las Naciones Unidas hace un año, mientras todas las fuerzas de seguridad yugoslavas y más de 200.000 serbios abandonaron la provincia. (FIN/IPS/tra-eng/vpz/sm/ego/mj/ip he/00