Un proyecto de Convención contra el Crimen Transnacional Organizado será el asunto central de la conferencia de ocho días que la ONU comenzará el lunes en Viena.
El borrador del tratado debe estar listo para ser votado en la Asamblea del Milenio de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), prevista para el 5 de septiembre.
La convención a discutirse no es la primera tentativa de la comunidad internacional por combatir la delincuencia. Ya hay en vigor tratados internacionales contra el tráfico de drogas y el lavado de dinero ilegal.
Pero falta algún instrumento poderoso para combatir todas las formas de delincuencia internacional organizada y se confía en que ese vacío se llenado por la convención a discutirse en Viena.
El acuerdo contará con protocolos adicionales para controlar el tráfico ilegal de personas y de armas de fuego.
Uno de sus principales objetivos es armonizar los sistemas legales nacionales, cuyas diferencias han dificultado la colaboración entre países en la lucha contra la delincuencia internacional.
El segundo es determinar estándares para la legislación interna, de tal modo que la lucha contra el crimen organizado sea realmente eficaz.
La reunión de Viena llevará el título de décimo Congreso de la ONU para la prevención del delito y el tratamiento de los delincuentes. Los congresos anteriores se realizaron en Ginebra (1955), Londres (1960), Estocolmo (1965), Kyoto (Japón, 1970), Ginebra (1975), Caracas (1980), Milán (1985), La Habana (1990), El Cairo (1995).
En un etapa especial de la conferencia, a realizarse los días 14 y 15, participarán jefes de Estado y de gobierno para exponer sus puntos de vista en materia de cooperación internacional contra el crimen organizado.
El tratado en preparación contempla incluso la tipificación y penalización de delitos de corrupción y de ilícitos de empresas y la represión del lavado de dinero ilegal.
También habrá normas para una eficaz persecución de los delincuentes y, al respecto, se promueve la aceleración y el aumento del alcance del instituto de la extradición y la protección de los testigos en las causas criminales.
Así mismo, los redactores del borrador del tratado apuntan al desarrollo de una serie de protocolos con medidas para combatir otras actividades específicas del crimen organizado.
La globalización ha contribuido a la apertura de las fronteras, las barreras al comercio se han debilitado e incluso desaparecido en varios casos, y la información circula a alta velocidad.
"Como los negocios están en auge, también lo está el crimen transnacional organizado", consignó la Onu en un informe preparado para el congreso de Viena.
"Nunca hubo tantas oportunidades en materia económica para tantas personas" como ahora. "Y las organizaciones criminales tampoco habían tenido jamás tantas oportunidades para aprovecharse del sistema", señaló Pino Arlacchi, director ejecutivo de la Oficina de la ONU para el Control de las Drogas y la Prevención del Delito.
"Comparado con el crimen organizado de los año 90, Al Capone fue sólo un pequeño matón de ambiciones y horizonte limitados", se afirmó en el Informe Global 1999 sobre Delito y Justicia, de la ONU.
Pero no sólo los delincuentes internacionales han modernizado su organización. También la persecución del delito logró triunfos.
Al respecto, el informe de la ONU para la reunión de Viena destaca que Colombia ha quebrado a dos poderosos carteles de la cocaína, el de Cali y el de Medellín, y capturado o abatido a sus jefes.
Los ingresos de los contrabandistas colombianos de cocaína a cayeron de 4.000 millones de dólares en 1984 a 2.000 millones en 1997, de acuerdo con el documento.
En Bolivia, la combinación de la represión y de un programa de sustitución de cultivos ilícitos ha debilitado la economía de la coca, cuya participación en el producto interno bruto cayó de 9,2 por ciento hace 10 años a tres por ciento en la actualidad.
Uno de los más famosos narcotraficantes del llamado Triángulo de Oro (frontera entre Laos, Birmania y Tailandia) ha negociado con las autoridades su abandono de esa activilidad criminal.
También la mafia ha recibido en Italia golpes demoledores. En Palermo, capital de Sicilia y bastión de la mafia, sólo se registraron siete homicidios en 1998, y ninguno fue atribuido a esa histórica organización criminal, que en 1992 dio muerte a 200 personas.
Pese a esas victorias, las bandas delictivas internacionales siguen extendiendo sus tentáculos, mientras se ocultan de sus perseguidores en países "seguros" o modifican las rutas de su tráfico, advirtió la ONU.
"Los estados coinciden en que es necesario llevar la represión al área internacional para acabar con esta amenaza", concluyeron los redactores del informe. (FIN/IPS/tra-en/raj/sm/ff/00