El Movimiento de Países No Alineados reiterará este fin de semana su rechazo a la doctrina de "intervención humanitaria", que gana terreno en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para justificar acciones militares como la dirigida contra Yugoslavia en 1999.
Los ministros de relaciones exteriores de las 114 naciones en desarrollo que integran el movimiento se reunirán en la ciudad noroccidental colombiana de Cartagena, y se proponen reafirmar la no intervención en los asuntos internos de Estados soberanos, uno de los principios básicos de la Carta de la ONU.
En una propuesta de declaración de la reunión ministerial se "condena toda acción o amenaza de acción militar unilateral, incluyendo la intervención humanitaria, contra la soberanía integridad territorial e independencia de los integrantes del movimiento".
Representantes de algunos países miembros sugirieron que la declaración se refiera a "la llamada intervención humanitaria", a fin de señalar que el concepto puede ser empleado como pretexto para la agresión armada. La redacción final se decidirá durante el encuentro de este fin de semana.
El Movimiento de Países no Alineados es la mayor organización política de naciones en desarrollo, ya que el llamado Grupo de los 77, de 133 integrantes, se ocupa de asuntos económicos.
Los países industrializados alegan que la ONU tiene derecho a intervenir en conflictos internos por motivos humanitarios, aun sin autorización del gobierno correspondiente, en especial si hay violaciones masivas de los derechos humanos, como en la provincia separatista yugoslava de Kosovo el año pasado, o genocidio, como en Ruanda en 1998.
La Organización del Tratado del Atlántico Norte, con liderazgo de Estados Unidos, bombardeó Yugoslavia durante 78 días, y arguyó que esa acción era necesaria para detener la violación de los derechos humanos de la etnia albanesa en Kosovo.
El ex presidente sudafricano Nelson Mandela criticó a Estados Unidos y Gran Bretaña, miembros permanentes con derecho a veto del Consejo de Seguridad de la ONU, por no haber buscado una autorización explícita del Consejo para los bombardeos, en una entrevista publicada por un diario británico el miércoles.
"El mensaje (de esa acción estadounidense y británica) fue que cualquier país que tema no lograr la autorización del Consejo puede realizar acciones unilaterales. Eso significa crear el caos en los asuntos internacionales, y que cada nación haga lo que quiera", comentó.
Mandela también criticó a Washington y Londres por sus ataques sistemáticos contra aviones de Iraq en la llamada "zona de exclusión de vuelos" sobre territorio iraquí, cuyo establecimiento no fue autorizado por el Consejo de Seguridad.
El secretario general de la ONU, Kofi Annan, pidió el año pasado a los 188 integrantes de la Asamblea Genral del Foro Mundial que se unieran en la búsqueda de políticas más eficaces para detener el asesinato en masa organizado y otras violaciones graves de los derechos humanos.
"Enfaticé que la intervención abarca un amplio rango de acciones, desde la diplomacia hasta la acción militar, pero mi mención de esa última opción causó una gran controversia en el debate posterior", recordó Annan el lunes, al presentar un plan sobre objetivos y tareas de la ONU en el siglo XXI.
El secretario general comentó que algunos críticos están preocupados por la posibilidad de que el concepto de "intervención humanitaria" se transforme en un pretexto para "interferencias innecesarias" en los asuntos internos de naciones soberanas.
Otros piensan que movimientos separatistas podrían provocar en forma deliberada a los gobiernos de sus países, para que cometan graves violaciones de los derechos humanos y den motivo a intervenciones externas que favorezcan los intereses de esos movimientos, indicó.
También hay quienes señalan que las dificultades y los costos inherentes a la "intervención humanitaria", así como diversos intereses nacionales, hacen que esa práctica tenga escasa coherencia, salvo por el hecho de que los países débiles son los que tienen mayores probabilidades de verse afectados, apuntó.
"Reconozco la fuerza y la importancia de esos argumentos, y acepto que los principios de soberanía y de no intervención ofrecen una protección crucial a las naciones pequeñas y débiles", enfatizó Annan.
La "intervención humanitaria" es un asunto delicado y cargado de cuestiones políticas, sobre el cual no hay respuestas simples, admitió.
"Sin embargo, ningún principio legal, ni siquiera el de soberanía, debe proteger crímenes contra la humanidad", añadió el secretario general en su documento, que será disutido del 6 al 8 de septiembre por unos 150 gobernantes del mundo, en la Cumbre del Milenio organizada por la ONU en Nueva York
Cuando se cometen esos crímenes, y los medios pacíficos para ponerles fin se agotan, el Consejo de Seguridad tiene el deber moral de actuar en nombre de la comunidad internacional, sostuvo Annan.
"El hecho de que no podamos proteger a la gente en todos los lugares del mundo no es una excusa para no hacer lo que podemos. La intervención armada es siempre la última opción, pero no debe descartarse como medio de evitar el asesinato masivo", alegó.
"Si la intervención humanitaria fuera una violación inaceptable de la soberanía, ¿qué deberíamos hacer ante situaciones como las que se produjeron en Ruanda o Srebrenica, con violaciones graves y sistemáticas de los derechos humanos, contrarias a todas las normas humanitarias que compartimos?", preguntó.
La ONU asumió en noviembre su responsabilidad por la muerte en julio de 1995 de miles de musulmanes bosnios en la ciudad bosnia de Srebrenica, a manos de fuerzas serbias que la invadieron cuando estaba bajo protección de 150 integrantes holandeses de una fuerza de mantenimiento de la paz del foro mundial, y había sido declarada "área de seguridad".
"La principal lección de Srebrenica es que los intentos deliberados y sistemáticos de aterrorizar, expulsar o asesinar al conjunto de una población deben ser enfrentados con todos los medios necesarios para evitarlos", enfatizó Annan. (FIN/IPS/tra- eng/td/da/mp/ip hd/00