El Consejo de Seguridad de la ONU está paralizado sobre la imposición de un embargo de armas a Etiopía y Eritrea un día después del vencimiento del plazo que el mismo organismo dio a esos dos países poner fin a los combates.
La reanudación de los choques armados costó desde el viernes entre 50.000 y 70.000 vidas en ambos países del Cuerno de Africa, se estimó.
Además, la guerra fronteriza agrega nuevos padecimientos a los civiles, afectados por una dura sequía, destacó Catherine Bertini, directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos y enviada especial de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) para la sequía en el Cuerno de Africa.
El Consejo discutió las medidas a tomar el lunes y martes a puertas cerradas. Estados Unidos había presentado un proyecto de resolución sobre un embargo de armas contra ambos países y una prohibición de viajes para los líderes de Etiopía solamente, dado que Eritrea aceptó reanudar las negociaciones.
Un embargo "enviaría una señal muy fuerte" a ambas partes y "degradaría su capacidad bélica", declaró Nancy Soderberg, embajadora de Estados Unidos.
El proyecto de resolución de Rusia, en cambio, no incluía un embargo de armas sino que sugería una nueva misión del Consejo a la región.
Para el martes por la noche, solo quedaba una moción sobre la mesa, y la cuestión del embargo permanecía sin resolver. El nuevo proyecto también descartó la idea de una prohibición de viajes.
El embajador de Rusia, Sergey Lavrov, dijo que consideraría "solo un embargo de armas limitado en el tiempo".
"No debemos repetir errores del pasado. Los embargos eternos e ilimitados nunca funcionan", declaró.
Once miembros del Consejo apoyan la posición de Rusia, mientras que cuatro (Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá y Holanda) son partidarios de un embargo ilimitado.
El Consejo adoptó el viernes por unanimidad una resolución de condena a la reanudación de los combates y dio a Etiopía y Eritrea 72 horas (hasta el lunes por la noche) para detener la violencia, so pena de sanciones.
Ambos países del Cuerno afirman que hicieron avances y mataron a decenas de miles de soldados enemigos.
Según diplomáticos de la región, Etiopía probablemente rompió las líneas de Eritrea y avanzó unos 10 kilómetros dentro de su territorio.
"Las diferencias entre ambos países son relativamente pequeñas, y creo que con un poco de paciencia y esfuerzo se pueden resolver pacíficamente", declaró el secretario general de la ONU, Kofi Annan.
La guerra en el Cuerno de Africa se reanudó el viernes 12, un día después que la misión de la ONU abandonó la región.
La Organización de Unidad Africana medió en el conflicto fronterizo y elaboró un acuerdo marco que incluye el repliegue de fuerzas de las fronteras y el establecimiento de una comisión neutral para vigilar la zona disputada.
La misión de la ONU, encabezada por el embajador estadounidense Richard Holbrooke, regresó de la región la semana pasada.
Originalmente, la delegación debía visitar la República Democrática de Congo para estudiar la viabilidad del despliegue de fuerzas de paz en la vasta región de los Grandes Lagos, pero terminó visitando otros países problemáticos: Ruanda y Uganda, y Etiopía y Eritrea.
En un informe al Consejo el jueves, la misión advirtió que "ambas partes están al borde de reanudar una guerra sin sentido por pequeñas diferencias técnicas". Los combates se reanudaron al día siguiente.
Así mismo, la misión destacó que los preparativos de la guerra desvían la atención y los recursos necesarios para aliviar los efectos de la sequía.
Unos dos millones de refugiados y desplazados internos reciben ayuda del Programa Mundial de Alimentos, pero ahora llegar hasta los desplazados dentro de Etiopía y Eritrea "se ha vuelto difícil, si no imposible, debido a la guerra", lamentó Bertini.
Pero "el problema es mayor" que esos dos países, porque la falta de agua y alimentos aflige a ocho naciones de la región, destacó la funcionaria, y agregó que, si continúa la sequía, "la inseguridad alimentaria aumentará".
El Cuerno sufrió tres años consecutivos de sequía. Aunque la crisis alimentaria "todavía no es hambruna, podría serlo a menos que se realicen los esfuerzos necesarios", advirtió Bertini, y añadió que 13 millones de personas "están en riesgo". (FIN/IPS/tra-en/jw/da/mlm/ip-dv/00