Las elecciones municipales y provinciales de Ecuador consolidaron el avance de una alianza entre partidos de izquierda, el movimiento indígena y organizaciones sociales.
La alianza del Movimiento Plurinacional Pachakutik, Izquierda Democrática (ID), el Movimiento Popular Democrático (MPD), el Partido Socialista y Ciudadanos Nuevo País triunfó en los comicios del domingo e n la Sierra, en algunas provincias de la Amazonia y en la capital de Esmeraldas, provincia costeña limítrofe con Colombia.
Dentro de esa alianza, los grandes triunfadores son Pachakutik, expresión política de la Confederación de Nacionalidades Indígenas d el Ecuador (Conaie), organizaciones sociales y no gubernamentales, y la ID, partido socialdemócrata liderado por ex presidente Rodrigo Borja (1988-1992).
En Quito ganó la alcaldía el general retirado Paco Moncayo, quien obt uvo 53 por ciento de los votos y se perfila como candidato presidencial para las elecciones de 2002.
Moncayo fue jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas en la guerra entre Ecuador y Perú en 1995, y apoyó la rebelión popular del 21 de enero, dirigida por el movimiento indígena con apoyo de militares progresistas.
ôEn toda al Sierra, sectores del Oriente y Esmeraldas hay un apoyo clar o de la población a los sectores vinculados con la rebelión de eneroö, d ijo el dirigente indígena Miguel Lluco, coordinador nacional de Pachakutik.
El crecimiento de Pachakutik, que obtuvo 19 alcaldías y cinco gobiernos provinciales, demuestra el respaldo directo al movimiento Indígena y las organizaciones sociales en diversas regiones.
ôHemos demostrado que no solo tenemos el poder de movilizar grandes masas para realizar un levantamiento, tomar una ciudad o cortar las carreteras. También triunfamos en las urnas aunque no tenemos dinero para gastar en publicidad como los partidos de la derechaö, aseguró Lluco.
El dirigente sostuvo que las elecciones determinaron un castigo a los últimos gobiernos, que han intentado imponer un modelo económico ôajen o a las aspiraciones comunitarias de la población indígena en particular y d e justicia para los ecuatorianos en generalö.
ôEs un castigo a la corrupción de esos gobiernos, un rechazo a las medidas económicas que van contra el poder adquisitivo de la mayoría de los ecuatorianos, un no a la intervención norteamericana en nuestro territorio y a la participación ecuatoriana en la guerra interna de Colombiaö, dijo Lluco.
Pachakutik ha demostrado un trabajo serio en las alcaldías donde los alcaldes de ese sector fueron reelectos, con representación del pueblo y las comunidades en cabildos populares que deciden presupuestos y acciones, explicó.
ôEn esas localidades, el trabajo colectivo en favor de todos, lo que nosotros denominamos la 'minga', y la participación de la gente ayudó a sacar adelante a sectores olvidados por siglosö, argumentó.
Para Lluco la unidad de los sectores progresistas en una alianza ha sido un gran paso que compromete a sus participantes a realizar un trabajo cada vez más pluralista, olvidando sectarismos y protagonismos del pasado.
ôLas elecciones fueron un mensaje para el gobierno y los sectores poderosos de este país, pero también para los movimientos sociales y la izquierda, que debemos demostrar la capacidad de consolidar la unidadö, arguyó.
Para Lluco, también es necesario fortalecer la alianza del movimiento indígena, las organizaciones sociales, campesinas y no gubernamentales, lo s grupos de mujeres y todos los sectores que confluyen en Pachakutik, que dan un soporte organizativo al triunfo electoral.
El dirigente sostuvo que las reivindicaciones indígenas y sociales no s e terminan en un triunfo electoral, si no que deben apoyarse en la capacidad de movilización de esos sectores.
En ese sentido, aseguró que están expectantes ante el paquete econó mico que anunciará el gobierno las próximas semanas para cumplir con las exigencias de la carta de intenciones firmada con el Fondo Monetario Internacional.
ôLa rebelión de enero fue el primer mensaje que dimos. Ahora vino un mensaje electoral. Esperamos que el gobierno del presidente (Rafael) Noboa comprenda la realidad del país y dialogue para buscar salidas conjuntasö , advirtió.
El dirigente enfatizó en la necesidad de que el gobierno no intente imponer ôun proyecto como la dolarización, que trae más inflación y solo favorece a unos pocosö.
La participación de los indígenas en la política formal se consolida, y, en lo inmediato, el gobierno de Noboa está obligado a repensar sus accione s hacia los sectores sociales.
Luego de las elecciones, Noboa negó que el resultado influya en las medidas gubernamentales. Sin embargo, medidas económicas anunciadas para los próximos días se postergaron hasta mediados de junio.
Algunos portavoces del gobierno afirman que se requiere más compensaciones sociales de las que se habían anunciado y un escalonamiento en el aumento de precios del gas y de los combustibles.
Esas medidas tienen, según observadores, la intención e frenar un levantamiento popular similar o aun más contundente que el de enero.
En la Costa, los resultados de los comicios afianzaron al derechista Partido Social Cristiano (PSC), ganador del gobierno provincial de Guayas y la alcaldía de Guayaquil, ciudad más poblada de este país y principal centro comercial.
El PSC comparte la mayoría de las alcaldías costeñas con el populis ta Partido Roldosista (PRE) del ex presidente Abdalá Bucaram, destituido por el parlamento en febrero de 1997, hoy exiliado.
La Democracia Popular (DP) de los ex presidentes Oswaldo Hurtado (1980-1984) y Jamil Mahuad redujo su representatividad a unas pocas alcaldías de ciudades pequeñas en las tres regiones.
En Guayaquil, el triunfador fue Jaime Nebot, candidato presidencial del PSC en 1992, cuando triunfó Sixto Durán Ballén, y en 1996, cuando fue derrotado por Abdalá Bucaram.
El PSC exige la autonomía política y económica de la provincia del Guayas. Sus dirigentes amenazaron en varias oportunidades con separar su provincia del resto del país si no eran atendidas las demandas de empresarios y banqueros de la región.
El abrupto cambio del mapa político ecuatoriano el domingo proyecta la clara regionalización de las tendencias políticas con una Costa volcada hacia la derecha y el populismo y una Sierra de izquierda y centroizquierda.
Quedó así de manifiesto una localización de dos proyectos distintos de país que, tarde o temprano, podrían enfrentarse provocando una balcanización del Ecuador.
Para el analista político Felipe Burbano de Lara, estas elecciones mostraron como ninguna otra la fractura política que vive Ecuador.
ôSu virtud es haber mostrado con mayor transparencia el fenómeno local y provincial, y las 'fronteras internas' que han surgido al interior del Ecuadorö, argumentó Burbano. (FIN/IPS/kl/mj/ip/00)